Los políticos suelen sentirse demasiado atraídos por la palabra “cooperativa”, y mucho más si detrás de esa figura se abren fábricas y se crean puestos de trabajo. En la historia de la Cooperativa Familias Argentinas que reabrió el frigorífico Mariano Acosta de Merlo, estaban todos esos condimentos. Y debe haber sido por eso que el gobernador Axel Kicillof cayó en la tentación fácil de participar del acto de inauguración en mayo de 2024. No hay delito en esta decisión, pero sí una ingenuidad pasmosa y peligrosa.
Es que la historia de esa supuesta cooperativa es desopilante y se parece mucho más a la de un grupo de tránsfugas interesados en hacer negocios rápidos, jugando casi siempre al filo de la ley, que al esforzado intento de trabajadores de la carne por mantener sus puestos de trabajo en una empresa recuperada. No es ese -definitivamente- el caso que Bichos de Campo viene contando desde el lunes. No hay una cooperativa real más allá de los papeles. Se trata más bien de una banda conformada por gente de pocos escrúpulos.
Ahora el caso escaló a mayores y salpica al gobernador Kicillof, que concurrió ingenuo a principios de mayo de 2024 a un acto de inauguración de un nuevo frigorífico en Merlo, de la mano del intendente Gustavo Menéndez, y se sacó fotos juntos un grupo de personas que ahora son acusadas de girar -desde la falsa cooperativa, no desde sus cuentas personales- cheques sin fondos por unos 4.000 millones de pesos.
Desde la Provincia de Buenos Aires juran y perjuran que no hubo ningún tipo de aporte económico a esta aventura de reabrir un frigorífico en el conurbano, aunque su ministro de Desarrollo Agrario, Javier Rodríguez, dio instrucciones precisas para colaborar técnicamente para que la planta de faena ubicada en medio de los humildes caseríos de Mariano Acosta pudiera comenzar a recibir hacienda y faenarla.
La amabilidad de las autoridades provinciales con este grupo se vio en otro gesto inusual. En agosto de 2024, pocas semanas después de la inauguración y del comienzo de la faena en ese establecimiento, la Dirección de Ambiente dispuso su clausura por deficiencias en sus sistema de tratamiento de efluentes, que se volcaban en un arroyo cercano. Pero solo 12 días después desistió y habilitó su reapertura porque al parecer el problema no era tan grave.
“Acá no hay una cooperativa real. Acá hay un dueño y algunos vivos que se sumaron a la aventura”, resumió una fuente que conoce bien el negocio de la carne en el conurbano. Por cierto, el INAES (Instituto Nacional de Economía Social) no publica los datos de las cooperativas de trabajo vigentes, aunque los funcionarios a cargo han admitido que muchas de ellas son truchas, simples pantallas para concretar otro tipo de intenciones. Parece ser el caso de la Cooperativa de Trabajo Familias Argentinas, que nació -como su nombre lo dice- justamente rellenando todos los casilleros de cargos con los integrantes de una misma familia.
Uno de los vivos era Marcelo “Chelo” Majamu, el primer presidente de la cooperativa de marras y uno de los que aparece en la foto con Kicillof. De hecho, éste completó la nómina de cargos de la flamante cooperativa con su hermana Viviana y varios otros parientes de apellido Martínez. En realidad, Chelo tenía carnicería en zona Norte y una empresa en José C Paz llamada Carnes El Tonal SA, dedicada a “operaciones de intermediación de carne excepto consignatario directo”. El iba a ser el primero en proveer de hacienda al flamante frigorífico.
A otro de los “vivos”, quizás el más relevante de todos, ya lo hemos presentado: Se trata del contador José Belseny, que venía de trabajar en un frigorífico de la zona de Salto, donde además se había convertido en asesor del Sindicato de la Carne local, que dirige Miguel Tapia y forma parte de la Federación de la Carne (en el primer capítulo de esta saga, cometimos el error de vincular a Benseny directamente con la Federación conducida por Alberto Fantini, pero ambos compartieron únicamente una foto). Este hombre ha sido el principal gestor del negocio planteado en torno de la cooperativa. Administraba todos los negocios y era el firmante de los cheques emitidos por la entidad trucha.
El tercero de los “vivos” es el actual presidente de la cooperativa y un hombre con experiencia en el trabajo de la carne, Ariel Víctor Díaz, quien ya aparecía ostentando ese puesto en la inauguración de mayo 2024, ya que así se lo presentaron a Kicillof, y habría renovado ese cargo en una supuesta asamblea de socios realizada el 21 de junio pasado. Según el “acta” enviada a las autoridades competentes, allí el contador Benseny figura como tesorero y Fernando Claudio Bartoletti como secretario.
Se podría sumar un cuarto nombre al grupo inicial de socios de la falsa cooperativa, que es el arquitecto Germán Berardi, quien figuraba como “gerente” al momento de la inauguración. Pero distintas fuentes dijeron que éste sujeto se ocupó básicamente de las refacciones de la planta frigorífica y se retiró poco tiempo después del grupo.
Hasta aquí los vivos, pero nos falta develar el dueño de la pelota, que no es otro que el propietario del inmueble y del edificio situados en la calle Cassaux 2554 de la popular barriada de Merlo.
Se trata de un viejo conocido del negocio de la carne llamado Ángel Vitale. Hasta los primeros años del milenio, fue el titular del frigorífico Ganadera 2000, que funcionaba exactamente en el mismo edificio que ahora ocupa la cooperativa. Esa planta fue denunciada varias veces por evasión y también clausurada por razones ambientales. Pero dejó de trabajar cerca de 2004/05 básicamente porque los matarifes que llevaban allí su hacienda la “vaciaron” y fueron a faenar en otro lado. Quebró definitivamente en 2013.
Según los testimonios, Vitale es un viejo conocido de José Belseny y juntos decidieron la creación de este “grupo de amigos” con el objetivo de reabrir la planta. Pero solo tenían el viejo edificio y los contactos. Por eso el siguiente paso fue vincularse con “Chelo” Majamu, que tenía la distribuidora de carne y el sello de la falsa cooperativa Familias Argentinas. Los otros “vivos” se fueron sumando tentados por la aventura.
Tal como reveló el lunes Bichos de Campo, las andanzas de este grupo arrancan en julio de 2023, cuando el mencionado Majamu y sus parientes socios de la cooperativa Familias Argentinas firmaron un poder cediendo toda la administración y el manejo de la entidad al contador Benseny, la mano derecha de Vitale.
Luego de las obras necesarias para reactivar la planta y lograr una habilitación de la provincia (aquí radica la colaboración del gobierno de Axel Kicillof), las primeras faenas se realizan en abril de 2024, con 171 cabezas procesadas ese mes. Los primeros vacunos llegaron desde Entre Ríos, pero como la cooperativa no cumplía con los plazos de pago muy pronto esos ganaderos le dejaron de vender.
En mayo de ese año se realiza el acto de inauguración de la planta, con la presencia del gobernador Kicillof y el intendente de Merlo, Gustavo Menéndez. Casi todos los “vivos” posaron en las fotos e hicieron declaraciones ante las cámaras llevadas por estos políticos a esa ceremonia, festejando la apertura tras 18 años de una planta que vendería carne en la zona y crearía unos 70 puestos de trabajo. En las imágenes, el gobernador bonaerense posó delante de varias medias reses ya en cámara. Era la mejor señal de que le trabajo ya había comenzado.
En esos primeros meses de 2024, el frigorífico Mariano Acosta llegó a faenar, según los registros de la ex ONCCA, un total de 5.002 vacunos. Luego en agosto llegó la clausura por parte del Ministerio de Ambiente provincial. Y aunque el papeleó se resolvió favorablemente a los pocos días, la faena se detuvo en lo que quedaba de ese año, seguramente por las obras de adaptación de las piletas de efluentes.
La matanza de bovinos se reanudó ya en enero de este año y lleva acumuladas 26.445 cabezas hasta fines de noviembre pasado. La mayor parte de la carne se vendía a través de carnicerías manejadas por la propia cooperativa en el distrito de Merlo. O canalizada incluso a través de la agrupación “Peronismo en marcha” de ese distrito. El principal referente de ese grupo es el intendente Menéndez.
Vale una aclaración: desde el relanzamiento del RUCA (Registro de Operadores de la Cadena Alimentaria) que impulsó el gobierno de Mauricio Macri en 2017, las cooperativas de trabajo tienen prohibido expresamente faenar hacienda a su propio nombre (ya que bajo esa figura se esconden resonantes casos de competencia desleal en el sector), y solo deben limitarse a prestar un servicio de faena, su fuerza de trabajo. Por ese motivo necesitan de matrículas de terceros para poder operar: los matarifes abastecedores llevan su ganado al frigorífico y luego deberían llevarse la carne.
En este caso, la cooperativa Familias Argentina operaba mediante ciertos “matriculines” (como se conoce en la jerga de la carne a los permisos medio truchos), se quedaba con la carne, la vendía en Melo y luego pagaba con cheques a sus proveedores de hacienda.
Cuando los incumplimientos de la cooperativa se comenzaron a hacer cada vez más visibles y los plazos de pagos se fueron estirando demasiado, apareció en escena el otro gran protagonista de esta historia: el productor ganadero de Rojas, Carlos Mario Laborde. Presidente de los criadores de ovinos Hampshire Down y socio de la SRA, este importante empresario comenzó a principios de 2024 a proveer de hacienda al frigorífico Mariano Acosta a través de su firma Carfric SRL, que tiene matrícula oficial como matarife abastecedor. Quien lo acercó a la cooperativa fue Belseny, ya que ambos mantenían una estrecha y amistosa relación durante años, acuñada de cuando el contador trabajaba para el frigorífico Jescar SRL de Salto.
Aunque Laborde, como principal aportante de hacienda, se metía habitualmente en el frigorífico y controlaba de cerca todo el proceso, algo sucedió que esta relación comercial se rompió a los pocos meses. A fines de septiembre pasado la cooperativa rompió lanzas con su proveedor de ganado. A partir de allí los cheques de ambos comenzaron a rebotar. Hasta el 1 de diciembre la Cooperativa Familias Argentinas acumula casi 360 cheques impagos por 4.000 millones de pesos. Y Carfric, la firma de Laborde que a su vez debe pagar por la hacienda a sus proveedores, también dejó de pagar los suyos, por sumas mucho mayores de las que reclama: A Laborde le rebotaron 510 cheques por más de 5.700 millones.
Como uno acusa de estafa al otro y así mutuamente, la situación es muy condusa y difícil de explicar. “Acá no se sabe quién mexicaneó a quien, pero algo pasó entre ellos. También hay otra posibilidad, que es que ambos simulen una pelea y se acusen mutuamente, para defraudar de común acuerdo a los productores que les mandaron los vacunos”, reflexionó un entendedor del paño. Esclarecer esta situación se nos escapa de las manos.
Lo cierto es que Kicillof, seguramente de buena fe, con la ingenuidad de los políticos a los que les encanta la palabra “cooperativa”, participó de la inauguración de una planta de faena de muy dudosa conformación societaria y mucha menos solvencia económica. Familias Argentinas no era una cooperativa real, nunca lo fue. Era una banda. En total, los cheques rechazados en este despiole ya suman cerca de 9.700 millones de pesos desde fines de septiembre.
Mientras tanto, curiosamente, el frigorífico de Merlo siguió operando en octubre, noviembre y este diciembre, incluso con un nivel de actividad mayor (unos 3.500 animales mensuales, en vez de los 2.500 previos) al que tenía antes del conflicto. Algunas fuentes dicen que los socios están comprando ahora la hacienda necesaria en algunas zonas de Santiago del Estero, esta vez con efectivo, de contado.
