Nicolás Bergmann es un ingeniero agrónomo que, luego de trabajar un tiempo en una empresa de semillas reconocida, en 2014 se enamoró de los drones. Aquellos objetos voladores no tripulados recién irrumpían en el agro. Por eso Nicolás se quiso capacitar rápido en la materia y viajó a un congreso sobre el tema en los Estados Unidos.
Hoy Bergmann forma parte de Vistaguay, una empresa que ofrece soluciones concretas en el campo analizando las imágenes desde arriba. No apela solo a las que pueden obtenerse a partir del uso de estos drones, sino que las cruza con las fotos cada vez más avanzadas que llegan desde los satélites. Los drones perfeccionan esa mirada, ya que tienen una capacidad de lectura en una resolución de 3 centímetros por pixel.
Con ese bagaje a cuestas, Nicolás y sus compañeros trabajan para empresas semilleras y de investigación, así como para productores particulares. “Mirar el lote desde arriba te permite ver un montón de cosas que sorprenden a todos”, destacó.
Aquí la entrevista con Nicolás Bergmann:
Bergmann contó que el interés de los productores para con los drones fue creciendo rápidamente. “Para la Expoagro 2014 nos preguntaban qué era, ya en 2015 lo reconocían y preguntaban para qué podía servir, y en 2016 ya nos venían a preguntar en base a problemas que tenían”, relató el joven agrónomo en Bichos de Campo.
Desde Vistaguay lo que hacen es el armado de planes de vuelo y análisis profesional de las imágenes que un productor puede realizar con un dron. “Nuestro principal objetivo es brindarle una reducción de costos y mejorar la productividad de los lotes”, definió.
Las tareas apuntan hoy sobre todo a ahorrar herbicidas. Por eso realizan vuelos previos a la siembra para armar prescripciones que luego se envían a la pulverizadora, que así solo aplica el agroquímico en los lugares del lote donde hay presencia de cierta maleza.
Otra tarea bastante requerida por productores o investigadores es la identificación de la disposición espacial y temporal de la siembra, la densidad del cultivo. “Este último es un factor que interviene mucho en el rinde. Muchos no se dan cuenta de los errores hasta que no los vemos desde arriba y analizamos”, relató Bergmann.
En ese sentido, completó que “siempre la densidad lograda es menor a planeada en valores que van hasta 10% y las variedades espaciales y temporales son más que considerables. Hay mucho para mejorar ahí”, señaló.
El procedimiento que lleva a cabo la empresa con sus clientes suele ser un monitoreo constante a lo largo del año con imágenes satelitales, Hacen volar los drones en el caso que divisen una anomalía puntual. El satélite aporta la foto y el dron viene a ser la lupa, ya que puede interpretar lo que pasa en fragmentos mucho más pequeños del lote.
“El dron actúa de esa forma esporádica ante problemáticas como puede ser un granizo, helada, anegamientos o plagas afectando el lote. O bien de forma sistemática, previo a la siembra para identificar malezas y luego de la misma para analizar la variabilidad de las plantas”, contó Bergmann.
-Conozco a varios que se compraron un dron solo para jugar y hacerse los cancheros…
-Eso era antes. Sin duda ahora el dron ya se ha convertido en una herramienta más en el galpón de cualquier productor. Cada vez son más buenos y baratos.