Por Alejandra Groba (@agroleaks).-
Pese a lo que se esperaba, la Argentina una vez más no llegará a completar la emblemática Cuota Hilton, ese cupo anual de 29.500 toneladas de cortes de alto valor (mayoritariamente lomo, cuadril y bife angosto) que le vende al mercado europeo, en especial a Alemania.
Aunque el ritmo de envíos desde julio de 2017 hasta enero de 2018 indicaba que, por primera vez en diez años, la Argentina podría completar su Cuota (se venía exportando un promedio de 2.400 toneladas mensuales), en febrero se despacharon solo 1.728 toneladas, lo que sembró dudas sobre aquellas expectativas.
Ahora, los números de marzo confirman que no hay caso: a la UE ingresaron solo 2.280 toneladas como Hilton, es decir que, en los nueve primeros meses del año comercial 2017/18 (que va de julio a junio del año siguiente), la Argentina envió 21.035,49 toneladas de Hilton, con lo que quedaban por completar 8.454,51 toneladas.
Con los actuales tiempos de las navieras, el último barco con chances de descargar contenedores argentinos en la UE antes del 30 de junio zarpa a fin de mayo. Es decir que, para completar la Cuota, habría que haber enviado más de 4.200 toneladas en abril y otro tanto en mayo. Imposible, según operadores del mercado. Y encima, la demanda europea está floja, así como los precios.
De todos modos, aunque no se llegue a completar la Cuota Hilton, tendrá el mayor volumen de envíos de los últimos años. Pero que no se complete le quita al Gobierno la posibilidad de colgarse una cucarda, tan escasas en estos momentos.
Para peor, el otro mejor negocio de la exportación de carne en la actualidad, la Cuota 481, que también compra el mercado europeo, está en serios riesgos de desaparecer por la dinámica de las negociaciones entre la UE y Estados Unidos.
Y Estados Unidos, que desde 2014 debería haber reabierto las puertas a la carne argentina vedada desde 2001, y que tiene un fallo de la OMC en contra en este caso, acaba de despacharnos al ministro de Agroindustria con cálidas palmadas en la espalda y ningún anuncio.
Se entiende así mejor por qué Luis Miguel Etchevehere tiene todos los cañones apuntando a firmar en Shanghai, la semana que viene, el protocolo sanitario que permitiría el ingreso de la carne fresca y de la congelada con hueso a China, pese al disgusto de los frigoríficos exportadores, que temen que ese cambio de exigencias pueda traer más complicaciones que beneficios en este momento.
Sería, a días del Mundial de fútbol, el único golazo que le queda por intentar en esta materia.