En la India, donde no está habilitada la soja modificada genéticamente, los “premios” ofrecidos por la harina de soja sin transgénicos hicieron irresistible la exportación de ese producto hacia Europa y EE.UU.
Pero lo que fue una “fiesta” para las empresas exportadores, terminó siendo un dolor de cabeza mayúsculo para las industrias usuarias de harina de soja, porque se acabaron las existencias internas de producto y los precios escalaron hacia la estratósfera.
Las exportaciones totales de harina de soja de la India en la campaña comercial 2020/21 –indica un informe del USDA– alcanzaron 1,9 millones de toneladas, una cifra que es más del doble de lo registrado en 2019/20.
Como los exportadores de harina de soja –fundamentalmente Argentina, Brasil y EE.UU.– sólo elaboran el producto en base a granos modificados genéticamente, entonces India, que no habilitó la producción ni la importación de soja transgénica, estaba realmente en problemas.
Lo que sucedió es que los productores avícolas, lecheros y acuícolas indios fueron a golpear las puertas de los despachos oficiales del gobierno nacional para que autorice el ingreso de harina de soja elaborada con granos modificados.
Así es como el 24 de agosto pasado el gobierno indio relajó su política de importación de manera temporaria, hasta el 31 de octubre de 2021, para permitir el ingreso de hasta 1,2 millones de toneladas de harina de soja a través del puerto de Nhava Sheva y el cruce fronterizo de Petrapole en la frontera con Bangladesh.
Pero se quedó corto. Por eso el 3 de septiembre el gobierno indio anunció que la harina de soja también podría ingresar a través de tres puertos marítimos adicionales: Mumbai, Tuticorin y Visakhapatnam. Así, de facto, quedó permitido el uso de harina de soja elaborada con porotos transgénicos.
El horizonte temporal para concretar embarques hasta esa fecha, especialmente teniendo en cuenta el período del flete con embarque desde EE.UU. y Sudamérica, es muy limitado, por lo que se espera que no se concrete un volumen demasiado significativo de importaciones.
A partir de noviembre, el ingreso de la cosecha local de soja india debería calmar los precios locales del producto y, por extensión, el nerviosismo presente en el sector agroindustrial.