El último informe técnico publicado por el INTA sobre la evolución de las áreas quemadas en Corrientes, según las coberturas vegetales, es contundente: desde mediados de enero a la fecha el área afectada pasó de unas 80.000 a más de 785.000 hectáreas. Se trata de un área equivalente al 9% de la provincia.
“Esto nos golpea el alma. Hoy los productores se han convertido en bomberos. Están luchando en sus campos, en la defensa de sus propiedades prácticamente sin descanso, porque en poco tiempo tienen un nuevo incendio de gran magnitud. Es muy difícil, muy duro. Incluso han armado pequeñas autobombas”, dijo consternada Malena Ojeda, ingeniera agrónoma especializada en meteorología y oriunda de la localidad correntina de Goya, a Bichos de Campo.
Pero para la especialista este fenómeno, que ya ha devorado bosques cultivados, pastizales, esteros, vegetación en los valles aluviales y todo tipo de cultivares, no llegó de sorpresa.
“Desde el Centro Internacional para la Investigación del Fenómeno de El Niño (CIIFEN), que rige para todos los organismos de Sudamérica, e incluso desde la Organización Mundial de Meteorología, ya habíamos recibido alertas. Se venía prefijando que nosotros a partir del 2019 íbamos a manifestar sequías importantes”, afirmó Ojeda.
Y en efecto, el 2019 fue la antesala de la situación que ahora está atravesando la provincia: por entonces se detectaron las primeras “manchas” en los sistemas de alerta satelital, que indicaban la posibilidad de tener sequías.
“La región norte y noroeste de la provincia fue la piedra basal para que nosotros nos diéramos cuenta de que íbamos a recibir un golpe muy directo y certero, como lo que está pasando ahora”, aseguró la correntina.
En el verano 2020/21 las lluvias comenzaron a distribuirse con parámetros desiguales tanto temporales como geográficos. Y durante el invierno prácticamente no se registraron precipitaciones en la provincia.
Para 2021 la falta de agua acentuó un espiral de sequía que se extendió hasta el comienzo de este año. El índice de temperaturas escaló por sobre los valores normales y las plantaciones de té, yerba mate y tabaco comenzaron a resentirse.
“Ya a partir de julio se veía que La Niña se iba a intensificar. Se estimaba que íbamos a tener un verano intenso, con altísimas temperaturas, bajo porcentaje de humedad y alta radiación. Empezaron incluso las dudas sobre la entrada de la primavera, porque nos entró muy poca agua”, recordó Ojeda.
Y durante el pasado mes de enero, los pronósticos se cumplieron. Los días iniciaron en promedio con temperaturas de 30 grados, que escalaban hasta los 37 a media mañana. Por las tardes los termómetros acusaban valores de 42 grados con sensaciones térmicas que rondaban los 48. La humedad no llegó al 20%.
“Se habla de un bloqueo, que es cuando dos masas de sistemas de alta presión, de ambos océanos, no se mueven y tenemos una generación de calor importante. En un bloqueo no tenés lluvias y las temperaturas máximas remontan muchísimo. Esto se produjo en 2019 también, aunque en ese momento un frente frío entró desde el pacífico y ayudó a que pudiéramos tener algo de lluvia. Pero fue bajo, no alcanzamos los 20 milímetros”, indicó la agrónoma.
-¿Considerás que la información que recibieron con anticipación no se vio reflejada en los sistemas de prevención y de control? – le preguntamos Ojeda.
-Se intentó hacer sentir esto en el Ministerio de la Producción de Corrientes, en Defensa Civil, pero es como que minimizaron el tema. Incluso los productores lo minimizaron. Era como que se trataba de una exageración.
-¿Se puede estimar ahora cuánto tiempo más puede extenderse La Niña?
-Ahora estamos en un punto alto, casi en un 85%. Nosotros vamos a entrar en el otoño y vamos a seguir estando con problemas de sequía. Es muy lenta la forma en que vamos a ir saliendo de esto. Incluso en la última reunión del Consejo Hídrico Federal (Cohife) se amplió el período hasta junio de 2022. Las temperaturas altas van a seguir. Después del otoño, La Niña seguiría estando, pero con una intensidad más reducida.
-¿Qué nivel de influencia tiene el cambio climático en esta situación?
-Influye indudablemente. No cuidamos apropiadamente nuestros recursos naturales. Pero esto tiene que ver típicamente con los comportamientos del período de (la fase ENSO) Niña. Técnicos han observado antecedentes en la zona de Mercedes, en 1950, donde se dieron periodos de Niña similares y muy intensos.
-¿Qué nivel de afectación registran las producciones de la provincia?
-Prácticamente todos los sectores productivos están en un 70% u 80% de pérdida, lo que incluye a la yerba mate, el té, el tabaco y la ganadería. Va a costar mucho recuperar todo esto porque son pérdidas muy grandes. Muchos productores perdieron casas y animales. Hay tierras que han quedado inutilizadas. Lamentablemente, vamos a tener que hacer un trabajo a largo plazo.
Desde el INTA se alertó sobre las tendencias y pronósticos poco alentadores en cuanto a lluvias a corto plazo, y se sugirió comenzar con recomendaciones y planificación para el trabajo en los próximos meses, tanto a través de la venta de hacienda como de la gestión de reservas, entre otros aspectos