A partir del año pasado la disponibilidad de maquinaria agrícola importada en el mercado argentino mermó de manera considerable a causa del cepo cambiario implementado por el gobierno nacional. Y ese fenómeno se presentó en simultáneo con una mejora del precio internacional de los granos, que, junto con un proceso de aceleración inflacionaria, provocó que muchas empresas agrícolas decidieran desprenderse de los devaluados pesos argentinos para adquirir bienes de capital.
Eso se puede observar, al analizar las estadísticas oficiales (Indec), en lo que respecta a las ventas trimestrales de sembradoras, rubro en el cual las empresas argentinas son exclusivas protagonistas.
Las fábricas argentinas de sembradoras están en un período de auge histórico de ventas e, increíblemente, se quejan de que no consiguen personal calificado en un contexto general de empresas reduciendo costos laborales por la severa crisis económica que enfrenta el país.
Algo similar sucede en el rubro de las pulverizadoras, el cual también está históricamente “colonizado” por empresas argentinas y viene registrando un “boom” de ventas en los últimos meses.
¿Qué sucede en el caso de las cosechadoras, rubro en el cual, antes de la introducción del cepo cambiario, era liderado por los equipos importados? Los datos muestran que, a pesar de tener pesos “calientes” en las manos, los empresarios agrícolas no están urgidos por adquirir cosechadoras en un mercado caracterizado por la escasez de variedad de equipos.
Los niveles de ventas de cosechadoras durante 2016 y 2017, período en el cual no había cepo cambiario ni derechos de exportación para cereales, siguen muy lejos de las cifras presentes en la actualidad a pesar de que la relación “grano/fierro” es mucho más favorable ahora que entonces.
¿Y qué sucede con los tractores? Algo similar que con las cosechadoras: las ventas se recuperaron respecto de los niveles presentes en 2018 y 2019, pero siguen muy lejos del potencial al visualizar las operaciones realizadas en 2017. Nuevamente, la falta de variedad de equipos conspira contra el “apetito” de demanda de las empresas agrícolas argentinas.
Moraleja: el aislamiento del mundo provocado por el cepo cambiario, que dificulta el acceso a los bienes del exterior, no es gratuito en términos comerciales ni tecnológicos.