La semana pasada implosionó prácticamente el único instrumento presente en el mercado argentino para proteger el capital de la aceleración inflacionaria: los títulos públicos del Estado nacional que ajustan por el Coeficiente Estabilizador de Referencia (CER), un indicador que refleja las variaciones del Índice de Precios al Consumidor (IPC).
Tal como se advirtió en su momento Bichos de Campo, la inversión en tales instrumentos representa un riesgo ante la posibilidad de que el gobierno los refinancie con el propósito de licuar la abultada deuda en pesos que viene acumulando en los últimos meses.
Si bien el ministro de Economía, Martín Guzmán, aseguró en su cuenta de Twitter que jamás procedería a renegociar títulos de deuda pública en pesos, el nerviosismo presente en el mercado argentino comenzó a evidenciarse en una fuerte suba del tipo de cambio, que hoy cerró en 229 $/u$s en el mercado bursátil (MEP), mientras que el Contado Con Liquidación (CCL) terminó la jornada en 237 $/u$s.
Yo no suspendí el viaje. La empresa canceló el vuelo y no llegaba al Foro de Minería. Asistiré de forma virtual.
Y en cuanto a la barbaridad de defaultear deuda en pesos: nuestro Gobierno jamás haría eso. El crédito en la moneda propia es un pilar de 𝐭𝐨𝐝𝐨 Estado soberano. pic.twitter.com/jxOPsG86xP
— Martín Guzmán (@Martin_M_Guzman) June 13, 2022
Ese contexto, sumado a un escenario financiero internacional turbulento, no es una buena noticia para los que tienen entre manos la originación de soja en el mercado disponible, dado que la mayor parte de los productores se aferran a los porotos como “reserva de valor” frente a la incertidumbre.
Al 1 de junio pasado, los productores –según los últimos datos oficiales– habían vendido 17,3 millones de toneladas de soja 2021/22, una cifra que representa casi un 40% de la cosecha estimada.
Se trata, tanto en términos nominales (toneladas) como porcentuales, de la cifra más baja del último lustro, lo que muestra claramente que la voluntad de venta de soja se encuentra limitada por el panorama incierto tanto a nivel local como internacional.
Por supuesto, la ralentización comercial de la soja argentina representa un factor alcista de corto plazo adicional a las muchas variables favorables presentes en el mercado de la oleaginosa.