El presidente estadounidense Joe Biden decidió intervenir el mercado energético de EE.UU., por medio de la venta de reservas internas de petróleo crudo, con el propósito de “planchar” los precios de los combustibles.
“Los consumidores estadounidenses están sintiendo el impacto de los elevados precios de los combustibles en los surtidores y en las facturas de calefacción de sus hogares, al tiempo que las empresas estadounidenses también están complicadas porque el suministro de petróleo no se ha mantenido a la altura de la demanda a medida que la economía mundial emerge de la pandemia”, indicó hoy la Casa Blanca por medio de un comunicado.
Biden anunció que el Departamento de Energía pondrá a disposición 50 millones de barriles de la Reserva Estratégica de Petróleo de EE.UU. para intentar reducir los precios del commodity. Y aseguró que medidas similares fueron aplicadas en paralelo por “otras naciones consumidoras de energía importantes, como es el caso de China, India, Japón, Corea del Sur y Reino Unido”.
El comunicado oficial indica que la caída del valor internacional del petróleo crudo registrada en las últimas dos semanas obedece al esfuerzo coordinado de esas naciones.
Biden dio incluso un paso más al asegurar que podría haber “prácticas anticompetitivas que impiden que los consumidores estadounidenses se beneficien cuando caen los precios del petróleo”, por lo que ordenó a la Comisión Federal de Comercio que investigue dicho mercado para buscar eventuales evidencias de conductas ilegales.
La noticia es claramente bajista para los futuros de aceite de soja y de maíz, dos productos que, además de alimentos, se emplean como insumo para elaborar biodiésel y bioetanol en EE.UU.