El Mercado Central de Buenos Aires nunca ha estado libre de tensiones políticas, están en su ADN. En los últimos meses todos los golpes fueron dirigidos a su presidente, Nahuel Levaggi, quien llegó al cargo con el espaldarazo de Máximo Kirchner. Cortando con la tradición peronista que siempre ha manejado este centro concentrador ubicado en el corazón de La Matanza, el líder de la UTT (Unión de Trabajadores de la Tierra) que ganó protagonismo con sus “verdurazos” en contra de Macri, incluso probó una cucharada de su propia medicina y a diez meses de su asunción ya recibió un “frutazo” en su contra. Algunas entidades del sector frutihortícola más tradicional denuncian competencia desleal y un mal manejo en los precios.
Con su llegada en marzo, días antes del comienzo de la cuarentena, Levaggi -que no respondió a las consultas de este medio- anunció un giro de 180° en las políticas del mercado con vistas a darle un mayor espacio a los pequeños productores. Su discurso se basa en un fomento a la producción agroecológica y a la venta de frutas y verduras sin agroquímicos.
También puso en marcha una política de precios recomendados con los operadores, que se van discutiendo semana tras semana.
Los primeros reclamos en contra de su gestión, dirigidos por la Cámara Argentina Frutihorticola (COMAFRU), surgieron a partir del aumento de precios de los puestos en el mercado, del achicamiento de su espacio y de la suba de los cánones de gastos administrativos. A eso le siguieron denuncias sobre la definición de precios arbitrarios y venta de productos que supuestamente decían ser agroecológicos, pero que no lo serían.
“Esa agroecología es de dudosa realidad. Venden productos más caros y nadie garantiza que estén ofreciendo cosas ligadas a la agroecología”, dijo a Bichos de Campo Américo Barua, presidente de la Federación Nacional Frutihortícola Argentina (FENAFRUT).
Las cosas escalaron hasta que el 1° de diciembre se llevó adelante un frutazo en Plaza de Mayo, con la participación de organizaciones ligadas a productores agroecológicos, quienes denunciaron que los precios de venta al público fijados por Levaggi son un 40% más alto de lo que deberían ser, y que la falta de controles generó una competencia desleal entre puesteros.
“Lo que nadie dice es que esto va en desmedro del productor y del consumidor, los dos puntos más débiles de la cadena. El productor no tiene ninguna expectativa de que la actividad tenga algún futuro y el consumidor está pagando una mercadería que no es lo que se le dice. Esto frena la venta”, señaló Néstor Lombardi, presidente de la Cámara Argentina de la Actividad Frutihortícola (CAAF) -adherida a FENAFRUT- a Bichos de Campo.
También se acusa a Levaggi de imponer precios recomendados a compradores mayoristas y sugeridos a minoristas de manera arbitraria. Según explicó a este medio Mariano Winograd, ingeniero agrónomo con presencia en el Mercado Central desde 1983, el acuerdo de precios no es potestad del presidente del mercado sino que deben establecerse de acuerdo a la oferta y la demanda, por las leyes del mercado.
“Los dueños de los productos en general son los productores que los mandan al mercado en consignación. Si el precio del Mercado Central al productor no le gusta puede mandar su producto a cualquier otro mercado. Cuando el Central queda desabastecido, el precio sube. La idea de que diez puesteros con Nahuel pueden determinar los precios es una idea ridícula”, manifestó Winograd.
Como solución, las entidades críticas pidieron un cambio en el manejo del Mercado (que es un ente tripartito entre Nación, Provincia y Ciudad), y recurrieron al Ministro de Agricultura, Luis Basterra, pero no obtuvieron respuesta. En la mesa chica de discusión las opiniones difieren un poco. Mientras Barua pidió que “cambie la dirección del Mercado Central y se remueva el directorio general”, Lombardi se mostró más dialoguista. “La idea no es sacar a nadie sino cambiar la política que están llevando a cabo. Queremos sentarnos a dialogar, que se convoque al sector”, aclaró.
Desde FENAFRUT y CAAF aseguraron que de no abrirse la discusión, las movilizaciones y frutazos se replicarán en todo el país.