Con el Río Uruguay de fondo, la planta industrial El Mortero se encuentra en una ubicación privilegiada sobre el Cerro Monje, un lugar emblemático próximo al municipio de San Javier en el sudeste misionero. Hasta allí llegan frutas de todo tipo para su procesamiento e industrialización. Con 10 años de trayectoria en el mercado, El Mortero busca consolidarse en la elaboración de diferentes productos a base de pulpas naturales que llegan a todo el país.
Antes que nada, El Mortero fue un proyecto que surgió en 2015 a partir de la búsqueda de un joven profesional que compró una chacra en Misiones. “Años atrás yo adquirí un campo que tenía lima tahití, una producción que no se vendía y estaba ahí tirada en el piso. Así surge la inquietud de hacer jugo de lima para poder aprovechar toda esa fruta de manera integral. Luego, en Buenos Aires hicimos un estudio de mercado para ver si teníamos alguna posibilidad y nos encontramos con una demanda insatisfecha de pulpas de frutas, ya sea para heladerías o fábrica de mermeladas”, rememora el ingeniero agrónomo Guido Nizzoli sobre los inicios del establecimiento en diálogo con Bichos de Campo.
Con un mercado que se abastecía prácticamente con producción importada, Nizzoli junto a un grupo de amigos e inversores decidieron impulsar inicialmente la producción propia de frutas como maracuyá, ananá y mamón. A su vez, comenzaron a procesar las mismas a través de la elaboración de pulpas congeladas y en cubos mediante el sistema Individual Quick Freezing (IQF).
Nizzoli revela que encontraron la oportunidad y el nicho de crecer con frutas poco convencionales en el mercado nacional: “vimos que podíamos explorar y desarrollar sabores que todavía no eran demasiado difundidos, ahí encontramos un potencial y un camino por recorrer”.
“Hoy no solamente trabajamos con frutas tropicales, hacemos todo tipo de pulpas. Nosotros tenemos plantaciones propias, principalmente de maracuyá, pero la mayor cantidad la compramos a productores, a los que estamos integrando para que planten y tengan volumen”, señala el profesional que administra la pata productiva e industrial de este proyecto.
Solo en 2024, desde la empresa proveyeron más de 15.000 mil plantines de maracuyá a unos 35 productores de diferentes localidades. “Este año se sumaron otros 25 colonos a los que estamos incentivando a plantar maracuyá, asegurando la compra de la producción y acompañando con asesoramiento personalizado para el desarrollo del cultivo. Queremos seguir ampliando la cantidad de productores vinculados porque es importantísimo tener materia prima para poder seguir creciendo y tener trabajo todo el año” explica Nizzoli sobre un proceso de integración que abastece y asegura volumen a la planta industrial.
Casi como una declaración de principios, Nizzoli afirma que “para nosotros es importante incorporar a pequeños productores. Algunos vienen de la yerba u otros cultivos, pero hoy están haciendo fruta y les está yendo bien. Todos están aumentando su producción. Para nosotros eso es un motivo de orgullo. Y creo que es muy importante para el desarrollo de las comunidades rurales locales porque fortalece el arraigo”.
Con la producción centralizada en Misiones, El Mortero cuenta con un centro logístico en Buenos Aires que le permite llegar a todo el país. “El maracuyá es por lejos la pulpa que más se mueve y representa casi el 50% de nuestras ventas” afirma Nizzoli.
Si bien el producto estrella es el maracuyá, Nizzoli comparte que El Mortero cuenta con una gama de productos tan diversa como la misma producción misionera: “Tenemos mango, ananá, guayaba, lima tahití, pomelo rosado, naranja, mandarina, palta. También, tenemos pedidos especiales como la pitahaya y la uchuva o golden berry, entre otras frutas”.
Con la visión de avanzar en el desarrollo de nuevos productos, El Mortero incursionó recientemente en la elaboración de mermeladas. “Desarrollamos la mermelada de maracuyá con mango, la de papaya y la mermelada de guayaba. No son sabores fáciles de encontrar en góndola. Hace dos meses aproximadamente que las empezamos a producir y venimos con resultados acordes a nuestra expectativa”. A su vez, buscan avanzar en la cadena de valor con nuevos productos en carpeta como los dulces de corte y jugos naturales.
No obstante, este productor y empresario advierte sobre las complejidades del escenario actual que también afecta a la fruticultura: “no estamos exentos a las vicisitudes que pasamos los emprendedores en este país, que no es fácil y que hoy en día estamos atravesando una situación muy complicada. La tormenta perfecta le decimos, porque hay una recesión muy importante del mercado y a eso se le suma la apertura indiscriminada de importaciones. Actualmente, estamos compitiendo con productos chinos, brasileros, productos de cualquier lado, contra nosotros que venimos invirtiendo hace una década y apuntamos a sostener productos de calidad”.
Pese a la coyuntura actual, Nizzoli considera que la producción de frutas y su industrialización es un modelo de desarrollo nuevo e incipiente en la provincia. “Creemos que aún hay pocos desarrollos y que podría crecer con acceso al crédito para la actividad. Es fundamental que la fruticultura en Misiones se desarrolle de la mano de la industria. Hoy estamos en un 2 o 3% del potencial que tiene la producción de frutas”, sintetiza Nizzoli a Bichos de Campo convencido de que aún queda mucho por hacer con un modelo productivo que impulsa el valor agregado en origen como así también el impacto social y económico.