El flamante director nacional de Control Comercial Agropecuario (la ex ONCCA), Luciano Zarich, se reunió este martes con representantes de la industria frigorífica, a los que prometió que la nueva Declaración Jurada de Exportaciones de Carnes (DJEC) no actuaría como una traba al comercio de esos productos.
Pero más que reunirse con los exportadores de las diversas carnes, el funcionario debería tratar de llevar tranquilidad a los productores. Es que al ratito de finalizada esa reunión, la Federación Agraria Argentina (FAA) fue lapidaria con ese nuevo instrumento de control: “Pese a lo que quieran instalar desde el relato oficial, el gobierno reinstauró los ROE”, afirmó.
Es fácil entender por qué las mayores prevenciones están del lado de los ruralistas, mientras que los directivos de los frigoríficos se prestan a la foto con el funcionario, que viene de protagonizar nada menos que la fallida experiencia de la expropiación de Vicentin. Con la vigencia de los ROE entre 2007 y 2015, cuando el gobierno kirchnerista abría o cerraba las exportaciones con ese tipo de permisos los más perjudicados siempre resultaron ser los productores, porque esas vedas actuaban deprimiendo los precios internos de las materias primas agropecuarias.
Muchos frigoríficos, en cambio, lograban finalmente acceder a los ROE a cambio de firmar acuerdos de precios con el gobierno o mediante otros favores. A veces incluso amasaron enormes fortunas, porque compraban aquí el ganado a precios de remate y luego vendían la carne a su valor internacional. Para muchas empresas faenadoras, los ROE fueron una manera de hacer tan buenos negocios que incluso el Gobierno nunca publicó el listado de empresas beneficiadas con esos permisos.
Por eso el recuerdo es ingrato para las entidades que forman la Mesa de Enlace. Para la Federación Agraria, según un comunicado, las medidas publicadas el sábado por el gobierno (al reglamentar las nuevas DJEC) confirman que pretenden trabar, prohibir, restringir y manipular las exportaciones de carne”.
Lejos de tratar de tranquilizar a las entidades de productores, el Ministerio de Agricultura solo declaró que “la medida busca aportar mayor transparencia y simplificar trámites para los operadores” e informó que el nuevo sistema para obtener permisos de la ex ONCCA y Comercio Interior para poder concretar cada embarque comenzará a funcionar a partir del próximo sábado 15 de mayo para el sector bovino, mientras que desde el mes próximo se hará lo propio con los sectores ovino, equino, porcino y avícola.
Zarich lanzó esa fecha ante representantes de las distintas cámaras de la industria frigorífica. Hubo asistencia completa, salvo que el gobierno ya comenzó por dejar fuera al representante de CICCRA, Miguel Schiariti, que ya era crítico de los ROE y ahora volvió a cuestionar estos renovados controles a la exportación. En cambio, dieron presente los representantes de CAMyA (matarifes) y las cámaras frigoríficas UNICA, FIFRA, el Consorcio ABC y CADIF.
En realidad hubo que adivinar quiénes estuvieron, pues en el comunicado oficial hay solo una lista de siglas, algunas desconocidas, con varios errores.
La reunión, según ese mismo comunicado, “tuvo el objetivo de explicar los alcances de la nueva herramienta que permitirá que los operadores realicen una carga única de datos, ya que la información se tomará de la declaración jurada que ya hace el exportador ante Aduana”.
Según la Disposición 59/2021 firmada por el propio Zarich, es cierto que no será necesario hacer ningún trámite, porque ante cada presentación ante la Aduana, ésta remitirá directamente los datos a Control Comercial Agropecuario, que tendrá tres días hábiles para levantar el pulgar o bajarlo. En el medio, se consultará a Comercio Interior para saber si tienen alguna objeción. Los tramiteríos comenzarán en aquellos casos “observados” por alguno de los dos organismos. En ese caso, los gestores de las empresas sí deberán concurrir con carpetas si se les exige mayor cantidad de información.
“El nuevo sistema para la presentación de las declaraciones juradas permitirá transparentar el mercado exportador evitando irregularidades que atentan contra el ingreso de divisas y el normal desarrollo de la actividad”, enfatizó Zarich en esa reunión. El funcionario, según el comunicado, destacó la “buena predisposición” del sector frente a los cambios instrumentados.
Según la información oficial, en el encuentro el titular de la ex ONCCA dslizó por primera vez una cifra sobre el daño que habrían provocado las maniobras de subfacturación y las triangulaciones realizadas por algunos operadores de la cadena que ahora se buscaría controlar con las DJEC: más de 300 millones de dólares.
El funcionario, como sucedía con los ROE en los tiempos de Moreno, nunca informó la razón social de las empresas que supuestamente habrían hecho esas maniobras sino que un comunicado de Agricultura se limitó a decir que habían sido suspendidas 15 empresas exportadoras, que nadie identificó. Bichos de Campo, como medio especializado y en uso del derecho de acceso a la información pública, presentó un pedido para conocer quiénes fueron las empresas que presuntamente estafaron el Estado por 300 millones de dólares. Los plazos de ese expediente se vencen el viernes.
“Estas acciones que comenzamos a implementar son el resultado del compromiso y el trabajo conjunto, público y privado”, deslizó Zarich.
Pero desde el sector privado, desde el vamos la Federación Agraria le remarcó una profunda desconfianza: “Con la publicación de la Disposición 59/21 se confirmaron nuestras peores sospechas: el gobierno creó un mecanismo para prohibir, trabar, restringir, direccionar y manipular una por una las exportaciones de carne”, definió la entidad.
“Antes fueron los ROE, ahora bajo el discurso del control de la informalidad y evasión son las DJEC, que aplican una fachada para consagrar la vuelta de un nefasto sistema de manejo de las exportaciones de carne”, definió la FAA.
“Como entidad queremos recordar que, mientras existieron los ROE (entre 2006 y 2015) se perdieron 17.000 puestos de trabajo de la industria, 100 frigoríficos y 10 millones de cabezas de ganado, sumado a que el precio de la carne en la mesa de los argentinos subió varias veces más que la inflación”, recordó con exactitud la Federación Agraria.