Eduardo “Nery” Martínez es apicultor de monte nativo y secretario de la Cooperativa Apícola APINOC del noroeste de Córdoba. Esta entidad también participa de la Mesa de Abejas Nativas Sin Aguijón (MANSA) que busca la conservación de las especies nativas de nuestro país desde un uso sustentable
-¿Desde cuándo funciona la cooperativa?
-De manera formal comenzamos en 2012, aunque muchos apicultores ya veníamos participando en grupos de Cambio Rural INTA. En 2013 hicimos la capacitación que da el Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social de Córdoba para conformar la cooperativa.
-¿Cuántos socios son?
-Somos 19 que vivimos en distintas localidades como San Carlos Minas, La Higuera, La Cañada, Nono, Cruz del Eje, San Antonio, San Marcos Sierras y La Falda. Todos apicultores del noroeste de Córdoba, de allí proviene el nombre APINOC, puesto por los propios productores.
-¿Cómo surgió la iniciativa de unirse y para qué?
-Por un lado, para tener una organización y visualizar la existencia de las familias apicultoras que viven monte adentro, donde la apicultura se complementa con otras producciones como la cría de cabras, gallinas, vacas, cerdos, harinas de algarroba y arropes en sistemas productivos diversificados. Otra necesidad era buscar el reconocimiento de las mieles de monte nativo que cada apicultor cosecha en su propio territorio, donde las plantas nativas existentes les dan características únicas.
-¿Por ejemplo?
-Y… las mieles que se extraen en las sierras de la Higuera o San Carlos Minas son muy distintas en cuanto a su sabor, color y textura en comparación a las extraídas en la llanura boscosa de San Antonio.
-¿Tan distintas son?
-¡Totalmente! Y esto enorgullece a los productores, quienes además saben que es un alimento de alto valor nutricional. Esta idea fundamentó uno de los objetivos que estamos gestionando actualmente: la creación de una sala de clasificación de mieles.
-¿Qué producción de miel tienen?
-Hay socios que trabajan con Apis mellifera y producen con 10 colmenas y otros que tienen más de 150; en ese rango el promedio general es de 50 colmenas por productor. Por eso decimos que son pequeños productores comparados a otras cooperativas o productores particulares de Córdoba. Los rindes por colmenas varían de 15 a 25 kilos de acuerdo a la temporada y al manejo que se realice y se cosechan mieles de monte nativo.
-¿Se puede decir que es miel de monte?
-Los apiarios están ubicados en lugares donde aún existe bosque en buen estado de conservación, y en algunos casos los campos están dentro de áreas de conservación natural como el Corredor Biogeográfico Chaqueño, que compatibiliza la producción con la conservación de la biodiversidad. Además, la región del noroeste no posee zonas industriales con grandes ciudades o zonas con uso intensivo de plaguicidas, por lo que aún se puede producir alimentos sanos.
-¿Los apiarios son fijos?
-En algunos productores sí, mientras que otros realizan trashumancia local llevando las colmenas a los algarrobales, mistolares o sectores cercanos a las Salinas, buscando la floración temprana para comenzar la temporada. Después trasladan las colmenas a las sierras, buscando la floración del palo amarillo y del orco quebracho, entre otras plantas, siguiendo la floración de cada estación. De esta forma los productores consiguen mieles monoflorales y multiflorales, ambas muy buscadas por los clientes de la cooperativa.
-¿A quién venden la miel?
-El mayor volumen va al mercado interno. Por lo general los socios venden a las familias y comercios de cada localidad, siendo muy pocos los que venden a representantes para la exportación, debido al volumen de producción. La cooperativa también vende y cada vez más los clientes exigen mieles de monte nativo con ciertas particularidades. Por ejemplo, algunos piden mieles claras y cristalizadas como las de algarrobo. Otros seleccionan las mieles oscuras semilíquidas como las de mistol, o coloradas como las de orco quebracho. En fin, a pesar de estar en un territorio donde existen otras cooperativas y apicultores, toda la miel se vende muy temprano. Tenemos compradores locales y de diferentes lugares de la provincia.
-¿Sólo de abejas sin aguijón o también de las otras?
-Estamos desarrollando la meliponicultura en base a las abejas nativas sin aguijón (ANSA). Esta oportunidad se nos da ya que la especie Plebeia molesta está presente en los bosques de esta región. Su miel y otros productos de la colmena son reconocidos por los campesinos que la conocen y aprecian como de gran valor alimenticio y medicinal.
-¿Trabajan con alguna institución?
-Sí: hemos colaborado con las investigaciones que se desarrollaron desde la Universidad Nacional de Córdoba, el CONICET, el Instituto Multidisciplinario de Biología Vegetal, la Universidad de Misiones y Áreas Naturales Protegidas de Córdoba. Esto nos permitió tener el primer meliponario a nivel provincial, es decir, el lugar donde están todos los cajones de las abejas. Hoy seguimos trabajando en forma conjunta para lograr una caja que nos permita producir miel de meliponas y esperamos poder producirla a mediano plazo para autoconsumo de las familias de los socios y luego para comercializar.
-¿Qué características tiene la miel de estas abejas nativas?
-Las experiencias con ANSA son aún experimentales y de manejo. Sabemos, por las investigaciones realizadas, que son más ácidas y fluidas, con mayor humedad que las mieles de Apis mellifera. También pueden ser monoflorales o multiflorales según la flora del lugar y sus características de sabor, olor, granulosidad cambian según la zona de producción (salinas, bosque de llanura o bosque serranos). Es decir, al igual que en Apis mellifera, se pueden obtener mieles diferenciadas con características particulares que las hagan un producto único y esto convertirse en valor agregado.
-¿Cómo trabajan entre los socios?
-Intercambiamos conocimientos, datos de proveedores, experiencias y esto es espontáneo, más allá de las gestiones que se hagan desde el Consejo de Administración. Aún nos queda mucho camino por transitar y mejorar como organización para lograr los objetivos que hemos acordado con los socios, pero también debemos trabajar con los otros apicultores y organizaciones para sostener la apicultura de nuestra región, que como en otras parte del país y del mundo corre el riesgo de desaparecer.
-¿Hay algún tema en especial que los preocupe?
-En nuestro territorio está pendiente, por parte del gobierno provincial, la actualización del ordenamiento territorial de los bosques nativos. Allí nosotros tenemos mucho que discutir ya que la apicultura de monte nativo es una concepción un poco más compleja que la idea simplificada de tierra como factor de producción. En nuestra región los apicultores son como una especie de campesino original, cuya historia y cultura está fuertemente ligada al noroeste argentino más que a la pampeana.
-¿Se sienten realmente conectados con la naturaleza?
-Sin duda. Sus formas de vida, sus casas, sus fiestas y otras producciones las realizan en convivencia con la naturaleza y se sienten parte de la tierra en la que viven. Trabajan con un ser vivo, la abeja, que usa el espacio tridimensional colectando néctar, polen, agua, resinas, materiales vegetales y minerales para producir diferentes mieles, polen, propóleos por lo que la clasificación de territorio cambia respecto de ser considerada sólo como un superficie delimitada como tal. La cultura del apicultor de monte se relaciona a la experiencia y conocimiento dinámico de los diferentes estratos que tiene el bosque como las hierbas, arbustos, árboles, enredaderas, epífitas, para distribuir los apiarios y aprovechar las cosechas, debiendo proveer el agua ya que es una limitante característica de la región chaqueña árida.
-O sea que el tema desmontes los toca muy de cerca…
-Entre 2014 y 2017 vivimos momentos de tensión a causa del incremento de los desmontes que atentan directamente contra nuestras producciones. Esto nos llevó a involucrarnos en un profundo proceso junto a otras cooperativas de la región, organizaciones campesinas y asambleas de vecinos para defender los bosques nativos frente a un proyecto de ley que buscaba ampliar nuevas áreas de cultivos intensivos en zonas de máxima conservación de bosques. Así se forjó el perfil de los apicultores comprometidos con producir en armonía con el cuidado del ambiente.
Para contactarse escribir a mielapinoc@gmail.com