En una nueva encuesta realizada por los Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola (SEA CREA), esta vez a empresas cuyanas productoras de vid, olivo, nogal y frutas de pepita y carozo, un 40% de los 92 integrantes de la región Valles Cordilleranos cree que en el 2021 la situación económica y financiera será mejor. Sin embargo, el miedo por nuevas restricciones de movilidad producto de la pandemia, que afecte las cosechas, sigue latente.
Sequía, heladas y una pandemia que redujo sustancialmente la disponibilidad de trabajadores para la realización de labores culturales, son algunos de los fenómenos que explican la reducción sustancial de los rindes previstos. A eso hay que sumarle un incremento en los costos de la producción. En este sentido, un 34% de las empresas encuestadas no espera buenos resultados el próximo año.
Dentro de los rubros particulares, el 44% de las empresas olivícolas indicó que proyecta una recomposición de los precios de las aceitunas por un aumento de demanda ante las afecciones del clima. “La mayor parte de los daños por heladas y calores intensos al momento de la floración se registró en aceituna de mesa (consumo directo), que en algunas empresas llegó a afectar hasta el 80% de la producción prevista; creemos que va a estar muy peleada la demanda de ese producto”, dijo Francisco Copello del CREA Arauco.
Los productores de vid dudan de que la recomposición de los precios de venta, producto del aumento de la demanda de vino en el mercado interno y externo, sea suficiente para llegar a márgenes de negocio favorables.
“Si bien las evaluaciones iniciales de daños por heladas cubrían el 21% de la superficie, no se descarta que, en función de lo que estamos viendo en estos días, es posible que haya daños ocultos que podrían repercutir en la productividad de las vides”, advirtió Alan Fillmore, integrante de los grupos CREA Huarpe, Arauco y Olivícola San Juan.
El 60% de las empresas consultadas que producen vino blanco varietal a granel y el 38% que producen vino tinto varietal a granel poseen menos del 20% de la producción de la última cosecha sin vender (excluidos los vinos de guarda).
Esto implica una reducción de los stocks que se ve reflejado en los datos del INV (Instituto Nacional de Vitivinicultura): a noviembre pasado, las existencias se contrajeron 21,5% y 12,9% en los vinos blancos y tintos varietales, respectivamente, de forma interanual. La razón principal sería la tracción de la demanda.