Hace muy pocos días debutó en sociedad Frutas de Argentina, que ya tiene hasta logotipo y todo. Se trata de una asociación de asociaciones: agrupa a las cámaras específicas de productores y exportadores de cítricos (Federcitrus), de peras y manzanas (CAFI), de cerezas (CAPCI) y de arándanos (ABC). En la fortaleza que aporta esa unidad, el bloque ya produjo un hecho de impacto político. Sus dirigentes se reunieron con el ministro de Producción, Dante Sica, y le advirtieron sobre el fuerte deterioro de las exportaciones del sector, al tiempo que le sugirieron imitar el modelo de Perú para recuperar el terreno perdido.
Bichos de Campo pudo acceder al documento que los productores de fruta reunidos en la nueva institución expusieron ante Sica. De entrada nomás le recordaron que en conjunto el sector genera unos 176.000 puestos de trabajo, que tiene producciones en más de 10 economías regionales, que exporta con valor agregado a más de 70 países y que genera cerca de 2.000 millones de dólares de facturación (1.446 millones en exportaciones y 650 millones en el mercado interno).
Tras la presentación de esas credenciales, los empresarios frutícolas pasaron a exponer frente al alto funcionario la que consideran es su mayor desgracia. El gráfico que le mostraron a Sica es muy claro: muestra como en los últimos diez años la Argentina achicó un 50% sus exportaciones de frutas, resignando embarques por cerca de 750 mil toneladas anuales.
El fuerte retroceso exportados también explica muchos de los problemas de precios que se registran en diferentes economías regionales, especialmente con los cítricos y las frutas de pepita, pues los excedentes de oferta que no se pudieron venden al extranjero naturalmente se vuelcan a un mercado interno saturado, que no logra recompensar a los productores con precios razonables. La conclusión es que muchos productores no pueden seguir en carrera y crece la concentración en el negocio.
¿Y por qué no se logra exportar? La respuesta de Frutas Argentinas es bastante sencilla y contudente: “Somos mas caros que nuestros competidores”.
En ese punto, los productores expusieron ante Sica el cóctel que los aqueja, conformado por la existencia de retenciones o impuestos a la exportación, la reducción de reintegros, la inflación, el dólar atrasado, los costos laborales, las tarifas de energía, los altos costos logísticos, y la falta de acuerdos comerciales que permitan reducir los aranceles de importación que se cobran en los distintos mercados.
En la reunión en Producción hubo espacio para hacer algunas propuestas. El sector comparó la situación local con la de los diferentes países del Hemisferio Sur que compiten con la Argentina en los mercados internacionales, en especial Chile, Sudáfrica y Perú. No fue ociosa la comparación, pues son esos países los que absorbieron la exportación de las 750 mil toneladas que dejó de colocar la Argentina en el mundo.
Frente a Sica, los fruticultores recomendaron en concreto imitar a Perú, un país que de la nada se convirtió en una potencia frutícola. Ese desempeño se basó sobre todo en la ley 27360, de promoción del sector agrario, que entró en vigencia n enero de 2001. Desde aquella sanción, las exportaciones peruanas de productos del agro se multiplicaron nueve veces y más precisamente las de productos no tradiciones (como los espárragos o los arándanos) lo hicieron 13 veces. Perú pasó de exportar vegetales por 634 millones de dólares en 2001 a 5.795 millones en 2017.
“Hoy Perú es reconocido como importante proveedor de alimentos de alta calidad”, dice el documento presentado a Sica, que además destaca que este programa de fomento permitió en ese país llevar a cabo una proeza en términos sociales: la pobreza se redujo en 50% por el aumento en las fuentes de trabajo generadas por el sector, que se duplicaron.
En la Argentina, según el flamante bloque de entidades frutícolas, este camino debería comenzar con algunos gestos concretos, como la “eliminación de los derechos de exportación y al restitución de los reintegros a los valores originales”.
Pero para el mediano plazo la organización reclamó “una ley de economías regionales específica para la fruta argentina, y que no incluya al agro más extensivo”. En ese paquete legal específicos, los productores pretenden que se impongan una serie de reformas en el terreno laboral e impositivo, que se promueva una financiación barata para el recambio de variedades y para minimizar el riesgo climático, y que se apuntale la logística interna.
Nació “Frutas de Argentina”. Ya tiene logotipo y una agenda de trabajo muy ambiciosa.