En los últimos días han transcurrido las espectaculares “dos sesiones”, como se conoce a las reuniones anuales de la Asamblea Popular Nacional (APN), máximo órgano legislativo de China, y del Comité Nacional de la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino (CCPPCh).
El líder Xi Jinping cerró este lunes las deliberaciones que marcarán el rumbo político y económico de esa Nación en los próximos meses, y dejó un mensaje claro en medio de la guerra comercial que ha desatado el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump: Nada podrá alterar el rumbo de crecimiento y apertura comercial adoptado por China, que se apoyará básicamente en un mayor consumo de bienes por parte del pueblo chino.
Esta que parece ser una decisión lejana es toda una señal para la agricultura argentina, que tiene en China su principal destino especialmente para dos de sus productos estrella: la soja y la carne.
Este lunes el presidente chino y otros líderes del Partido Comunista asistieron a la reunión en el Gran Palacio del Pueblo, en Beijing. Ratificaron todo los ejes de debate de las últimas jornadas.
Los debates en el marco de las “dos sesiones” se enfocaron principalmente en las políticas de desarrollo nacional de China, que está creando a su vez más oportunidades compartidas para el mundo debido a su alto grado de apertura comercial.
En un mundo plagado de incertidumbres por la ofensiva de Trump, la agencia de noticias oficial Xinhua concluye que tras las deliberaciones los chinos “han enviado un mensaje inequívoco: China está comprometida a expandir la apertura de alto nivel y sigue compartiendo oportunidades de desarrollo con el mundo”.
“La apertura ha sido un motor fundamental del desarrollo de China y el Gobierno chino permanece firme en su compromiso de impulsar la apertura, promoviendo que sus puertas se abran todavía más”, comentó Shen Danyang, director de la Oficina de Investigación del Consejo de Estado, durante las sesiones.
Estadísticas publicadas por la Administración General de Aduanas de China muestran que este auge del comercio favorece especialmente a los países de América Latina. En 2024, el volumen total de comercio bilateral entre China y América Latina y el Caribe alcanzó los 518.467 millones de dólares, con importaciones que superaron los 241.460 millones, un crecimiento del 46% en comparación con 2019.
Tal auge refleja la creciente demanda china no solo de commodities -de los cuales trata de depender cada día menos- sino también de productos de calidad. Con políticas que fomentan el consumo y la demanda interna, las exportaciones latinoamericanas se han convertido en un pilar clave para satisfacer las nuevas tendencias del mercado chino.
En los últimos años, varios productos de alta calidad de América Latina y el Caribe han ganado protagonismo en China, impulsando una dinámica creciente entre oferta y demanda. A modo de ejemplo se citan las cerezas de Chile, el café de Brasil y el camarón blanco de Ecuador.
La línea política emitida por la máxima conducción del Partido del Pueblo no se mueve, pese a las amenazas de Trump, de este rumbo aperturista, convencidas de que la demanda interna ha sido hasta ahora “el principal motor y ancla del crecimiento económico”.
De este modo, China “pondrá un mayor enfoque de política económica en mejorar los niveles de vida e impulsar el gasto de los consumidores”, según afirma el Informe sobre la Labor del Gobierno de este año, presentado el miércoles pasado ante la Asamblea Popular Nacional.
Impulsar el consumo no es un concepto nuevo en la caja de herramientas políticas de China, dado que el gasto de los consumidores ha desempeñado un papel cada vez más vital en la economía nacional. En 2024, el consumo final contribuyó en un 44,5% al crecimiento económico de China, superando a la inversión y las exportaciones, e impulsó el PIB en 2,2 puntos porcentuales.
“Este año, sin embargo, el impulso ha sido particularmente importante, dado que la economía china se enfrenta a un creciente proteccionismo comercial y vientos en contra a nivel mundial”, destaca una editorial de Xinhua.
“La expansión de la demanda interna a través del estímulo del consumo puede contrarrestar eficazmente las incertidumbres externas, así como estabilizar el crecimiento a corto plazo al tiempo que ayuda a los cambios estructurales a lo largo del tiempo”, detalló Yang Decai, asesor político nacional y profesor de economía de la Universidad de Nanjing.
Para respaldar esta transición, el Gobierno anunció medidas de apoyo fuertes, como la emisión de bonos especiales del Tesoro a larguísimo plazo por 42.000 millones de dólares, con el fin de respaldar el programa de recambio de bienes de consumo, duplicando la escala del año pasado. Ese programa generó en 2024 ventas superiores a 1,3 billones de yuanes, incluidos más de 6,8 millones de vehículos, 56 millones de electrodomésticos y 1,38 millones de bicicletas eléctricas.
El gobierno chino también promete una mayor atención a las comunidades rurales, que todavía representan unas 800 millones de personas. “Aumentar los pagos de pensiones de los agricultores puede ser la forma más efectiva de impulsar el consumo porque reducirá significativamente la tasa de ahorro e impulsará el consumo de la mitad de la población de China”, refirió Lu Ting, economista jefe para China de la firma de valores Nomura.
Por lo pronto, hay una decisión de invertir en los propios habitantes de China. El gasto público en educación aumentará un 6,1% este año y el de seguridad social y empleo un 5,9%. También se esperan fuertes aumentos en salud y vivienda, reveló el ministro de Hacienda, Lan Foan, en una conferencia de prensa del jueves.
El Informe sobre la Labor del Gobierno destacó la necesidad de crear nuevos escenarios de consumo para acelerar el crecimiento del consumo digital, verde, inteligente y otros tipos nuevos de consumo. Esto abre oportunidades en sectores como la cultura, el turismo y el deporte, que se encuentran entre los motores de consumo de servicios más poderosos.
¿Y qué pasa con los alimentos, el principal rubro de interés para la Argentina?
China anunció el 5 de marzo sus nuevos objetivos de producción agrícola para 2025. Pretende aumentar la producción de cereales y oleaginosas para garantizar la seguridad alimentaria del país. Según información de la agencia Reuters, el objetivo de producción se fijó en 700 millones de toneladas, una cifra más ambiciosa que la meta de 650 millones de toneladas para 2024.
De todos modos, esta nueva meta llega después de una cosecha récord en 2023, cuando el país alcanzó los 706,5 millones de toneladas.
Aunque China redujo el valor total de sus importaciones agrícolas en un 8% en 2024,l a 215 mil millones de dólares debido al aumento de la producción interna del ciclo previo, el país aún enfrenta presión para ampliar sus capacidades de almacenamiento y mejorar la conectividad de sus instalaciones de almacenamiento.
La intención es asegurar un suministro estable de productos como granos, algodón, azúcar, carne y fertilizantes, y mejorar la infraestructura para hacer frente a las crecientes demandas internas.
China aumentó su presupuesto para el almacenamiento de granos y otros materiales esenciales como aceites comestibles en un 6,1%, hasta aproximadamente 18.120 millones de dólares. Este aumento refleja los esfuerzos intensificados del gobierno para reducir su dependencia de las importaciones, principalmente de Brasil y Estados Unidos, que son responsables de la mayoría de sus importaciones agrícolas. En ese lote de proveedores de granos ingresa también la Argentina.
En medio de las crecientes tensiones comerciales con Estados Unidos, China ha impuesto nuevos aranceles a productos agrícolas de ese origen, incluida la soja, el sorgo, el trigo y el maíz, para replicar el reciente aumento del 10% dispuesto por Trump en los aranceles a una variedad de importaciones estadounidenses.
Pero a la vez, y como se dijo, el impulso de China para aumentar la demanda interna, sostener su crecimiento y abrir aún más su inmenso mercado está generando nuevas oportunidades para la entrada de productos de alta calidad.
En 2024, considerado el “año de promoción del consumo”, las ventas minoristas de bienes de consumo en China, un importante indicador de la fortaleza de consumo, aumentaron un 3,5%, alcanzando los 6,79 billones de dólares, según el Buró Nacional de Estadísticas de China.
Además, cifras de la Administración General de Aduanas de China revelan que el valor de las importaciones de frutas y vino aumentó un 8,6% y un 38,8% interanual, respectivamente.
Tu Xinquan, director del Instituto Chino de Estudios sobre la Organización Mundial del Comercio (OMC), afirmó que en China, uno de los mercados más grandes del mundo, el apetito y la capacidad de compra de los consumidores por productos importados siguen en ascenso.
“En los últimos años, China ha reducido de forma constante los aranceles de importación sobre bienes de consumo, ha ampliado el acceso a los mercados internacionales y ha compartido las oportunidades derivadas del desarrollo económico del país”, agregó Tu.