Días atrás el INTA -desde su cuenta oficial en Twitter– definió que “tres cuartas partes del trabajo infantil sucede en el sector agropecuario o en actividades rurales” y denunció además “cierta tolerancia social que lo enmascara como actividad familiar”. Muchos productores le saltaron al cuello, en una intensa polémica que Bichos de Campo reflejó en esta nota. Pero desde el sector también surgieron miradas que invitan a los productores a reflexionar sobre la situación. La de Carlos Baravalle, chacarero y actual delegado del Renatre para Córdoba Norte, es una de ellas. Compartimos su opinión:
El sector agropecuario en los últimos 30 años ha experimentado cambios significativos vinculados a la incorporación de tecnología, capital humano y buenas prácticas agropecuarias. Esos cambios, analizados en perspectiva, posibilitan el hecho de dejar de fundamentar la existencia del trabajo infantil por la muy escuchada frase: “cuando yo era chico trabajaba…”.
El trabajo infantil es aquel que realizan los niños por debajo de los 16 años y dificulta su escolaridad, afecta su salud y limita su tiempo de recreación. Los adolescentes entre los 16 y 17 años pueden trabajar, siempre que se respeten ciertas “protecciones especiales” y con la debida autorización de los padres. El derecho positivo de nuestro país así lo dispone y las leyes que prohíben el trabajo infantil o que protegen el trabajo adolescente no sólo son obligatorias sino que constituyen verdaderos “acuerdos”, en tanto fueron dictadas, sin discrepancia alguna, por quienes han sido envestidos por los ciudadanos de la responsabilidad de legislar.
Todo hombre o mujer que realizó trabajo infantil tiene presente cada momento en que puso en peligro su vida, porque se le asignaban tareas para las cuales no estaba preparado, no sólo por su desarrollo físico, sino también por su inmadurez para identificar y reaccionar ante posibles riesgos.
En el día internacional contra el trabajo infantil, al INTA lo mandaron a aprender a trabajar
Algunos como yo, tenemos la fortuna de poder contar esas experiencias vinculadas al trabajo infantil, otros no. Dejaron de existir, con un vacío irreparable en el seno familiar.
No hay motivo alguno para adelantar etapas en el desarrollo de las infancias: un niño de 12 años no debe estar en un tractor, debe estar en la escuela o con los demás niños jugando. Ya vendrá la hora de asumir responsabilidades laborales.
En este sentido, pretendo y los invito a no confundir lo que es mostrar o transmitir a un hijo el oficio de su padre, con el hecho de hacerle cumplir diariamente una jornada de trabajo que impida o vulnere sus derechos fundamentales: educación, recreación y vida saludable.
El trabajo infantil está prohibido en cualquier ámbito en el que se desarrolle y constituye una vulneración de los derechos de infancia. Además, en Argentina es un delito y deben tenerlo presente. Por tal motivo con la Delegada del RENATRE Córdoba Sur, Claudia Bruno recomendamos que puedan ver el siguiente link:
Se trata de una capacitación realizada en donde el equipo técnico de la Comisión Provincial para la Erradicación del Trabajo Infantil –COPRETI- Córdoba aborda la problemática del trabajo infantil en escenarios rurales, entre otros.