La Niña sigue haciendo destrozos en algunas regiones productivas y una de las más castigadas es el centro y norte de Santa Fe, donde los rodeos de cría están siendo azotados por la falta de agua y por la casi nula producción de forrajes.
“En Santa Fe la sequía no se terminó”, sostuvo Sebastián Viarengo, veterinario, criador y recriador de Sunchales y miembro de la miembro de la cooperativa agrícola ganadera de la zona.
“La última lluvia más o menos importante la tuvimos en marzo. Luego, en abril y mayo cayó algo y desde entonces nada más. Encima venimos con días de mucho viento y calor que no ayudan a conservar la humedad y no tenemos lluvias en el horizonte”, se lamentó el ganadero.
Las lluvias de marzo habían entusiasmado a los criadores de la región, pero luego vinieron meses fríos y secos y si bien se dio un rebrote las pasturas no tiran, no tienen volumen, y entonces falta la fibra que es esencial para los rumiantes, contó el especialista.
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“Tengo colegas de amigos del norte en Santa Fe y en otras provincias como Corrientes a los que se les está muriendo la hacienda por la falta de agua y comida. De esta sólo nos salvan las lluvias que todavía no llegan”, sostuvo el veterinario de Sunchales.
Los criadores de la zona, antes de apostar por las alfalfas, había sembrado granos gruesos para contar con alimento para la hacienda desde el invierno en adelante. Por eso en noviembre pasado muchos sembraron sorgo, que no se pudo siquiera picar porque el rinde era tan bajo que no alcanzaba para pagar el servicio de trilla. Ahora lo que están haciendo algunos es enrollar los rastrojos de ese cultivo y del maíz para tener algo que darle de comer a las vacas.
“Nos queda forraje para los próximos 15 o 20 días como máximo. Todos estamos en la misma y después de eso la cosa se va a poner dura porque no hay a quien comprarle nada”, indicó Sebastián.
El veterinario además de manejar su campo da asesoramiento a los vecinos y por eso conoce muy bien lo que pasa en la región. “Están todos en la misma, con muy bajo porcentaje de preñez, los terneros que nacieron este año se destetaron con 30 y 40 kilos menos”.
Los vientres que lograron quedar preñadas no están en buen estado y se viene el momento de mayor requerimiento de alimento. “Las vacas que ahora debería recuperar estado porque están pariendo, se vienen abajo” porque no tienen suficiente energía para alimentar al ternero, y en “octubre-noviembre deberían entrar otra vez en servicio, pero no sé qué porcentaje de preñez tendremos, las perspectivas no son buenas”, agregó.
Viarengo indicó que va a ser un “año duro para las vacas, y sobre todo para las vaquillonas que tienen su primer ternero y que encima están creciendo, y por lo tanto requieren de más alimento para desarrollarse y sostener a su cría”.