Promover la biodiversidad contribuye a generar sistemas productivos pecuarios sostenibles que facilitan una alimentación saludable para los animales y, por extensión, también para los humanos. Así lo indicó Pablo Gregorini, investigador argentino radicado en Nueva Zelanda, durante una conferencia ofrecida en el Congreso Lechero CREA que se llevó a cabo recientemente en la ciudad de Rosario.
“Nos enfrentamos a grandes desafíos que se pueden ver como tormentas que se vienen encima, pero en realidad nos indican un cambio en el cual se nos pide que tengamos enfoques alternativos en el uso de nuestros territorios para que se basen en servicios ecosistémicos”, explicó Gregorini.
Gregorini participó de una investigación, publicada en 2017 (“Grazing management: setting the table, designing the menu and influencing the diner”), en la cual se expuso a corderos a una misma dieta pero con diferentes cualidades orosensoriales.
“Lo que se observó es que al alimentar a corderos con el mismo balance nutricional y cambiar simplemente el sabor de la comida, animales que se enfrentaron diariamente a diferentes sabores con la misma dieta tuvieron emociones favorables que se evidenciaron en un mayor consumo y mejores eficiencias de conversión, respecto de aquellos que experimentaron monotonía en el consumo”, expuso el investigador en un artículo publicado por Contenidos CREA.
Otra investigación en la que participó Gregorini (“It is not just what is fed but how we serve it through time-A varied pasture-based diet increases intake of lambs; 2022”) consistió en evaluar, durante tres años, el impacto de diferentes dietas de base pastoril en corderos, las cuales consistieron en una oferta única de alfalfa o de raigrás, una combinación de ambas con la suma de achicoria y llantén y, finalmente, todas las anteriores pero de manera alternada e introduciendo el factor sorpresa en la dieta. Mientras que los corderos del primer grupo registraron una ganancia de peso promedio de 227 gramos/día, los del segundo y tercer grupo experimentaron 296 y 378 gramos/día respectivamente.
“Con dietas más diversas y variadas los animales tiene mejor performance y por lo tanto se necesita una menor asignación por animal de recursos tanto en materia seca como en metros cuadrados”, remarcó.
“Tenemos que salir de esa monotonía en los sistemas pastoriles para promover diseños más diversos y funcionales. Podemos diseñar manejos de pastoreos profilácticos y terapéuticos”, aseguró.
El investigador manifestó que contribuir a la salud de los animales y del ambiente es también promover la nuestra propia, dado que la salud proviene de consumir alimentos sanos provenientes de ambientes saludables.
Otra investigación (“A diverse diet as an alternative to ryegrass can improve the total antioxidant status of dams at lambing”, 2022) mostró que dietas diversas de base pastoril contribuyen a reducir los niveles de estrés de las ovejas para concebir a corderos más saludables.
Otra línea de investigación, que está en pleno desarrollo, consiste en estudiar la relación entre el consumo de alimentos más complejos en términos bioquímicos con indicadores clave de la salud humana.
Gregorini remarcó que el diseño de paisajes productivos sostenibles y éticos en las diferentes actividades productivas contribuye a incrementar la microbiota presente en el suelo, las plantas, los animales y, finalmente, los humanos. Se trata de un componente clave que se encuentra asociado a un estado de salud óptimo.
“Así como existen diferentes tipos de vinos y de quesos, también existen distintos tipos de sistemas pastoriles; el pasto es más que solo pasto”, resumió.
Gregorini es profesor de Producción Ganadera en Lincoln University (Nueva Zelanda), director del Lincoln University Pastoral Livestock Production Lab y coordinador del Lincoln University Centre of Excellence for Designing Future Productive Landscapes. También integra el International Scientific Board of ALEPH (Interdisciplinary consortium of scientist working on ‘the role of Animal Foods in Healthy, Sustainable and Ethical Diets).
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