No sólo los amantes de los autos pueden sumar “chiches” a su vehículo. Como quien se compra un nuevo estéreo o una pantalla “inteligente”, el piloto de aviones agrícolas tiene también toda una gama de “gadgets” con los que puede ganar confort, agilizar el trabajo durante el vuelo y, por qué no, despuntar el vicio.
La tecnología GPS fue creada hace décadas para fines militares y no demoró en incorporarse a la aviación civil, por lo que ya acumula mucha trayectoria en el sector. Eso explica por qué los últimos lanzamientos exceden ya sus funciones básicas y se convierten en verdaderas computadoras con capacidad de hacer, incluso, que la fumigación sea automática.

El de la aviación agrícola es un sector en el que Argentina guarda un estrecho vínculo con sus países vecinos, gracias al cual comparte conocimientos y muchos de estos avances tecnológicos. En el caso de los últimos GPS del mercado, los AgPilotX, quien los importa desde Estados Unidos es una empresa brasileña.
Milton Rodrigues Neto trabaja hace 25 años con estos sistemas dedicados a la aviación y fue quien, la campaña pasada, logró que en Argentina ya se empiecen a implementar. En diálogo con Bichos de Campo explicó las particularidades de este nuevo “gadget”, que cuesta, como mínimo, 16.000 dólares.

El precio mínimo incluye lo básico: una barra de luces led con todos sus indicadores, un “hub”, que oficia de centro de datos, y una pantalla. “Ese es el gran diferencial, porque la pantalla es un Apple Ipad que trabaja con tecnología 3G”, señaló Milton.
A diferencia de otros modelos en el mercado, el AgPilotX no usa cables y conecta todos sus sensores por bluetooth. La red 3G le permite al Ipad acceder a imágenes del campo en tiempo real y visualizarlas por detrás del mapa de fumigación lo que, señaló el vendedor brasileño, aporta “seguridad y mejor calidad en la aplicación”.
Asimismo, al tratarse de una “tablet” que opera como cualquier otra, el piloto puede cargar sus mapas desde “Google Maps” u otros sistemas y planificar su recorrido desde casa.
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De seguro que este sistema, a diferencia del que se usa en el auto, no tiene a una “gallega” que avise cuándo hay que doblar o diga “recalculando” si cambia la ruta. Tampoco ofrece información de los restaurantes y estaciones de servicio más cercanos, o del estado del tránsito en tiempo real, pero se le pueden agregar otros “chiches” interesantes para la aeroaplicación.
En su versión básica, explicó Milton, el GPS indica distancia y cantidad de pasadas, ángulo de vuelo y velocidad. Para quien desee invertir aún más, se pueden agregar controladores de flujo y un sistema que abre automáticamente los picos al detectar la entrada al campo, para que ya el piloto ni siquiera deba preocuparse por ello.





