Un “misterio” comercial presente en el mercado argentino finalmente fue develado para dejar al descubierto una nueva jugada intervencionista del gobierno nacional.
El último informe semanal de compras de granos publicado por la Secretaría de Agricultura muestra que en los siete días finalizados el pasado 10 de mayo los molinos habían logrado comprar apenas 2,70 millones de toneladas de trigo 2022/23, un volumen muy bajo para la cifra de al menos 6,0 millones de toneladas de molienda que se espera lograr en la actual campaña.
A pesar de tan bajo volumen comprado, no se escuchan quejas –como sucedía en otros años– del sector molinero en lo que respecta a dificultades para conseguir mercadería.
La razón de ese fenómeno es que las empresas exportadoras están abasteciendo a los molinos para cubrir el “bache” de oferta dejado por los productores, quienes, si tienen que hacer “caja”, prefieren hacerlo con cultivos ajustados al tipo de cambio de 300 $/u$s, como es el caso de la soja, el girasol o la cebada cervecera.
En noviembre de 2022 la Secretaría de Agricultura otorgó una prórroga excepcional de 360 días corridos a las Declaraciones Juradas de Venta al Exterior (DJVE-360) de trigo con período de embarque comprendido entre el 1 de diciembre de 2022 y el 28 de febrero de 2023.
Eso permitió trasladar los permisos de exportación del cereal 2022/23 a los primeros meses de la próxima campaña 2023/24, de manera tal que las empresas no tuvieran que salir a originar trigo para cumplir con los embarques declarados ante la Secretaría de Agricultura.
Pero el pasado 19 de abril se procedió a extender por 360 días la prórroga de las DJVE de trigo con inicio de embarque comprendido entre el 1 de diciembre de 2022 y el 31 de julio de 2023. Adicionalmente, se estableció que la Secretaría de Agricultura podrá otorgar una prórroga excepcional de hasta 180 días corridos para las partidas registradas a partir de agosto de 2023, aunque por el momento no hay ninguna declarada en esa fecha.
Muchos se preguntaron cuál era la razón de implementar una extensión tan grande de las DJVE, que incluso abarca toda la campaña 2023/24 del trigo que ni siquiera se sembró aún, y la respuesta puede verse claramente en el siguiente gráfico:
Gracias a la fenomenal ampliación de las DJVE, los exportadores ya no tienen ninguna obligación de embarcar trigo en los períodos asignados durante lo que queda de este año y el 2024, lo que implica que el cereal que tienen en su poder pueden venderlo tanto a la molinería local como al exterior según mejor les convenga.
Quizás casualmente, o no tanto, desde la segunda flexibilización de las DJVE de trigo los valores de referencia del cereal comenzaron a subir de manera significativa.
“Los molinos argentinos están pagando por el trigo el precio más alto del mundo”, se quejó ayer Diego Cifarelli, presidente de la Federación de la Industria Molinera, en el evento Agrotendencias organizado en la Bolsa de Cereales de Buenos Aires por los acopiadores.
Difícil ponderar semejante esa afirmación en un país con tantos tipos de cambios diferentes, pero, sin dudas, el precio del trigo está actualmente bastante más caro que durante los primeros meses del ciclo comercial 2022/23.