Martín Maroseky es un productor agrícola de la zona de San Vicente, en pleno corazón de Misiones, que desarrolla sus cultivos en las entrañas de la selva paranaense, o misionera.
En su pequeña chacra Martín continúa con la tradición familiar, que es la de producir yerba mate y té. Esa herencia tiene origen allá por los inicios de la década del ´70, cuando su abuelo, padre y tío comenzaron a plantar lo que hoy cosecha Martín.
En aquel entonces no existían los insumos biológicos ni las nuevas estrategias en manejo de estos cultivos, ni la tecnología para cosecharlos. Con las propias plantas extraídas de la selva, se formó la chacra productiva, que por estos días está atravesando la transición hacia lo orgánico, lo sustentable.
Esa transición y cambio de paradigma lo hace Martín, quien recibió a Bichos de Campo en su chacra misionera, luego de una poda de té que está en el camino a ser certificada como orgánica.
El productor cuenta que ese paso lo permite la utilización de insumos de origen biológico, los bioinsumos. Como la planta lleva 50 años en el sitio, el camino hacia esa certificación es larga, dice, pero está comenzando a cambiar esa matriz que tanto orgullo le da. Martín recuerda el esfuerzo de sus mayores con mucha emoción.
“Estamos buscando tener yerba orgánica, con la asistencia del ministerio del agro (de la provincia de Misiones) con los insumos orgánicos. En este lote que estamos acá hicimos aplicaciones de fertilizantes orgánicos, como el Biofert y un insecticida también orgánico”, explica Maroseky con los pies sobre la roja tierra.
El yerbatero cuenta que está buscando que todo sea orgánico, aunque entre los insumos químicos y los orgánicos, hay una diferencia de precios, dado que el biológico es más caro. Martín dice que los beneficios suplen la diferencia de costos. A su vez, dice que aún no puede llegar al 100% sustentable. Tiene la fertilización foliar resuelta, pero falta el abono de base: “En lo que es hoja ya lo tenemos, lo que nos está faltando es algo de base para fortalecer las raíces y que la planta tenga buenos nutrientes”.
Mirá la entrevista completa con Martín Maroseky:
Maroseky analiza los rendimientos obtenidos sobre todo en té, donde los orgánicos ya empiezan a arrojar resultados positivos: “En yerba mate vamos a obtener el resultado ahora, en invierno, cuando se haga la cosecha. Pero en el té sí tuve excelente resultados. Tuve un rendimiento más del 40% en cosecha. Eso es una mejora del 40% con respecto a los productos químicos. Tuve esa mejora y todavía me falta un corte más en lo que es el té, porque normalmente son cuatro cortes de cosecha en el año”.
A su vez, el productor mesopotámico explica que este tipo de insumos ayudaron mucho en este año particular marcado por la sequía, que también afecta su provincia. Gracias a esto, el Rulo, un insecto que se alimenta de la yerba mate, tuvo una voracidad inusitada: “Este año tuvimos un ataque muy grande de Rulo. Es un bichito llamado Psilido, que chupa los brotes de la yerba mate, que se achicharra la hoja y eso atrasa la brotación de la yerba mate. Fue un ataque muy grande que la yerba, que no pudo brotar este año. Ahí tuvimos la pérdida de dos importantes brotaciones en el transcurso de la cosecha en yerba mate”.
Explica el agricultor que por la sequía, la planta quedó debilitada y vulnerable al ataque del Rulo. A pesar de los intentos, la producción no será buena, producto de la caída en las precipitaciones que afectaron también a Misiones.