Hace un par de años dimos cuenta del nacimiento de Frutas de Argentina, un frente común entre las diversas economías frutícolas con perfil exportador que quedan en el país, y que son claves para la generación de empleo en cada una de sus regiones: está el arándano, las peras y manzanas, los cítricos y las cerezas.
Había silencio en ese bloque, hasta que ahora las urgencias comunes los obligaron a juntarse nuevamente para advertir, en un comunicado, que atraviesan una compleja situación y que es necesario que el gobierno meta manos en el asunto, pues se corre el riesgo de desandar un camino recorrido que ya lleva décadas. El mensaje de los empresarios es clarito: si no se hace algo ahora, es posible que muchas chacras queden fuera de producción y se pierdan miles de puestos de trabajo.
El comunicado de Frutas de Argentina, que agrupa sobre todo a los empaques y empresas exportadoras de cada una de estas ramas de la fruticultura, explica que “la compleja situación que afronta el sector” tiene varias razones:
- Mercados internacionales en la post pandemia, inmersos en una crisis que no se solucionará a corto plazo.
- Constante evolución de los costos internos y la misma tendencia en cuanto a insumos del exterior.
- El diferencial entre el tipo de cambio que recibe el exportador y en el que son basados sus insumos principales (por ejemplo fertilizantes, envases de cartón corrugado, agroquímicos) que atenta contra la competitividad internacional de nuestras exportaciones.
Y es ahí que reclama una reacción de un gobierno que hace rato ha dejado de prestar atención a este tipo de situaciones, “ante la necesidad de preservar las plantaciones y el funcionamiento mínimo de la cadena frutícola nacional, asegurando un mínimo de puestos de trabajo en una actividad típicamente regional e intensiva en mano de obra”.
Frutas de Argentina informó que ya hizo la solicitud formal de una serie de medidas a los ministros de Economía, Martín Guzmán; de Desarrollo Productivo, Matyías Kulfas; y de Agricultura, Julián Domínguez. Por lo visto, y dada la difusión pública de este comunicado, sin demasiada suerte por ahora.
En concreto, las actividades frutícolas exportadoras reclaman del Poder Ejecutivo “la implementación de medidas que mitigarían los efectos negativos de este escenario”. No reclaman la eliminación de retenciones porque esa es una decisión que el gobierno ya tomó hace varios meses, pero que parece insuficiente.
Parece ser tan grave el estado de cosas que lo que piden ahora es un fuerte incremento de los reintegros, que le permitan recuperar competitividad en los mercados externos. Este pedido de plata fresca implica la “restitución de los valores históricos de los reintegros a la exportación”, para llevarlos al 15% de los valores exportados”.
Además se pide que se eleve el Mínimo No Imponible (MNO) para los aportes patronales de ese tipo de economías. Ese tope actualmente está congelado en 17.509,20 pesos. Es decir que no alcanza a aliviar las cargas patronales.
También expone el bloque frutícola la necesidad de que el Estado se comprometa más en la difusión de “los beneficios del Decreto 514/21”, que fue el que debería permitir compatibilizar los planes sociales con el trabajo rural registrado. Para los empresarios, hay que “facilitar su implementación por parte de trabajadores y empleadores” para que la gente pierda temor a perder sus planes sociales y retome las tareas de cosecha, que en muchos casos se ven amenazadas por la falta de mano de obra.
Otro reclamo es que el Gobierno Nacional se ponga las piles y haga algo frente la dificultad para obtener los contenedores necesarios y para reducir las tarifas de los fletes de ultramar.
Frutas de Argentina también pide la creación del CUT (Cuenta Única Tributaria=, que serviría para simplificar y agilizar la compensación de saldos acreedores y deudores de IVA y otros impuestos y facilitaría “lograr mayor liquidez para las empresas”.
En materia de energía y gas, se propuso “eliminar el IVA y demás impuestos y tasas municipales sobre las tarifas de gas y de energía eléctrica usados en procesos productivos y para sistemas de riego”.
También se plantea que es necesario eliminar derechos e impuestos para fertilizantes y agroquímicos y para la tecnología aplicada a la producción en diferentes puntos de las diferentes cadenas frutícolas y que, generalmente no son producidas en el país.
Hasta para la diplomacia hay reclamos. “En lo referente a promoción y representación externa se sugiere acelerar las negociaciones sanitarias acompañadas de tratados de libre comercio (TLC) para la apertura de nuevos mercados; así como “trabajar la promoción externa, tomando como base los aspectos de diferenciación que hacen a la fruta argentina respecto de la competencia”.