Mariano Otamendi es productor de trigo en Lobería, localidad del sur bonaerense y fue fundador en 1996 de la Asociación Pro Trigo (Aaprotrigo). Conoce muy bien los aspectos vinculados a la cuestión productiva, comercial y participó también de negociaciones institucionales, como los muchos intentos que nunca prosperaron de clasificar el trigo por calidad, como sucede en otros países.
Otamendi se refirió en primer lugar a la campaña del cereal y explicó qué actitud debería tener el productor para cuidar su capital en un contexto económico y cambiario tan complicado. “El mercado está sostenido. En Chicago llegó a 235 dólares por tonelada, pero hay que mirar la cotización del Golfo de Méjico, que llegó a los 270 dólares. Esto significa que a Brasil el trigo llega a 330 dólares, sumando flete y arancel externo común. El trigo local llega 70 dólares más barato que el de Estados Unidos”.
El productor dijo que si la cosecha es de 16,8/16,5 millones de toneladas, como estiman las bolsas de cereales, unas 6,5 millones quedarían para el consumo interno y otras 10 millones de toneladas serían para la exportación, que ya compró la mitad de ese volumen. Lo que resta debería terminar el Brasil.
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Teniendo en cuenta esta situación de mercado y la cuestión cambiaria local, Otamendi consideró: “a los productores les cuesta mucho vender, porque en realidad tiene que colocar de forma urgente los pesos ya que no existe la moneda. Entonces lo que tienen que hacer es hacer es trabajar más tranqueras afuera sin descuidar la producción. Sentarse en el escritorio y hacer también de gerente financiero y comercial”.
El experto recomendó intentar transformar el ingreso pesificado para cubrir gastos en insumos, cosecha, personal, impuestos o maquinaria agrícola. “Vender y quedarse en pesos sin saber qué insumo comprar ni qué labores pagar es muy peligroso”, indicó.
Otamendi agregó que teniendo en cuenta el escenario comercial del cereal y económico del país “no es momento de pensar en ganancias extremos sino capturar rentabilidad. Eso implica aprovechar los precios y comprar maquinarias, insumos para volver a sembrar”.
Más de 40.000 toneladas exportadas desde el @PuertoStaFe
Los embarques de granos continúan y al mismo tiempo, comenzaron a recibir los primeros lotes de trigo de la campaña 20/21.
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— Nuevo Ministerio de Obras Públicas de Santa Fe (@obras_desantafe) October 29, 2020
A Otamendi también lo consultamos por el debate en torno al trigo transgénico que recientemente aprobó el Ministerio de Agricultura, aunque sujeto todavía a una aprobación que haga Brasil.
“En Argentina siempre se habló de saldos exportables, pero esa no es la actitud de país exportador. Un país exportador sale al mundo a ver qué necesita, cómo lo quiere y vuelve a producir en consecuencia. No podés encerrarte en producir lo que los mercados no aceptan. No podemos ser autistas, no podemos producir por ejemplo lino y después val al mercado y resulta que no hay compradores de lino”, recomendó.
Al respecto, Otamendi insistió con los atrasos que hay en la gestión del trigo que se produce. Marcó las deudas que tiene la cadena productiva y comercial con la segregación del producto.
“Con el trigo hay diferentes usos industriales. El mundo entero los clasifica, como es el caso de Australia, Estados Unidos, Canadá o Francia, que clasifica todo su trigo forrajero. Sin embargo, en Argentina en 30 años no pudimos disparar la clasificación: acá a todo lo llamamos trigo. Vendemos entonces ensalada de frutas, donde trigo es igual a la palabra frutas. Entonces, si todo está mezclado, ¿qué hacemos si un embarque está contaminado con un trigo de estos?”.