En el mercado mundial de soja es más negocio integrar los BRICS que estar fuera de ese bloque. Brasil puede dar testimonio de ese fenómeno.
La ausencia de China en el mercado estadounidense de soja 2025/26 está promoviendo que el valor FOB del poroto Golfo de México (EE.UU.) esté cada vez más divorciado del precio con origen en el puerto de Paranaguá.
Gracias a la demanda china, que está focalizando importaciones de poroto de soja en Brasil (y, en menor medida, también en la Argentina), el precio FOB de la soja Paranaguá tiene actualmente un diferencial de más de 40 u$s/tonelada con respecto a la soja Golfo de México.
El “precio BRICS” de la soja, por lo tanto, sería el correspondiente a la soja brasileña, ya que ese país integra el bloque conformado por Rusia, India, China, Sudáfrica, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Etiopía, Irán e Indonesia.
La diferencia entre la soja BRICS y no-BRICS no sólo es nominal, sino también tendencial, ya que la dinámica de la evolución del precio de ambas corre por carriles distintos.
Argentina, al no pertenecer a los BRICS, si bien recibe un “suspiro” del impulso alcista que se está registrando en Brasil, está viendo como pasan por delante de sus narices los precios elevados que recibe su vecino del norte.
Este martes, por ejemplo, el precio de la soja disponible con entrega en Paranaguá se ubicó en un promedio de 434,5 u$s/tonelada, según datos del Centro de Estudios Avanzados de Economía Aplicada (Cepea) de la Esalq/USP.
Se trata de un precio que está muy lejos de los 294,0 u$s/tonelada de la Soja Rosario –según la cotización del disponible en el mercado A3–, algo que se explica no sólo por el derecho de exportación del 26,0%, sino también por el menor valor FOB del poroto argentino.
El hecho de pertenecer a los BRICS, por otro parte, permitiría a la Argentina negociar en una mejor posición la posibilidad de exportar harina de soja hacia China.
Por otra parte, luego de que el presidente Donald Trump implementara de manera intempestiva un arancel adicional del 25% a las exportaciones de India alegando que el país seguía comprando petróleo ruso –lo que elevó el arancel total sobre los productos indios al 50%– se interrumpieron las importaciones indias de aceite de soja estadounidense.
Se potencia así una oportunidad para que Brasil y la Argentina –los mayores proveedores de aceites de soja y girasol de India– continúen incrementando su participación de mercado en esa plaza clave.