El ministro Sergio Massa oficializó anoche un ajuste de precios de los combustibles en las estaciones de servicio de la estatal YPF del 12,5%, el cual se complementa con subas de precios de hasta 15% que ya habían aplicado refinerías privadas en los últimos días.
Massa aseguró que “este fue un acuerdo entre los productores, refinadores, la Secretaría de Energía, Aduanas y la AFIP e implica que el aumento del 12,5% en todas las estaciones de servicio será el último hasta el 31 de octubre y entramos en un sendero en el cual no habrá más incrementos de combustibles” (sic).
Hemos acordado, después de un trabajo de entendimiento entre las refinerías, los productores y el Estado, que no habrá más aumentos de combustibles hasta el 31 de octubre. pic.twitter.com/pQ2mZFk8nk
— Flavia Royon (@FlaviaRoyon) August 17, 2023
La cuestión que todas las empresas petroleras, incluyendo YPF, aplicaron esta semana un ajuste del 25% en el valor mayorista del gasoil, una cifra que supera a la devaluación instrumentada el lunes pasado sobre el tipo de cambio oficial.
Si bien el monitoreo realizado por la Federación Argentina de Entidades Empresarias de Autotransportes de Cargas (Fadeeac) venía mostrando que el combustible era uno de los rubros más retrasados respecto de la inflación general, lo cierto es que el precio interno de los granos no logró cubrir todo el tramo devaluatorio registrado esta semana (razón por la cual el nivel de órdenes de ventas se derrumbó).
La creciente disparidad de precios entre surtidores y despachos a granel contribuye a exacerbar la presión de demanda en las estaciones de servicio, lo que complica el suministro de combustible tanto de vehículos particulares como de camiones de carga.
En tal escenario, en muchas regiones productivas se aplican cuotas máximas de venta por cliente para intentar racionar el volumen diario disponible de combustibles.
El ajuste en el rubro minorista, que no cubre obviamente la devaluación, aleja cada vez más el precio de ese insumo crítico de la paridad de importación tanto de nafta como de gasoil, algo que desincentiva las importaciones de ambos productos en una nación que no se autoabastece de los mismos (y que no sería el caso si hubiese una política de promoción de biocombustibles).