Carlos Guerrero se hizo cargo de llevar las riendas de la cabaña Charles de Guerrero en 1965. Es la cuarta generación al mando. Antes esa empresa ganadera ubicada en Madariaga -que está considerada como una de las dos más antiguas de todo el mundo- había estado a cargo de su bisabuelo, su abuelo y su padre. Y ahora lo secundan su hijo y su nieto. Bien puede afirmarse entonces que Carlos ha sido protagonista de la transformación que ha vivido la ganadería argentina en las últimas décadas.
¿Por qué casi todas las vacas de la Argentina están pintadas de negro? Esa podría ser la pregunta que un niño hiciera a Guerrero con inocencia, mirando los animales que se suceden en los campos vecinos a la ruta. Suponemos que Don Carlos se armaría de la misma paciencia con que contestó las preguntas de Bichos de Campo. Y apelaría a una anécdota que vivió cuando él era un niño, acompañando a su abuelo.
“Yo soy viejo, pero no tan viejo. Me acuerdo de chico haber parado una vez en Madariaga. Íbamos en el auto con mi abuelo y nos encontramos una tropa que iban llevando por la calles. Mi abuelo paró y se bajó para mirarlas de cerca. Cuando volvió a subir me explicó: ‘Me bajé para ver si no me habían robado alguna vaca’. Esto significa que casi no había vacas Angus en ese tiempo. Mi abuelo falleció en 1952, así que esto debe de haber sido en 1947 o 1948”, calculó.
-¿Entonces la explosión de la raza Angus en la ganadería argentina se produce en los últimos 60 años?
-Y sí. Antes encontrar una vaca negra en la ruta era algo muy raro. Ahora encontrar una vaca de otro color es lo raro.
Mirá la entrevista con Carlos Guerrero:
La cabaña Charles de Guerrero es decididamente una de las grandes responsables de que casi todas las vacas se hayan pintado de negro, el pelaje más característico de los bovinos de la raza Angus (en menor proporción, también hay colorados): en 1879 el bisabuelo de Carlos introdujo al país el primer toro de esa raza junto con dos vacas, con las que empezó a multiplicar la raza. Luego, en 1920, fundó formalmente esta reconocida cabaña.
-¿Y que fue lo que se supone motivaba a su bisabuelo?
-La inquietud de mejorar, las ganas de cambiar la ganadería argentina. Mi bisabuelo no solo trajo al país los primeros Angus sino también la primera Charolais. Hasta ese momento había solo ganado criollo y entre lso de raza predominaba la raza Shorthorn, que es la primer que vino del Reino Unido. Después llegó la Hereford y después el Aberdeen Angus. Cuando mi bisabuelo trajo los primeros animales, que eran mochos, todo el mundo se reía porque no tenían cuernos. En ese momento todas las razas eran con cuernos y eso debía llamar la atención.
Los criadores de Angus afirman que actualmente, entre los animales puros de esa raza y las cruzas, tienen una predominancia que llega hasta más allá del 70% de todo el rodeo. Debe ser por eso que la mayoría de las vacas no tienen cuernos y su color es negro oscuro, casi azabache.
-Los Angus ahora son mayoría. ¿Cuál cree que es la explicación?
-Su precocidad y su bondad. Es una raza muy sana. Antiguamente había muchas enfermedades en las razas británicas y la Angus era la que menos tenía. Por eso avanzó en la cruza de Angus con Shorthorn, después con Hereford. Ahora hay Angus en todos lados.
-¿Y eso tiene que ver con la calidad de la carne argentina?
-Se me ocurre que en gran parte. Los Angus se caracterizan por un tipo de carne donde hay una grasa mucho mas mezclada dentro de los músculos y eso hace que sea más rica.
Guerrero agrega que los modos de crianza de los reproductores que se crían en una cabaña han cambiado también muchísimo con el correr de las décadas. “El animal que teníamos antes era totalmente distinto al que tenemos ahora. También cambiaron las formas de cuidarlo. Antes trabajábamos con un galpón en alto, elevado, donde los animales recibían raciones muy especiales de alimentos secos y hasta se les preparaban sopas.
“Se calculaba que había que tener una persona trabajando para cuidar cuatro animales. El tipo de engorde era totalmente distinto y hasta había calderas para hacer sopas. Había que estar sobrealimentando a los animales porque era la forma en que se criaban en ese momento para llevarlos a la competencia”, contó Guerrero, cuya familia ha obtenido muchas cucardas de Grandes Campeones, incluso en Palermo. El veterano ganadero se enorgullece, en cambio, de haber sido uno de los primeros que desarmó todas aquellas exageradas instalaciones para comenzar a cuidar los toros en sencillos corrales armados con alambrado eléctrico.
Un joven de 29 años está al frente de una de las cabañas más antiguas del mundo
-Usted es la cuarta generación sobre un total de seis involucradas con la cabaña. ¿Qué se siente?
-Un gran placer porque las generaciones sigan con entusiasmo en el campo y aparte con la cabaña, que es una cosa difícil, porque hay que sentirla y sufrirla.
-¿Sufrirla por qué?
-Porque uno llega con el entusiasmo a una exposición y cree que tiene el mejor animal, pero resulta que al final no. Y eso se sufre. Pero no tiene precio seguir estando acá, compitiendo, permanecer. Somos la cabaña más vieja de la Argentina seguro y probablemente también la más vieja de todo el mundo. Hay una sola cabaña en Escocia, pero no sé si se sigue manteniendo…