En la actualidad las “retenciones cambiarias” están teniendo un impacto más dañino que los derechos de exportación (conocidos vulgarmente como “retenciones” a secas).
Las autoridades monetarias vienen “pisando” el tipo de cambio oficial al tiempo que el tipo de cambio de mercado (MEP o CCL) está aumentando no porque haya un problema inmediato de acceso a divisas, sino porque el comportamiento del gobierno argentino viene mostrando señales por demás erráticas.
El hecho de que una decisión del ministro de Economía, Martín Guzmán –relativa a las tarifas de servicios públicos–, que había sido avalada por el presidente Alberto Fernández, haya sido desautorizada por la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, puso la semana pasada en evidencia los inocultables conflictos internos de la coalición gobernante en un momento de agravamiento de la crisis social y económica presente en la Argentina.
En ese marco, las “retenciones cambiarias”, que un mes atrás se ubicaban en torno al 36%, se encuentran actualmente en un 39% con potencial para seguir subiendo.
La “retención cambiaria” es producto, precisamente, del “cepo cambiario” instrumentado por el gobierno de Mauricio Macri a comienzos de septiembre de 2019 por medio de la comunicación “A” 6770 del Banco Central (BCRA) y reforzado por la actual gestión de Alberto Fernández.
Para medir el impacto de la “retención cambiaria” es necesario recurrir al denominado “dólar bolsa” o “dólar MEP”, el cual se obtiene al comprar un bono argentino en pesos (AY24) que posteriormente es transformado en otro bono en dólares (AY24D).
Sin “retención cambiaria”, por ejemplo, el empresario agrícola argentino estaría recibiendo hoy unos 55.000 $/tonelada al vender soja Rosario disponible, mientras que el precio con “retención cambiaria” es de 33.600 $/tonelada. Eso porque mientras que el tipo de cambio comprador BN (intervenido por el gobierno) se encuentra en 93,0 $/u$s, el dólar MEP cotiza en 153,9 $/u$s.
La “retención cambiaria”, al igual que la inflación, es un impuesto indirecto o “encubierto”, pero con la particularidad de que termina distorsionando los valores relativos de los diferentes bienes presentes en la economía, fenómeno que, continuado en el tiempo, puede producir desinversiones en áreas estratégicas o promoverlas en otras no esenciales.
Entre las consecuencias derivadas del “cepo cambiario” se incluye la ausencia de gran cantidad de equipos, piezas a insumos importados –en el agro el caso más grave es el de los neumáticos para maquinaria agrícolas–, así como la competencia desleal de aquellos que consiguen acceso a divisas al tipo de cambio oficial para importar alimentos que se elaboran en el país.
Foto @mariquilovera