Luis Agustín Lanzavecchia es un ingeniero agrónomo de Necochea, que trabaja en toda la zona sudeste de la provincia de Buenos Aires. En este nota de opinión, el profesional realiza una serie de reflexiones sobre las crecientes restricciones que se imponen en las zonas periurbanas. “Esta es la agenda más caliente”, afirma.
Las posiciones encontradas respecto a las necesidades de establecer normas que rijan las aplicaciones de fitosanitarios en nuestro país, nos llevan a buscar respuestas al interrogante de cómo podemos establecer acuerdos o consensos entre las partes disidentes y así lograr un marco legal que satisfaga las necesidades y el interés común: la producción de bienes y servicios, preservar la salud y promover el cuidado del medio ambiente.
Desde tiempos inmemoriales la humanidad se planteó la resolución de conflictos bajo una actitud reactiva que devinieron en enfrentamientos y distanciamientos que tuvieron un saldo poco feliz sin beneficio mutuo. Hoy por suerte somos participes de una etapa en la historia de nuestra humanidad basada en el desarrollo del conocimiento y la innovación tecnológica.
Estas herramientas brindan los aportes sustanciales a las distintas producciones y creaciones agro bio industriales, en un marco competitivo y sustentable juntamente.
Pero también en esta innovación generada a través del conocimiento pulsan tanto la “tecnología de insumos” como la “tecnologías de procesos”. Su conjunción permite poner en agenda percepciones y discernimientos basadas en la lógica y el rigor científico, para no caer en el temor que implica algo desconocido.
Hoy la sociedad toda debe darse un compás de espera y poder establecer un debate que otorgue los “permisos sociales” necesarios de los distintos sectores, el agro y el citadino (parafraseando a Jorge Giaccobe). Construir los fundamentos y argumentos lógicos minimizando el conflicto de intereses, es el desafío para aquellos que tengan la decisión de dictar leyes y ordenanzas que regulen la aplicación de fitosanitarios.
El enfoque que los parlamentarios conciban es medular. Esto contribuye a una regulación, fiscalización y control de las pulverizaciones de fitosanitarios, que implique una tarea o práctica agrícola enmarcada en los numerosos trabajos científicos y evaluaciones a campo que comprenden a una BPA (Buena Práctica). Es la manera de transitar en el rumbo correcto de convivencia entre lo urbano y rural.
Por el contrario, cuando las decisiones parlamentarias son estimuladas por emociones y sensaciones que el temor infundado genera, respondiendo en una forma obsecuente al mismo, se incurre en el error de legislar sin equidad. El soslayar o ignorar las recomendaciones y sugerencias de los expertos o idóneos que aporten a la temática, avienta la posibilidad de que la norma sea en la práctica inviable y de externalidades negativas.
Ing Agr Luis A Lanzavecchia (Mat Prof. CIAFBA 0016)