Un nuevo comunicado emitido por Apymimra (la Asociación de Molinos Pymes) parece calcado a varios otros emitidos con anterioridad, durante las gestiones de los distintos funcionarios que pasaron por la Secretaría de Comercio en lo que va de 2022, Lamenta esta entidad que el gobierno, ahora bajo la batuta del ministro Sergio Massa y su secretario Matías Tombolini, haya decidido mantener y hasta profundizar el escandaloso fideicomiso ideado por el kirchnerismo para subsidiar a los grandes molinos.
Ya hemos escrito mucho sobre esto y cansa: el secretario Roberto Feletti armó en marzo el Fondo Estabilizador del Trigo Argentino (FETA) con 400 millones de dólares de la suba de retenciones a la soja. La excusa era que había que bajar los precios del pan, afectados por la guerra en Ucrania. Todo el sector molinero (conformado por 160 empresas) advirtió que el mecanismo no iba a servir, pero Feletti igual distribuyó 1.400 millones de pesos entre solo dos grupos. La inmensa mayoría del dinero fue el poderoso Molinos Cañuelas, que maneja 25% de la molienda y está en concurso de acreedores con deudas superiores a las que tenía Vicentin. Pese a que el mecanismo no estaba todavía bien constituido, Feletti transfirió la plata un viernes minutos antes del cierre del horario bancario. Y al lunes siguiente renunció.
En la industria molinera hay tres cámaras: Apymimra, el CIM (Centro de la Industria Molinera) y FAIM (Federación de las Industria Molinera). En las últimas dos cámaras talla fuerte Cañuelas, la empresa de la familia Navilli, que siempre se mostró cercana al oficialismo k. Con el correr de los meses, lejos de revisar el dudoso mecanismo, los sucesivos secretarios de Comercio que continuaron a Feletti ratificaron el FETA en lugar de corregir las distorsiones que provocaba en el mercado de la harina, donde “billetera mata galán” y solo Cañuelas podía salir a vender el producto a precios subsidiados.
Sucedió con Guillermo Hang, el hombre de Martín Guzmán. Siguió con Martín Pollera, el secretario designado por Silvina Batakis. Y pasó la semana pasada con Matías Tombolini, el nuevo titular de Comercio en la era de Sergio Massa en Economía. Se suponía que el tigrense llegaba con poder suficiente para revisar algunas cosas, pero nada de eso sucedió. Más de lo mismo. Todas las gestiones ratificaron el escandaloso y millonario fideicomiso que, para peor, jamás logró detener la escalada en los precios del pan.
¿Por qué los funcionarios kirchneristas aman con locura a los fideicomisos? Acá te lo contamos
Es lo que recuerdan los molinos Pyme en un nuevo comunicado que parece calcado de los anteriores, pues ratifica el rechazo a un mecanismo de transferencias que -a contramano de lo que haría un gobierno popular- beneficia a las grandes empresas y descoloca a los jugadores más chicos, que no tienen la espalda financiera suficiente como para vender la harina más barata y luego esperar que el Estado les transfiera el dinero recaudado de la soja.
Hasta el momento, según dijo Tombolini la semana pasada, el FETA habría recaudado unos 7.000 u 8.000 millones de pesos, de los cuales Cañuelas ya cobró 1.400 millones y tendría por cobrar otros 3.477 millones por sus operaciones entre junio y julio. La situación obligó a otras empresas grandes a rever su negativa y presentar sus carpetas para ingresar al sistema. Por ejemplo, lo hizo Lagomarsino, otro gigante del sector. Siguen siendo un puñado de molinos, pero como están varios de los grandes ya concentran más del 40% de la molienda.
“Los Molinos Pymes consideramos que los millones de pesos del FETA deberían ser dirigidos hacia los sectores más vulnerables ante la crisis que vive el país”, repitió por enésima vez el nuevo comunicado de Apymimra, que siempre imaginó otro sistema para distribuir los 400 millones de dólares adicionales que se recaudan de la soja para ayudar a los sectores más empobrecidos a mantener su consumo.
“Desde principio de año el gobierno insiste con poner en marcha el FETA, a pesar del rechazo unánime de toda la molinería y la bajísima adhesión de las empresas. Sólo un 7% de los molinos se sumó al FETA. En reuniones con los ex secretarios Felleti, Hang y Pollera ya solicitamos su inmediata suspensión. Hoy la pedimos una vez más”, reiteran los molinos más pequeños, que una vez más expusieron los motivos para este rechazo:
- No podemos vender la harina por debajo de nuestros costos de producción y esperar la compensación; no tenemos margen de espera. Los molinos que están en el FETA sólo recibieron los pagos del primer mes, es decir, hay demoras desde mayo.
- No somos formadores de precio. La puesta en marcha del FETA no logró bajar el precio del pan, simplemente porque el precio de la harina incide solo un 14% sobre el precio final del pan.
- El sistema genera competencia desleal, altera la cadena de pagos y nos pone en alto riesgo. Nos hace recordar a la ex ONCCA, política que llevó a la quiebra a muchos molinos pymes.
- La herramienta fue denunciada por irregularidades en el manejo de los fondos.
- Desde el inicio del FETA, el molino que tiene el mayor porcentaje de molienda de la Argentina aumentó su volumen de molienda en un 22,54% en detrimento de otros molinos que la disminuyeron.
Los molinos pymes recordaron que hace tres semanas pidieron una audiencia con el nuevo secretario de Comercio designado por Massa. Pero hasta ahora Tombolini no les respondió y -peor aún- parece repetir los rituales de sus antecesores, impedidos de revisar una coma del mecanismo ideado por el kirchnerismo y que parece hecho a la medida de Molinos Cañuelas.
Más de lo mismo.