Por Matías Longoni.-
No descubrimos nada nuevo: ciertos sectores de la industria de agroquímicos están bastante molestos porque los niveles de importación de productos terminados ha crecido de modo alarmante en los últimos años, poniendo en peligro la salud de ciertas empresas nacionales y muchas fuentes de trabajo.
Esta molestia se tradujo en octubre de 2016 en la Resolución 301/16 de la Secretaría de Comercio. Hubo fumata porque allí se estableció que más de 40 productos utilizados por el agro, y considerados “sensibles” para los productores locales, iban a ingresar al sistema de Licencias No Automáticas. La medida tenía como objetivo monitorear que las importaciones, en especial las llegadas desde desde China, no se lleven puesto a los formuladores y sintetizadores locales de agroquímicos.
¿Quiénes se veían perjudicados? Un trabajo de Ciafa dice que existen en Argentina un total de 7 plantas de síntesis y más de 120 plantas de formulación, que dan empleo directa a 6.000 personas. En 2016 dichas empresas tuvieron una facturación de 1.150 millones de dólares, volcando al mercado 175 millones de Kg/L de fitosanitarios.
Según esta nota de La Nación, queda claro que no son estas firmas las que mueven el grueso del mercado argentino de agroquímicos, sino un puñado de multinacionales. La torta en 2016 sumó 2.482,5 millones de dólares, y la líder en ventas fue Syngenta, con una facturación de us$ 329,7 millones. No es un detalle menor que esa empresa acaba de ser absorbida por ChemChina y la semana pasada presentó esta fusión en el país. Luego le siguen Monsanto, Dow, Bayer, Dupont y otras.
Entre las empresas directamente afectadas por las importaciones figuran ACA, AFA, Agrofacil, Agrofina, Atanor, Chemotecnica, Gleba, Lanther Química, Laboratorios Peyte, Laboratorios Nova, Neophos, Oleosol, Prochem Bio, Red Surcos, Reopen, Siner, Síntesis Química, Tecnomyl, Tort Valls, UP, entre otras. Estas son socias de Ciafa, pero también hay firmas multinacionales asociadas a Casafe que tienen fábricas en el país y están nerviosas por el ingreso de productos ya formulados, especialmente los “made in China”.
Con el establecimiento de las Licencias No Automáticas de importación todo parecía calmarse. Pero al parecer sucedió todo lo contrario y hubo un aumento de las importaciones de productos listos para usar. Los datos oficiales dicen que, en volumen, las importaciones de formulados volvieron a crecer 7,6% empujado el primer trimestre de este año, especialmente por mayores compras de glifosato, atrazina, y paraquat.
¿Qué sucedió? Las empresas enroladas en Ciafa dicen que “a más de ocho meses desde su sanción, la medida no ha podido ser implementada de manera eficaz”.
¿Por qué no se aplicaron las licencias a los productos que dañan efectivamente a la industria local? El argumento de los empresarios dañados es que las buenas intenciones del gobierno se paralizan cuando los reclamos de protección llegan a la denominada “Mesa de Agroquímicos” que funciona en el ámbito del Ministerio de Agroindustria y debería asesora Comercio a la hora de aplicar las regulaciones devenidas de la Resolución 301, ya que es la que debe fijar los criterios objetivos de otorgamiento de las licencias de importación.
Pero nada. O poco, el trabajo sin hacer.
El tema se discutió en una reunión realizada diez días atrás, en la que participaron directivos de Ciafa; el secretario de Comercio, Miguel Braun; su par de Agricultura, Ricky Negri; y la gobernadora de Tierra del Fuego, Rosana Bertone, quien alzó la voz porque tiene fábricas comprometidas en su provincia, en especial por las importaciones de atrazina lista para usar.
Allí, en la reunión, surgió un nombre y aquí aparece lo novedoso de esta historia, porque sería la primera vez que esta gestión de Agroindustria debería explicar qué intereses defienden realmente sus funcionarios.
“Es hora de capitalizar las fortalezas y los conocimientos adquiridos durante 20 años de exitosa carrera internacional en Syngenta”, dice a modo de presentación en su muro de la red de contactos laborales Linkedin quien está a cargo de coordinar esa Mesa de Agroquímicos en representación del ministerio. Se llama Hernán Pettinari y en efecto trabajó muchísimo tiempo en la multinacional que fue absorbida ahora por una empresa estatal china. Syngenta, líder en el mercado en 2016, es una de las empresas contra las que se dirigen los dedos acusadores ante el crecimiento de las importaciones de productos terminados.
Pettinari, que ocupó altos cargos en Syngenta hasta 2015, ahora se presenta como “asesor” del Ministerio de Agroindustria desde septiembre de 2016 a la actualidad. Es decir, ingresó a trabajar allí pocas semanas antes de la vigencia de la Resolución de la Secretaría de Comercio.
Pero ante todo se define como un “consultor privado y especialista en agronegocios”, que trabaja en dependencia con dos empresas: una llamada Artic Fox Ltd que está radicada en Londres y otra nacional llamada Ebitda SA, que el mismo Pettinari creó con un par de socios en agostos de 2005. Está dedicada al negocio de los agroquímicos y la aplicaciones.
“Consultor” es lo que dice además la tarjeta personal de este experto en agroquímicos que han recibido quienes se reunieron con él últimamente en los despachos de Agroindustria.
Lo conozco y es muy buena persona
Nosotros nos limitamos a informar en base a datos objetivos y declaraciones recogidas de diversas fuentes de la industria. Ya deberá resolver el Gobierno qué hacer. A veces no se trata solo de ser bueno sino que también hay que parecerlo. Matías Longoni.
Parafraseando “…poniendo en peligro la salud de ciertas empresas nacionales y muchas fuentes de trabajo…”le sumo el comentario del peligro que corre la salud de la población si la cifra de “…175 millones de Kg/L de fitosanitarios…” continua creciendo. Particularmente, en manos de productos como el Paraquat.
Coincido en apostar por la industria nacional pero de insumos en base biológica, que no sólo permiten una verdadera producción sustentable, sino que permiten crear valor agregado cuidando la salud del ambiente y principalmente de las personas.
Soy consciente que la disponibilidad de bioinsumos es bajísima pero algún día debemos despegar, para lo cual se requiere de una firme política de estado que permita construir un modelo agropecuario (y de país) en el que todos salgamos ganando, o como está de moda decir “win-win”
La salud de muchas empresas si bien esta complicada por la baja intempestiva de precios tambien esta complicada por algunos conductores que hace rato perdieron el rumbo y la eficiencia.