En el segundo semestre las exportaciones argentinas de carne porcina, que venían creciendo de manea notable de la mano de compras por parte de China, se desplomaron hasta niveles ínfimos.
Si bien la información de mercado en China –una nación con un régimen totalitario– no abunda ni es demasiado confiable, aparentemente el gobierno central aplicó toneladas de subsidios para incentivar la producción de grandes granjas porcinas al tiempo que obligó a liquidar rodeos de operadores medianos y pequeños, que son quienes tienen menos condiciones para asegurar condiciones sanitarias.
Esas medidas, además de recomponer el stock interno de cerdos –muy golpeado luego de sucesivos brotes de fiebre porcina africana–, generaron una avalancha de oferta interna de carne de cerdo (la más consumida por los chinos) que provocaron consecuentemente una caída estrepitosa de las importaciones. En ese proceso, los exportadores menos competitivos –como es el caso de la Argentina– desaparecieron del mapa de proveedores “sobrevivientes” de la red de importadores chinos.
Sin embargo, la buena noticia es que el desplome del mercado externo fue compensando por un resurgimiento de la demanda local. Integrantes de la cadena de valor porcina proyectan que este año el consumo por persona podría llegar a un promedio del orden de 20 kilogramos, una cifra inimaginable apenas una década atrás.
Los argentinos cada vez aceptan más la carne de cerdo como remplazo de la carne vacuna y “por eso el precio de los capones mejoró 40% (en términos nominales) en los últimos cuatro meses”, dijo Guillermo Proietto a Bichos de Campo, quien se desempeña como gerente del consorcio Argenpork y próximamente dejará ese cargo para encarar un nuevo emprendimiento.
“Hoy está faltando cerdo; Argentina tiene un tema estructural. Todavía tiene mucho por crecer en la producción para poder abastecer la demanda interna y una exportación que debe ser constante y estable. Ahora las cosas están dadas vuelta, pero creo que en 2022 va a retomar el flujo exportador, aunque no se puede saber con qué magnitud”, se esperanzó Guillermo.
En ese escenario comercial, el especialista en comercio exterior decidió lanzar su marca propia de carne para asesorar a frigoríficos interesados en diversificar ingresos por medio de ventas a mercados internacionales.
“Era una inquietud que tenía hace tiempo. Quería iniciar una actividad orientada a la exportación de subproductos porcinos porque veía que había frigoríficos que trabajaban en el mercado local y que con ayuda y asociativismo podían dar un paso en la exportación”, explicó Proietto.
Escuchá la entrevista completa:
El experto contó que la marca se llama Pork Master y que el emprendimientos “está orientado para la exportación, aunque también considero que es importante tener un negocio balanceado, tener participación en el mercado interno, en definitiva hay que estar en los dos mercados”.
En lo que respecta al ingreso de carne porcina, mayormente proveniente de Brasil, indicó que “no existe problema en que haya un flujo de ingreso y salida de cortes porcinos, el problema es que existen ciertas distorsiones macroeconómicas que hacen que esos flujos no sean equilibrados”. Eso porque los operadores locales que consiguen dólares al tipo de cambio oficial –cuyo valor es menos de la mitad de las cotizaciones de mercado del dólar– hacen un gran negocio cambiario importando alimentos.