Nos sucedió en Brasil un año atrás: la imagen de un gremialismo agropecuario absolutamente fragmentado y dividido que nos ofrece la Argentina, contrata notablemente con la unidad casi monolítica que muestra el agro brasileño para negociar sus cosas con las autoridades. La Confederación Nacional de Agricultura y su notable influencia sobre la bancada ruralista finalmente es una de las claves del éxito de la política agropecuaria en el gigante sudamericano, porque garantiza la continuidad de los planes más allá de los gobiernos.
Nos sucede ahora en Paraguay: Bichos de Campo visitó allí la Unión de Gremios de la Producción (UGP) y habló con uno de sus fundadores y su actual presidente, Héctor Cristaldo. La misma postal: la unidad de todos los gremios de la cadena agropecuaria de ese país ha sido una de las claves para multiplicar las cosechas y las exportaciones en los últimos veinte años. Todo lo contrario de lo que sucede en la Argentina.
“La UGP es un gremio de segundo piso. Sus socios son asociaciones o federaciones o gremios relacionados a la cadena agropecuaria y agroforestal”, nos explicó Cristaldo de entrada.
Mirá la entrevista completa:
-Está claro que la idea es dar una sensación de unidad y tener una actitud política común frente a los gobiernos. Me imagino que esa debe ser el principal objetivo.
-Sí. Una de las razones fundamentales es articular y encarar juntos las tareas y los desafíos que vienen en el sentido en las políticas públicas que puede instalar el gobierno y también en promover el uso de la tecnología, el buen uso y las buenas prácticas agrícolas como la siembra directa, Promover también la incorporación de los pequeños productores a las cadena de valor, que es un proceso que lleva unos 15 años ya, cuando el algodón -que era el principal rubro de renta en la agricultura familiar-, desaparece, se crea un vacío y se fue construyendo esa relación. Hoy ya el 23% de la producción de soja se hace en fincas de menos de 20 hectáreas.
En Paraguay, todos los entrevistados por Bichos de Campo exponen lo mismo: hablan de una muy buena sintonía entre lo público y lo privado para construir un nuevo perfil agroexportador. Sin embargo, ese consenso no fue por combustión espontánea: el nacimiento de la UGP fue un conflicto.
“Siempre hay enfoques diferentes, visiones y sobre todo muchas veces no es el Estado sino los politiqueros, el político que quiere cambiar el Estado para sacar su ventaja personal. Nosotros sembramos y cosechamos productos que exportamos, ellos quieren cosechar votos. Entonces las medidas muchas veces no tienen que ver con la racionalidad ni lo que le conviene al país, sino lo que le conviene al politiquero para conseguir votos. Por ahí pasa mucho de los orígenes del conflicto”, razona el principal dirigente rural paraguayo.
-Cuénteme entonces el origen de la UGP.
-Bueno, el antecedente sería cuando, después de 39 años, se formula un nuevo Estatuto Agrario, donde la amenaza era que la propiedad privada desaparecía, estaba en jaque. Eso hizo que los gremios de productores empecemos a articular, para incidir en esa ley. Era una suerte de reforma agraria muy arbitraria. Inclusive atropellaba principios constitucionales. Pero bueno, los políticos avanzan hasta donde se los deja avanzar…
Aquella discusión embrionaria sucedió en 1999. Tras aquella batalla, la Unión de Gremios tardó varios años en organizarse y fue finalmente en 2006 se decide su fundación. “Ya pasaron 18 años y comenzamos con diferentes temas, pero siempre con la problemática de la tierra. Fue un tema muy conflictivo, sobre todo en el gobierno de Nicanor Duarte Frutos, entre 2003 y 2008. Después viene Fernando Lugo. Fueron años de muchas invasiones. Hubo un año con 200 invasiones. Entonces eso consolidó el grupo y obligó a hacer un trabajo bien en serio y a trabajar también con los pequeños productores para integrarlos a la cadena de valor”, recordó el dirigente.
Los resultados no solo fueron una paulatina “pacificación” en el campo paraguayo sino que incluso se fijaron nuevas reglas de juego y hace cuatro años se sancionó una ley donde se penaliza más severamente las invasiones de campos.
Pero no fue ese solamente el frente de conflicto. Cristaldo recordó que “también hubieron intenciones de poner retenciones al estilo argentino”, sonrió.
“Acá lo solucionamos así: no tenemos miedo de salir a la ruta, no cerramos pero salimos. Nos hacemos sentir. Y cuando el político ve que el el productor se planta, empieza a bajar uno o dos cambios. Ese tema prácticamente desde el 2017 no se está tocando más y en 2019 hubo una reforma impositiva donde ya se acomodaron las cosas, ni se habló de las retenciones, ya se cambió el enfoque”, celebró Cristaldo.
Para la UGT, de todos modos, no cesan los desafíos y los frentes comunes. En este momento se considera que la principal amenaza al agro paraguayo proviene de afuera: son las políticas verdes radicalizada que viene de la Unión Europea.
“Ahora llegamos a eso. Pero hay un gran consenso, de que estas discusiones se resolvieron finalmente a favor de la producción o no, al menos, en contra de la producción en Paraguay. Porque estas son como las bases del modelo que ha dado resultado y ha desarrollado la ganadería y el agro en Paraguay”, enfatizó el presidente de UGP.
Es que para Cristaldo, “trabajar en sintonía con los tomadores de decisión y los jugadores de la economía es lo que permite que Paraguay avance. La estabilidad ha sido clave. El Banco Central es de muy buena calidad en la gestión, no se mete la politiquería. El Ministerio de Hacienda y el de Relaciones Exteriores también están haciendo su trabajo”.
Para el gremialista agropecuario, de todos modos, estos extraños elogios hacia el sector público no se repiten en el caso del Ministerio de Agricultura de Paraguay. Juzga que “tiene contaminación, porque ahí siempre hay más complicaciones por el manejo de los campesinos. Pero en general esa visión compartida de que el lo político no contamine lo económico es lo que llevó a equilibrar y permitir el avance. Las veces que se desequilibró eso, se genera un problema”.
-¿Usted le encuentra paralelos al modelo brasileño, donde el sostenimiento de la política entre lo público y lo privado durante largo plazo ha dado resultado?
-Si hay coordinación, hay armonía, enfoques y esfuerzo compartido. Ese es el camino, no hay otro camino.
-¿Trabajar juntos que alguna vez haya un cortocircuito dentro de la cadena?
-Puede haber discrepancias, no puede haber uniformidad. Pero si las diferencias las resolvemos conversando y de manera racional, en base a lo que dice la ciencia o dice la economía que es lo más conveniente para el desarrollo del país, las cosas avanzan.
Esta unidad en la concepción gremial, que le pone coto a la política cuando hace falta, es sin dudas una de las claves del éxito de un país que ha multiplicado las exportaciones de carne vacuna, y que se ha convertido en el cuarto productor mundial de soja, detrás de Brasil, Estados Unidos y la Argentina.
“Para ponerlo en perspectiva y tomando cinco cultivos (soja, arroz, maíz, trigo y colza/canola), en el año 91, hace 33 años, Paraguay producía 2 millones de toneladas. Era un jugador marginal, muy insignificante. A partir de 2017, en esos mismos rubro, uno se da cuenta de que Paraguay ya produce 17 millones de toneladas. Pegó un salto de ocho veces en la producción y el área sembrada subió dos veces y media.
-Por lo tanto, hubo mucha incorporación de tecnología también…
-Ahí dos tecnologías fueron fundamentales. Uno es la siembra directa, que se difundió y hoy hay una evolución de más del 95% en la agricultura tecnificada. Nosotros tenemos dos agricultura, la tecnificada y la no tecnificada, que la agricultura familiar que está con un rezago tecnológico, aunque ahora está avanzando. El otro elemento que potenció la producción paraguaya fue el el acceso a la biotecnología moderna.
“Con esas dos herramientas y la capacitación permanente, el esfuerzo en la inversión del productor y las reglas estables, todo eso permite planificar y avanzar”, concluye Cristaldo.
-Pero también crece la ganadería ¿Cómo es ese proceso?
-La ganadería crece en base a inversión en genética, en infraestructura y en capacitación. La mejora de prácticas de manejo hace que la ganadería también pegue un salto tanto en cantidad como en calidad. Antes para hacer un asado nosotros comprábamos carne de Santa Fe en Clorinda. Hoy la carne paraguaya no tiene nada que envidiarle, compite de igual a igual, es decir, se mejoró cuantitativa y cualitativamente en la ganadería.
Según el gremialista, el desarrollo del Chaco también potenció la producción de carne, porque antes las invernada se hacían en la región oriental, que está pegada sobre la margen izquierda del río Paraguay. “El Chaco está en la margen derecha y hacia allí se fue mudando esa invernada. Hoy el grueso de la invernada viene de dos departamentos de Chaco, el Alto Paraguay y Boquerón”, comentó.
-Hay una dinámica en la que hay grandes actores privados que están empujando este desarrollo, mucho más que las políticas públicas. ¿Coincide?
-Es una una realidad. Muchas veces los propios jugadores económicos están dando la dinámica y las políticas. Vamos a ser sinceros, la velocidad de los actores económicos no es la velocidad de los actores públicos. Entonces hay un desfasaje. Pero en la medida que eso se va sincronizando, permite avanzar mejor y más rápido.
Cristaldo sostiene que ese equilibrio fue el que permitió que el Producto Interno Bruto (PBI) de Paraguay, que en 2002 eran de 4.700 millones de dólares, hoy llegue a 45 mil millones. Y la pobreza, que era el 57% en 2002, para 2022 haya caído al 24%. “Y después, en la parte ambiental, somos un país de bajísima emisión con 0,1% de los gases efecto invernadero”, se ufana.
-¿El agro tiene que ver en este proceso?
-Hay una correlación directa. Te puedo mostrar después las curvas entre el aumento de las exportaciones y la caída en la pobreza es directa. Si alguien dice que no permea el efecto cascada del crecimiento económico, que la macro no llega a la micro, ese discurso populista se cae con esos números. En el campo hay aire acondicionado en las casas, ya no hay casas casi con piso de tierra, Entonces hay un avance importante a través de la incorporación de los pequeños productores a la cadena de valor y mejorando sus ingresos, entraron la cadena frutihortícola, en la cadena de la leche, en la granja, y también están en la producción de grano agrícola.
Cristaldo va a fondo: “Te pongo un ejemplo. El sésamo es un rubro netamente de pequeños productores y entra al mercado más exigente del mundo, que es Japón. Es decir, hay calidad, hay tecnología y hay capacidad de salir al mundo. Lo mismo la producción de leche que tienen las cooperativas, que dejaron de ser un círculo cerrado con sus socios y empezaron a incorporar a los vecinos”.
-¿Entonces los políticos aprendieron a respetar al agro a partir de esta unidad y a partir de la evidencia concreta?
-En general hay un ambiente de respeto mutuo y cuando hay algún desborda, la gente tuvo siempre la disposición de ponerle límites cuando había extralimitación . Si hubo que salir a la ruta, salimos en la ruta. Nosotros tenemos experiencia en cinco movilizaciones grandes. Nos gusta trabajar y solucionar las diferencias en una mesa, pero si las puertas se cierran, el tractor abre la puerta.