Hace tiempo que la nuez pecán parece ir a contramano de muchas otras producciones agrícolas del país. Lejos de estancarse en superficie o de registrar mermas en su rendimiento, este fruto seco suma cada vez más adeptos que ven en él la posibilidad de diversificar sus negocios y de obtener una rentabilidad adicional. ¿Estamos acaso frente a la nueva “niña bonita” del agro?
“La verdad que es así. El pecán ha ido tomando mucha fuerza a nivel país y hoy se puede decir que se ha transformado en una de las primeras opciones de diversificación de los productores ganaderos o granarios tradicionales”, dijo a Bichos de Campo Facundo Tejerina, presidente de la Cámara Argentina de Productores de Pecán (Cappecán).
Durante la última Convención Anual del Pecán -organizada por esa Cámara en la localidad bonaerense de Mercedes, con la presencia de productores, técnicos y empresas vinculadas a ese sector-, Tejerina analizó el presente de esa actividad en el país.
“Hoy Argentina produce unas 3.000 toneladas de ese fruto seco. Es un número que se viene manteniendo. Recién dentro de unos años habrá una explosión importante y vamos a tener más oferta, porque se viene plantando de manera sostenida en los últimos 5 o 6 años”, señaló. De ese total, un 95% de exporta a destinos como Estados Unidos, Europa y Medio Oriente.
“Este año realizamos también, entre la Cámara, el clúster y el Senasa, la apertura del mercado chino de nuevo, así como el de Israel, que nos colocan en el radar de los principales consumidores de pecán. Durante el primer gobierno de Trump y los problemas comerciales que hubo ahí, nosotros caímos en la volteada y perdimos ese mercado. Sin embargo, también creo que el consumo interno tiene un enorme potencial porque el pecán es considerado un ‘superalimento’ por su contenido en omega”, indicó Tejerina a continuación.
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A nivel internacional, la producción de pecán se divide entre hemisferio norte y hemisferio sur. Estados Unidos y México producen cerca del 80% de ese fruto seco a nivel mundial, mientras que Argentina se ubica en el grupo de quienes cultivan a contraestación, arañando apenas el 7% del total. Allí se encuentran Brasil, Uruguay, Sudáfrica y Australia.
En lo que hace a factores climáticos, Argentina posee condiciones que emulan a las de las principales regiones productivas del hemisferio norte.
“Si el pecán tiene una bondad es que se trata de un cultivo muy plástico, además de tener un esquema varietal muy amplio. Lo vas a encontrar en zonas de 1500 milímetros, equivalentes a Georgia en Estados Unidos, y en zonas semiáridas de 200 milímetros, como en el norte de México. Acá lo tenés en Buenos Aires, en Corrientes, en Entre Ríos, en Tucumán, entre otras zonas”, detalló Tejerina.
Esta plasticidad es la que anima a muchos productores a sumar al pecán a sus unidades de negocio, algo que requiere una visión de mediano y largo plazo.
“El pecán no es como un grano que tiene un ciclo de 4 a 6 meses. Acá hay que hacer inversiones y esperar un tiempo para los retornos. Sin embargo, son mercados muy estables y justamente por eso que se tiene una barrera de entrada alta. Los precios más o menos se mantienen”, afirmó el titular de la cámara.
En este sentido, la mayor inversión se da durante los primeros años del cultivo, que requiere de buena genética y riego en cantidad. ¿Pero tienen todos los productores la espalda necesaria para encarar esto?
“Esa es la tecla del asunto. Hoy lo que estamos necesitando como sector, y en lo que nuestra institución siempre hace hincapié, son herramientas de financiamiento. La mayoría de los proyectos se hacen con capital genuino y no hay hoy herramientas que estén tan sofisticadas para cultivos o producciones de estos plazos. Necesitamos herramientas más flexibles, justamente para no frenar, porque no es menor la inversión que hay que hacer por hectárea”, sostuvo Tejerina.
“Al principio había mucha necesidad del productor de tener conocimiento técnico. Hoy la necesidad está pasando por el negocio, por el conocimiento de los números y del Excel, que por ahí no nos gusta a los agricultores pero que es importante también”, añadió.
-¿Hacia dónde tiene que ir el pecán argentino entonces? ¿A dónde tiene que aportar?- le preguntamos.
-Lo que estamos viendo hoy es que la necesidad está pasando por profesionalizarse en cuanto a los números. La institución está trabajando muy fuerte en poder acercarle al productor herramientas para que puedan saber dónde están parados en cuanto al negocio. Porque más allá de que estemos enamorados del cultivo y de que queramos salir para adelante, no deja de ser un negocio. Es muy importante también tener en cuenta estas variables.
-Y también está la pata del valor agregado, de sumar distintos formatos para el pecán. En Argentina hay productores de harina, de aceite, de otros productos a base de pecán.
-Totalmente. La agricultura en general tiene que tender a integrarse verticalmente hacia arriba, a generar valor agregado. Somos un país de productor de materias primas, pero eso no quita que podamos, en ciertos cultivos, apostar a dar valor agregado y a desarrollar productos. Hay mercados sofisticados, como los de Europa, donde la consumen pelada. Argentina tiene una industria muy joven de pelado, porque muchos contenedores de acá salen con nuez pelada hacia esos mercados. Y justamente con esa industria se ha ido desarrollando también la producción de subproductos. Hoy todavía es artesanal, lo que no quita que se pueda industrializar.