El ultimo informe de perspectivas de la economía mundial publicado este mes por OCDE (OECD Economic Outlook) indica que la Argentina debería eliminar impuestos distorsivos para poder incrementar de manera urgente las reservas internacionales del Banco Central (BCRA). Sin mencionarlo de manera explícita, el documento hace referencia a los derechos de exportación.
“En la Argentina la recuperación de las reservas internacionales debería ser una prioridad clave para abordar las vulnerabilidades restantes y continuar la estabilización de la economía. Además se requiere una reforma fiscal integral que elimine los impuestos más distorsivos, reduzca la complejidad fiscal y amplíe las bases imponibles, lo que ayudaría a mejorar la posición fiscal de forma sostenible, a la vez que reduciría las distorsiones que frenan el crecimiento de los ingresos”, señala el documento.
“En los últimos dos años, los procesos regulatorios se han simplificado considerablemente y se han reducido las barreras de entrada en muchos sectores. Una mayor racionalización de la normativa empresarial tiene un potencial significativo para aumentar la productividad, especialmente al reducir las barreras de entrada en el sector servicios y las cargas administrativas para las nuevas empresas”, añade.
En el particular lenguaje de los documentos de la OCDE, el texto, además de las retenciones (que no están en la agenda del gobierno de Javier Milei), hace referencia a una reforma laboral (que sí está en la agenda para ser tratado en el Congreso en el presente verano 2025/26).
OCDE prevé que el PIB real de la Argentina crezca un 4,2% en 2025, un 3,0% en 2026 y un 3,9% en 2027. El crecimiento estará impulsado principalmente por la inversión minera e hidrocarburífera gracias a las facilidades provistas por el Régimen de Incentivos para Grandes Inversiones (RIGI).
“El consumo perderá impulso debido a un menor crecimiento de los salarios reales y a las altas tasas de interés. El crecimiento del consumo privado y la inversión se fortalecerá recién en 2027 tras una mejora gradual de las condiciones financieras. La reducción de los aranceles de importación y la simplificación de los procedimientos de importación impulsarán el crecimiento de las importaciones”, estima el documento.
Además se anticipa que el equilibrio de las cuentas públicas y las elevadas tasas de interés reales contendrán las presiones de la demanda, lo que permitirá que la inflación siga descendiendo hasta una tasa promedio anual proyectada del 41,7% en 2025, el 17,6% en 2026 y el 10,0% en 2027.
“A pesar de los importantes avances, persisten vulnerabilidades macroeconómicas que exponen a la economía a posibles fluctuaciones de la confianza, como lo demuestra la reciente volatilidad del tipo de cambio. Podrían reaparecer episodios de volatilidad en un contexto de bajas reservas de divisas, una inflación aún elevada y la necesidad de nuevas reformas estructurales en diversas áreas de política”, advierte.
A nivel global, la economía mundial ha demostrado ser más resiliente de lo previsto este año, aunque a fuerza de inyecciones de liquidez y un auge de sector financiero impulsado por las nuevas tecnologías y servicios relacionados con la inteligencia artificial.
Con la condiciones actuales, OCDE proyecta para las principales 20 economías del mundo un crecimiento del PBI del 3,2% en 2025, que sería del 2,9% en 2026 y del 3,1% en 2027.
Sin embargo, se alerta que las fragilidades subyacentes están aumentando. Los mercados laborales muestran los primeros signos de debilitamiento y existe la posibilidad de nuevas barreras comerciales y problemas financieros derivados de burbujas especulativas.
“Las persistentes preocupaciones fiscales podrían provocar nuevos aumentos en los rendimientos de los bonos a largo plazo (tal como ya sucedió en Japón), lo que podría endurecer las condiciones financieras y elevar la carga del servicio de la deuda, algo que podría lastrar el crecimiento económico previsto”, resume el documento.







