La Gendarmería está comenzando a informar sobre operativos en los que detecta cargas presuntamente ilegales de soja y en menor medida maíz con destino hacia países vecinos. La particularidad de la última información de este tipo fue que no se trató de granos que trataban de vulnerar la frontera de Misiones con Paraguay o Brasil, el sitio habitual para estos hallazgos. En esta oportunidad se trató de un operativo realizado en Tartagal, sobre la ruta 34, en Salta y camino hacia Bolivia.
En realidad, no es para exagerar, porque las cantidades de maíz y soja que se secuestraron son ínfimas respecto de los volúmenes que produce la Argentina: apenas 136.500 kilos de soja y 62.000 kilos de maíz, dando un total de casi 200 toneladas. En total era sin camiones con acoplado los que fueron detenidos en dicha frontera.
“El propietario de la carga, quien quedó supeditado a la causa, no contaba con la documentación que avale el legal transporte de la mercadería”, informó la Gendarmería, que enmarcó la falta en una supuesta violación de la Ley 22.415, el famoso Código Aduanero.
Según la gacetilla de la Gendarmería, “al momento de la inspección, los funcionarios constataron que los vehículos transportaban cargamentos de soja (136.500 kilos) y maíz (62.000 kilos) desde la localidad salteña de Las Lajitas con destino final la ciudad de Salvador Mazza sin aval legal. La Fiscalía tomó conocimiento del hecho y dispuso la incautación de los seis camiones con la mercadería”.
El propietario de los cargamentos, que lamentablemente la información oficial no identifica, “se hizo presente al momento del control” y quedó implicado en una causa de contrabando. Y los seis chóferes quedaron detenidos por unas horas.
Hace unos días Gendarmería también informó de un par de operativos pero en otra frontera caliente, la de Misiones con Brasil y Bolivia. Allí se habían secuestrado en las últimas semanas unas 400 toneladas.
Estas noticias dan cuenta de que existe un contrabando hormiga de granos argentinos hacia otros países, que sin duda se ve favorecido por los menores precios que tienen los granos aquí respecto de sus lugares de origen. Y es que, en el caso de la soja, para empezar la Argentina tiene un descuento del 33% en el precio doméstico del grano, que aquí se paga a 340 dólares por toneladas mientras que en el resto del mundo -que no tributa retenciones- esta orillando los 500 dólares.
Si ese menor precio resulta una tentación para quienes importan granos por vía del contrabando (sin documentos, porque es habitual el paso por Tartagal de cargas de granos para Bolivia), también el desdoblamiento cambiario que se registra en la Argentina favorece este tipo de negocios, ya que quienes participan de este tipo de operaciones de este lado pueden hacerse de dólares en efectivo, que pueden cambiar en el mercado informal a valores muy superiores a los del mercado oficial, donde estarían obligados a “liquidar” sus divisas y cambiarlas por muchos menos pesos.