“A mí me gusta hacer, estar en la primera línea, jugando el partido en la cancha, no mirarlo desde la tribuna”. La afirmación, que corresponde a Ricardo “Ricky” Negri, es como una carta de presentación de su vida: ingeniero en producción agropecuaria, un largo camino en lo institucional dentro de AACREA (la Asociación Argentina de Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola), también ha sido funcionario público como secretario de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación y presidente del Senasa (el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria) durante el gobierno de Mauricio Macri. Hoy es asesor, docente y hasta entrenador de rugby infantil.
Durante la entrevista que hicimos para el capítulo 6 de Oli-Nada-Garcas, “El podcast de tu vida” (que puede escucharse en Spotify), hablamos largo y tendido de por qué decidió ser funcionario, qué aprendió y qué cosas empezó a darse cuenta, estando de los dos lados del mostrador.
Además de su pasión por el campo (“El campo es mi lugar en el mundo, donde encuentro paz y refugio”), de la comunicación y de la grieta entre “los del campo” y “algunos de la ciudad”. Hoy sigue “perdidamente enamorado de la agronomía con todos los desafíos que implica la producción sostenible, trazable y confiable” y, dice: “me encanta lo que hago”.
Actualmente es director de empresas agro en la producción “y con eso cada tanto… pateo cascotes” (me hizo reír con su definición). Hasta hace poco estuvo asesorando al Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca de Uruguay. Coordina la mesa de agroindustria de la Fundación Pensar (el think tank del PRO) armando los planes de gobierno tanto para los candidatos del partido.
Pero, además, en septiembre de 2020 se dio otro gusto: arrancó la Diplomatura en Agroindustria en el Instituto Tecnológico de Buenos Aires (ITBA). Tres años después, ya pasaron más de 100 alumnos y acaban de dar la primera clase en España. Ah, también escribieron un libro, junto a la docente universitaria Evangelina Dulce, sobre la situación de los complejos agroindustriales en Argentina (está en formato ebook y se llama “Competitividad de una cadena agroindustrial. Una metodología para su abordaje sistémico”).
Los Negri son de Daireaux, allí se crió “Ricky” (que se llama Ricardo Luis igual que su padre y su abuelo antes que él, y por eso decidió no ponerle a ninguno de sus hijos ese nombre, para evitar confusiones porque “cuando falleció mi abuelo me llamaban a mí pensando que había muerto mi padre). “Yo soy del campo, tuve la suerte de ir a una escuela a caballo todos los días, es algo espectacular”.
En el campo familiar habían arrancado mitad ganadería y mitad agricultura, después con la incorporación de la siembra directa eso cambió. Ricky confiesa que, como tantos otros “niños camperos”, manejó “primero un tractor que un auto”.
Se crió en una familia muy comprometida. Su abuelo paterno era médico pero muy metido con el campo y su abuelo materno, nada menos, que Don Enrique Capelle, quien, en 1955, de regreso de un viaje a Francia, le mostró a Pablo Hary una revista en la que se hablaba de un grupo de productores nucleados en un Centro de Estudios Técnicos Agrícolas (CETA), que compartían conocimientos y experiencias. Así surgió en 1957 el Movimiento CREA (Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola). De allí que Ricky, cuando era chico, jugaba a ser asesor CREA… como su padre.
-¿Qué te acordás de esa época siendo pibe en el campo?
“De pasar tiempo con mis primos y mis tíos y después, olores, sabores, silencios, poder mirar a lo lejos, una de las cosas que más extraño de mi vida actual citadina”, relató Negri. De hecho, dice que se pregunta cada tanto si no tendría que ofrecerles a sus hijos una vida rural como la que él tuvo.
“Los silencios valen un montón, porque los silencios de afuera te permiten buenas conversaciones con uno mismo, hacia adentro”, reflexionó sobre la vida de campo. Cuando se instaló en Buenos Aires se sentía un bicho raro, le costó adaptarse a la vida urbana. “Extrañaba un montón y te digo que, si no hubiera sido por el club, el rugby y los amigos, no sé si me hubiese convencido de quedarme, capaz hubiera preferido irme a algún colegio agrotécnico en el pueblo”, contó.
-¿Tenías un plan B? Una carrera que no estuviera vinculada al campo…
-Cuando era joven quería ser soldado, pero en serio. Después surgió la idea de guardaparque o algo vinculado a la biología y el servicio.
Ricky Negri siempre tuvo en su cabeza, en algún momento, involucrarse en política. Sin embargo, cuenta que lo de 2008 le sacudió los tiempos. “La vocación ya la tenía, siempre me gustó participar y hacer cosas, pero siempre pensé que primero iba a hacer mi carrera en lo privado y después recién me iba a meter en lo público, pero eso de los piquetes de la abundancia me dio una bronca que no me dejaba dormir y así fue como cuando hubo una oportunidad no lo dudé, yo quería estar en la primera línea de acción”, repuso.
Si bien la convicción y decisión fue de él, tiene claro que la familia, especialmente su mujer, fueron fundamentales, brindándole todo el apoyo para poder hacerlo. “Para que te des una idea, a Alejo, mi hijo más chico, que nació 4 días antes de que jurara como Secretario, lo terminé de conocer en la pandemia, porque mientras fui funcionario (N de la R: 2015-2019) laburé 14 horas por día, pero feliz”, contó. Y siguió: “Te juro Juan que todos los días que me despertaba con mucha energía, porque el brazo de palanca que podés tener de lo público es fenomenal, le cambiás la vida a un montón de gente si hacés las cosas bien… pero también si hacés las cosas mal, claro”.
“Si no participás sos opinólogo, y a mí no me gusta opinar desde afuera, me gusta estar adentro de la cancha, sea en el consorcio del edificio o en la política”, sentenció. ¿Qué te cambió estar adentro? “Te cambian los ingresos, los riesgos, las cosas de las que te tenés que cuidar… te vas a reír, pero lo que más me costó fue tener la camisa adentro del pantalón todos los días porque antes, en el campo no había posibilidad”, se rió.
Entre las cosas negativas destaca la exposición, “que para uno que es funcionario es positiva, pero para la familia no tanto”. “Y, por otro lado, lo invasivo que es lo público, porque vos no dominás tu agenda y te puede pasar que a las 2 de la mañana te llamen porque rechazaron un contenedor en China por un tema grave y tenés que hablar a las 5 de la mañana con funcionarios de otros países, o pensabas que te volvías a tu casa una tarde y te suena el teléfono, te fuiste a una reunión y tu familia se quedó con la mesa servida”, lamentó, por eso, repite: “Ser funcionario es una decisión familiar, mi familia me bancó mucho, mi mujer ha sido una leona”.
Haber estado de los dos lados del mostrador (o de la tranquera) ha enriquecido la mirada que Ricky tiene hoy de todo lo que hace. “Vas por los mismos lugares, pero ves otras cosas, estando en lo público conocí el lado oscuro del sector privado y también me sorprendí con todo lo bueno de lo público, conocí excelentes profesionales a quienes les iría muy bien en el sector privado, pero tienen una vocación y llevan una vida al servicio del Estado”, contó.
-Y después de cuatro años como Secretario y en Senasa, ¿Te quedaste con alguna bala en la cartuchera?
-¡Me quedé con más balas que Rambo, Juan! (se ríe).
Campo, grieta y comunicación: “El desafío más grande que tenemos como agroindustria es terminar con la dicotomía campo-ciudad, es campo y ciudad, y para eso hay que hacer un montón de cosas: incorporar gente, una agricultura periurbana diferente, ser y parecer con todos los temas ambientales, no sólo hay que hacer las cosas sino también mostrarlo, generar espacios de diálogo que hoy no tenemos”, enumeró Negri, que cree que “si no achicamos la grieta estamos jodidos como sociedad”.
Pero ojo, el ex funcionario, referente en CREA cree que “la culpa es de todos, porque el campo ha hecho lo suyo para que lo odien, una parte de la sociedad también, y para el gobierno ha sido fácil meterse en esa grieta”. Por eso, para Negri, lo importante es tender puentes”, aunque “te vas a encontrar mucho que los van a dinamitar”
-¿Qué hacés en tus ratos libres, qué te apasiona?
-Estar con los hijos me gusta mucho, soy entrenador de la categoría de rugby donde está uno de mis hijos (al momento de la nota, la M-9) y ese es un momento de tranquilidad. Es uno de mis lados B. El otro es la pesca con mosca, pero me estoy yendo al descenso ahí porque últimamente no me he hecho tiempo para ir a remojar moscas con amigos o familia. También me gusta viajar y agarrar la ruta solo. Es algo que extrañé mucho como funcionario.
-¿Qué música te gusta escuchar?
-Me gusta mucho escuchar música, muy variada y dependiendo el momento le meto chamamé, AC DC o una samba. Me gusta también la radio, la AM tiene magia, por eso hice dos años de radio cuando pude (N de la R: participó en un programa de agro en La Red). Me gusta ver amigos, a mis hermanos, mis viejos y primos.
-¿Qué leés?
-Disfruto de la buena lectura, leo todas las noches un rato y estudio temas cuando todos se van a dormir en casa. Leo mucho la historia novelada. Me gusta de los personajes históricos conocer su entorno familiar no conocido. Dejar volar la imaginación por ahí. La ficción muy ficción lo tengo en las conversaciones con mis hijos que inventan historias y naves espaciales.
-¿Qué aprendiste de tus viejos?
-Perseverancia y humildad. Y la vida en familia.
-¿Qué te gustaría que tus hijos se estén llevando en este crecimiento que están teniendo?
-Lo que me gustaría es que sean personas que hayan hecho las cosas al cien por ciento de sus capacidades, que no se queden con nada. Después las cosas les pueden salir bien o mal, pero que no sean pijoteros con la vida. El partido termina cuando el árbitro da el pitazo final, no hay que rendirse nunca ni aún vencido. Las ideas son el único activo que cuando lo compartís se agranda o se mejora, todo lo demás, cuando lo compartís se achica.
-¿Un tema musical de cierre?
-Me gusta de todo, paso de Jarabe de Palo al Chaqueño Palavecino en dos segundos. Pero la canción, si tengo que elegir, es “Where the streets have no name”, de U2.
grande Ricky, preparandose para entrar nuevamente a la cancha en Diciembre. con mas experiencia, con tiempo para haber digerido los errores cometidos. esta vez si.!!! (le faltaria ajustar un poco su perfil y no creersela tanto)
Grande Ricardo. Fui compañero de tu mamá en CEIDA y a tu papá de un viaje. Colega ya jubilado te deseo lo mejor para el futuro mejor para todo el país. Dejando atrás años de desencuentros y decadencia. A no AFLOJAR.
Trabajo muy bien en senasa le falto mucho trabajo conlos tecnicos y cambiar la mentalidad y modernizar el organismo