“La expansión descontrolada de la industria ganadera está generando un crimen histórico sobre un lugar único: el Gran Chaco, el segundo ecosistema forestal de Sudamérica, después del Amazonas”. Así comienza el informe de la organización ambientalista Greenpeace que explica por qué se tomó la decisión de realizar el audaz operativo durante el acto inaugural de la Exposición Rural de Palermo, donde los activistas desplegando dos banderas con consignas contra la deforestación justo sobre la cabeza del presidente Mauricio Macri, cuando comenzaban los discursos.
El trabajo de Greenpeace, al cual accedió Bichos de Campo, coloca a la ganadería en el banquillo de los acusados, pero por un tema mucho más concreto que el que días atrás blandieron las asociaciones de veganos. Aquí no se trata de la crueldad de los humanos contra el resto de las especies animales. Greenpeace habla de una furiosa tala de bosques para hacer ganadería en el norte y de la posible desaparición de un animal emblemático, el yaguareté.
En el trabajo, para empezar, la organización que este sábado logro burlar el intenso operativo de seguridad montado para el acto central de Palermo, cita informes de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) que ubican a la Argentina, Paraguay y Bolivia entre los diez países que más deforestaron entre 2010 y 2015.
“La Secretaría de Ambiente de Argentina estima que entre 1990 y 2017 se perdió una superficie de bosques similar a la de 8 millones de campos de fútbol”, compara el estudio.
Greenpeace en los últimos años estuvo denunciando esta misma situación en otra importante masa boscosa del país, las Yungas, en el Noroeste. Pero ahora señala que “el 80% de los desmontes se concentran en la región chaqueña, en las provincias de Santiago del Estero, Salta, Chaco y Formosa, donde los últimos cinco años la deforestación por ganadería intensiva fue más del doble que la provocada por agricultura”.
“La industria ganadera pone a funcionar sus grandes topadoras, que arrasan impunemente con todo a su paso, haciendo desaparecer a los bosques chaqueños y casi todas sus especies. En ese suelo, ahora raso, instalan sus vacas luego de plantar pasturas para el engorde de un producto que luego será exportado y terminará en la góndola de un supermercado”, explica el documento de Greenpeace, que por primera vez identifica a algunas cadenas comerciales en los países importadores de carne argentina, haciéndolas “corresponsables” de esta situación.
Mencionan concretamente a los supermercados y tiendas de Albert Heijn, Metro, Lidl, Shufersal, Zandbergen, Global Fleisch e Intervlees.
“El famoso bife argentino llega a la mesa de los consumidores del mundo. Pero está ahí a costa de la destrucción de los bosques del Gran Chaco y de la extinción de su rey: el yaguareté”, describe sin disimulos el documento ecologista.
Los activistas que sorprendieron en Palermo dicen haber investigado por más de un año el asunto. Y -como ya hicieron en Salta- en este documento identifican a algunas de las principales empresas agroganaderas a las que culpan de llevar a cabo esta deforestación: Hablan de los frigoríficos Carnes Pampeanas (del Grupo Cresud), del Bermejo (de Jorge Britos, el dueño de Banco Macro).
“Greenpeace reclama a las empresas que adopten una Política de Deforestación Cero y que, en caso de ya tenerla, la implementen seriamente. Esto implica asegurar que tanto su sistema de producción como sus proveedores no provoquen deforestación y respeten los derechos de los pueblos originarios”, exige el trabajo, en tono de proclama.
La posibilidad de que algunas restricciones lleguen desde Europa es una cuestión latente. En ese sentido, Greenpeace recordó que “de implementarse el acuerdo Mercosur-Unión Europea, crecerá la demanda de carne vacuna argentina, será más rentable el negocio exportador de los grandes frigoríficos y aumentará la presión sobre los bosques”.
En este punto, la ONG cita “ambiciosos planes de aumento del stock bovino” de las provincias del norte de Argentina (10 millones más de vacas), que pondrían en riesgo a 10 millones de hectáreas de bosques.
Y advierte: “Su degradación, deforestación y fragmentación dejará casi sin posibilidades de supervivencia a los últimos 20 yaguaretés que quedan en la región chaqueña”.
El yaguareté (Panthera onca) es el felino más grande de América, y el tercero del mundo, luego del tigre asiático y del león. Según Greenpeace, “el área núcleo del jaguar se contrajo 82.400 km2 entre 1985 y 2013 a medida que la pérdida de hábitat y el riesgo de caza se expandieron sobre el Chaco”.
“Considerando que toda la región chaqueña era un hábitat adecuado hasta el siglo XVIII, los jaguares perdieron el 77% de las áreas núcleo para 1985 y el 85% para 2013”, puntualiza la organización, que luego advierte que “el yaguareté es una de las pocas especies de la fauna argentina que ha sido declarada como Monumento Natural Nacional por la Ley 25.463 del año 2001”.
“La población estimada para toda la Argentina es de 250 individuos (aproximadamente 160 individuos en la Selva de Yungas, alrededor de 80 en la Selva Paranaense, y menos de 20 en la región chaqueña). La población chaqueña de jaguares se encuentra aislada de las otras dos presentes en la Argentina y se ha producido una importante disminución poblacional en los últimos diez años, desapareciendo la especie de zonas en las que había sido reportada”, afirma el trabajo..
Greenpeace responsabiliza de esta situación directamente al modelo silvopastoril (ganadería intensiva y manejo forestal en zonas boscosas), que “fue responsable del 40% de la deforestación que se produjo durante 2016 en las provincias de Chaco y Santiago del Estero”.
¿Y por qué se la agarran con el gobierno de Macri? La respuesta está en el mismo informe: “Desde 2015 el gobierno argentino está promoviendo para la región chaqueña el Manejo de Bosques con Ganadería Integrada (MBGI), un modelo similar al silvopastoril (que viene generando deforestación desde hace dos décadas)”, indica.
“El MBGI permite el desarbustado para sembrar pasturas exóticas y el desmonte del 10% de la finca para forraje, lo que viola el artículo 14 de la Ley Nacional de Bosques 26.331”, denuncia la ONG. Ese artículo dice que “no podrán autorizarse desmontes de bosques nativos clasificados en las Categorías I (rojo) y II (amarillo)”.