Los sectores de la molinería de trigo y también los matarifes y la industria frigorífica han empezado a reclamar que el Estado retome sus tareas de control de la informalidad y la competencia desleal, una tarea de la que la ex Secretaría de Agricultura desertó casi por completo en el gobierno de Alberto y Cristina, cuando la ex ONCCA estuvo a cargo del contador Luciano Zarich, al artífice principal del cepo a la exportación de carne. Para decirlo con total claridad: esa gestión estuvo mucho más preocupada por controlar a quienes exportaban que a quienes evadían.
Ahora la economía aprieta, las ventas al mercado doméstico caen, y para los frigoríficos y molinos se está volviendo a convertir en un dolor de cabeza la competencia de operadores informales, que vulneran las normas impositivas, sanitarias y laborales. El negro crece y esto ha sido expresado como preocupación en distintos comunicados de FIFRA (frigoríficos regionales), la Cámara de Matarifes Camya y hasta por la FAIM (Federación de la Industria Molinera).
La nueva gestión de Agricultura, ahora rebautizada Bioeconomía, todavía no da respuesta a estas inquietudes crecientes: no se sabe qué harán con esta papa caliente que comienza a quemarles las manos. El secretario Fernando Vilella, por el contrario, incurrió en la grosera decisión de despedir a dos abogadas de la Dirección Nacional de Control Comercial Agropecuario acusándolas falsamente de filtrar a Bichos de Campo un documento que confirmaba la situación que él ahora debería corregir. Es decir, el funcionario de Milei lanzó una cacería de brujas sobre quienes revelaron el descalabro de los controles electrónicos (y mal, porque esas abogadas despedidas no habían sido) en vez de ponerse a trabajar en corregir la deficiencia estatal.
Y es que, lo dijimos desde el primer día, el secretario Vilella parece más cómodo conviviendo con quienes han desmantelado casi por completo los controladores electrónicos a molinos y frigoríficos, que poniéndose a hacer lo que tiene que hacer, que es reestablecerlos. Los CEMT (molienda de trigo) y los CEF (frigoríficos) son equipos electrónicos que el gobierno de Cambiemos mandó colocar en todas esas plantas, justamente para recibir online datos de faena y molienda que permitieron controlar los niveles de evasión.
Tras aquellas primeras notas de Bichos de Campo denunciando el desmantelamiento de dichos controles, el alto funcionario de Milei no solo expulsó del Estado a gente inocente sino que no hizo nada para revertir el estado de cosas, que se agravó: en la ex ONCCA prácticamente se abandonó el monitoreo electrónico.
El ex coordinador general de la DNCCA en la gestión de Zarich, llamado Gerónimo Maximiliano Sarria, quien fuera quien admitió en aquel expediente la desintegración del sistema de controladores cuando ellos estuvieron a cargo, lejos de ser expulsado del Estado en la última razzia de contratados mantuvo su puesto cerca de la nueva gestión, a resguardo del subsecretario de Mercados Agropecuarios designado por Vilella, el economista de la Bolsa de Cereales Agustín Tejeda Rodríguez.
En cambio sí fueron echados del organismo, en conjunto con otras 400 personas de Agricultura a las que se les vencieron los contratos el pasado 31 de marzo, dos históricos especialistas en control de molienda que ninguna responsabilidad tuvieron en este proceso: uno en Rosario y otro en la agencia metropolitana, en la que es evidentemente sigue teniendo mucha influencia el ex coordinador Sarría. En otras palabras: los sospechosos de siempre hicieron las listas de despedidos.
En este momento, el nuevo coordinador de la DNCCA designado por la nueva gestión es Matías Canosa, hijo de un reconocido consultor ganadero. Pero su nombramiento no ha sido oficializado y por lo tanto no puede tomar ninguna decisión valedera y consistente. En este contexto, por decisión de no se sabe quién, se levantó absolutamente la vigilancia de los CEMT que quedaban a manos de los últimos despedidos en Agricultura.
Según fuentes internas en esa repartición, la escasez de personal provocada por esos despidos impactó tanto en el área informática que da soporte a los servidores que recepcionaban la información como en el personal técnico que realizaba el análisis de la actividad de los equipos que aún funcionan. Oficialmente de este asunto complejo no se dice nada.
El desguace casi total del sistema de control electrónico de molienda de trigo permite que cualquier planta de molienda que se proponga pasar por el diagrama de producción 3 o 4 camiones de trigo diarios (dependiendo de la capacidad de trabajo) siga operando a la noche, cuando la electricidad sale más barata y al otro día ubique la resultante de harina en negro en el contrabando fronterizo o en el conurbano bonaerense.
El trigo negro es más barato y la harina comercializada en negro se evita muchísimos tributos, registra una rentabilidad extraordinaria de al menos 30%, imponiendo una grave competencia desleal de esos operadores respecto de quienes siguen cumpliendo las reglas y no aprovechan el desmantelamiento de la DNCCA y sus funciones específicas.
“El estado tiene que desaparecer porque es una asociacion ilícita”
No hicieron campaña votaron y apoyaron eso ustedes?
A llorar a la iglesia!!
Más injusto y destructor de puesto de trabajo en la molinería como el FETA no hubo y espero que no exista nunca más.