De la mano de Jorge Day, el instituto económico de la Fundación Mediterránea (IERAL) presentó esta semana un informe que resulta muy útil para intentar desacralizar algunos mitos urbanos respecto de la devaluación y el sector agropecuario. En especial aquel que dice que “todos los productores” se vieron altamente beneficiados por la fuerte corrección del valor del dólar en el mercado local en las últimas semanas, debido a que automáticamente pasaron a recibir más pesos por cada dólar que ingresa a sus bolsillos desde la exportación.
No nene, esto no es tan así. Algunas economías agropecuarias se posicionan mucho mejor, otras no tanto y otras están más complicadas que antes. Todo depende mucho del grado de exposición que tengan al comercio exterior (el que paga en dólares) y a otras variables mencionadas en el informe.
Veamos este gráfico:
En porcentajes, muestra cuánto exporta cada una de las cadenas productivas regionales que existen en el país y además divide (entre verde y rojo), cuánto de esa exportación consiste en el producto primario y cuánto de productos industrializados a partir de esa materia prima.
Así las cosas, descubrimos que algunas economías regionales son decididamente exportadoras y por eso la devaluación en primera instancia les jugaría a favor (la aclaración tiene que ver con que hay que ver cómo evolucionan los costos de cada uno de los sectores tras la disparada del dólar). En ese segmento del agro el informe del IERAL ubica a los porotos, el té, el limón, las ciruelas, las peras, las aceitunas, la soja, el trigo, el ajo, el girasol Todos esos cultivos tienen exportaciones en niveles superiores al 60%. de la producción.
Pero en la otra punta aparecen otras economías regionales, como la yerba mate, las naranjas, los duraznos, el azúcar, la uva y el tabaco, donde las exportaciones absorben menos del 50% de la producción. Y por lo tanto, el impacto de la devaluación no es significativo como en los primeros casos. Incluso puede jugar en contra, porque los productores tienen costos dolarizados pero venden la mayor parte de su cosecha al mercado interno, que paga en pesos.
Day no niega que la devaluación no haya sido bienvenida por gran parte de los productores, que incluso se venían quejando del retraso cambiario previo. Aclara el economista que “si la inflación no se dispara, esta última devaluación no pasaría desapercibida en la economía argentina, generando ganadores y perdedores en distintos negocios. Favorece a aquellos que exportan, mejorando sus ingresos, y también a aquellos que tienen bajos costos dolarizados”.
Pero aclara que “el agro argentino es muy diverso”, y entonces “hay productos muy exportables como porotos y otros que los son muy poco, como la yerba mate”.
“Esto implica que en cada región habrá ganadores y perdedores con la reciente devaluación. A estos datos se le podría agregar los costos. En términos generales, la producción primaria tiende a ser más intensiva en mano de obra (especialmente para la cosecha), con costos poco dolarizados. Obviamente hay grandes excepciones como la soja, trigo y azúcar”, añadió el especialista.
En resumen, los sectores mejor posicionados serían aquellos muy exportadores y con bajos costos dolarizados, como el poroto y el ajo. En cambio, estarían peor posicionados aquellos sectores poco exportadores y muy industrializados (costos más dolarizados), como durazno y azúcar.
El trabajo de la Mediterránea no analizó que sucede en otros sectores productivos, como la cría de pollos o cerdos, la ganadería bovina o la lechería, que enfrentan una situación peor, pues venden la mayor parta de su producción al mercado interno y cobran en pesos, pero tiene insumos (básicamente los granos para el alimento balanceado) que cotizan en dólares y que ahora se les han encarecido notablemente.
Para confirmar que no todo es tan sencillo como muchos creen en la ciudad, el trabajo de la Fundación Mediterránea añade al análisis otros factores que podrían jugar a favor o en contra de los productores y sus economías regionales:
- Una es la cosecha, como la sequía que ha impactado a la soja.
- Otro factor es el precio internacional; en la soja su precio ha venido cayendo en los últimos meses debido a la guerra comercial entre Estados Unidos y China. También sufren bajos precios otros productos como el azúcar, lo cual explica la problemática de este sector en el norte argentino.
- El ajo también ha sufrido una fuerte caída de sus precios internacionales, ante la invasión de productos chinos.
- Otro factor relevante es la fuerte dependencia con Brasil que tienen varios productos regionales, como los productos olivícolas (aceitunas y aceite de oliva) y frutas industrializadas (ciruelas y duraznos). Aunque la economía brasilera le cuesta recuperarse, Brasil ha importado más de algunos productos argentinos en la primera mitad de este año, entre los cuales están las manzanas, aceite de oliva y trigo.
Totalmente de acuerdo el campo no es uno solo. Pero falta infraestructura y control de condiciones de comercialización que algunas Cámaras dejan de priorizar para priorizar problemas solo sectoriales. Esto no es un mito urbano, es un mito rural creado y amplificado por sectores rurales e intereses comerciales beneficiados directamente. La competitividad no se pelea con el precio, se pelea gestionando y organizando prioridades de cadenas y no de intereses concentrados.