Medio chicato, el editor de esta nota comenzó escribiendo: “El BICE prestará 50 millones de dólares al sector agropecuario argentino”. Pensó de inmediato en el banco de inversión y comercio exterior del Estado argentino, presidido ahora por el industria José Ignacio de Mendiguren, y le sonó raro, porque esa entidad oficial suele ser esquiva, en tiempos del kirchnerismo, con financiar a los productores rurales.
Por eso volvió a mirar mejor la gacetilla. Y resultó ser que quien prestaría esa cantidad de dinero al sector agroalimentario argentino no sería el BICE sino el BCIE, que no es otra cosa que el Banco Centroamericano de Integración Económica. Sí, mundo patas arriba. Los países de América Central prestándole plata a la Argentina.
El Banco Centroamericano de Integración Económica es una institución financiera multilateral de desarrollo, con carácter internacional. Fue fundado en 1960 por Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa Rica para promover la integración regional y el desarrollo. Luego esa institución creció con la incorporación, como socios extrarregionales, de México, Taiwan, Argentina, y más recientemente, Colombia. De aquella lejana relación surge esta posibilidad de préstamos.
“Producto de la crisis económica ocasionada por la pandemia durante el último año, cientos de micro, pequeñas y medianas empresas agropecuarias y agroindustriales de la zona rural de Argentina se vieron afectadas económica y financieramente”, define el contexto esta institución multilateral, al anunciar que destinará 50 millones de dólares en préstamos a la Argentina.
“En apoyo a su país miembro extra regional”, dice la gacetilla, el Banco Centroamericano aprobó el llamado “Programa de Recuperación y Desarrollo Rural Post-emergencia”.
Como otros préstamos internacionales del FIDA o el Banco Mundial, ese dinero será administrado por el Ministerio de Agricultura, que implementará este programa con la esperanza de “impactar positivamente en 458 MIPYMEs y 123 organizaciones productivas de la zona rural, así como el otorgar 2.235 créditos que se traducen en casi 7 mil beneficiarios”. A su vez, según los cálculos oficiales, “habrá un impacto positivo en 4.700 familias por medio de la generación de empleos directos, 157 nuevos emprendimientos y el asesoramiento y capacitación a 700 jóvenes”. Tiremos cifras, que total después nadie controla si se cumplen.
El presidente ejecutivo del BCIE, Dante Mossi, señaló: “Con este financiamiento el BCIE contribuye con los esfuerzos de la República Argentina en lograr una economía más inclusiva, en particular en las zonas rurales, al consolidar actividades agro-productivas, agroindustriales y de servicios que generen mayores ingresos y empleo para la población rural”.
El director por Argentina y Colombia en el BCIE se llama Maximiliano Alonso y es él quien gestionó exitosamente este financiamiento. Queda claro tras leer sus declaraciones que el dinero será utilizado en los programas para pequeños y medianos productores que lleva a cabo el Ministerio de Agricultura, y que ponen el acento en jóvenes, mujeres y economías regionales, sobre todo si además practican la agroecología y tienden a la inclusión.
“Estamos comprometidos con el desarrollo de las economías regionales del país teniendo en cuenta el ambiente, la ecología y un nuevo modelo de productividad con inclusión social. Nuestro objetivo es cooperar y fortalecer la producción agropecuaria de emprendedores rurales, especialmente jóvenes y mujeres que trabajan la tierra en toda la Argentina”, dijo Alonso.
Como sea, según el BCIE, el crédito está dirigido a financiar capital de trabajo, logística, infraestructura, emprendimientos de jóvenes y mujeres y la incorporación de tecnología. Además, permitirá brindar asistencia técnica para la formulación de proyectos de agricultura sustentable.
Las condiciones del financiamiento de este entidad fueron establecidas a 20 años plazo con cinco años de gracia y con la tasa LIBOR más 240 puntos.
El miércoles pasado, el ministro Luis Basterra participó de una reunión con 30 países de la región latinoamericana en busca de fórmulas para hacer frente a los desafíos que dejará el Covid. Allí también participaron los representantes de este sorpresivo BCIE que se ha convertido en nuevo acreedor externo de la Argentina.