La semana pasada el gobierno y las cámaras que representan a la industria lechera firmaron un acuerdo de precios en el que se quitaron algunos productos lácteos del programa de Precios Máximos pero a cambio se incrementó el listado de los que participan en Precios Cuidados, especialmente las leches fluidas. La amenaza latente, casi extorsiva, era que si no se avanzaba en esa línea estaba a mano la posibilidad de cerrar exportaciones, tal como sucedió días antes con la carne vacuna.
La industria accedió argumentando que se trataba del mal menor y que sigue habiendo un desfasaje significativo entre los precios que pagan con los consumidores y los costos.
Al igual que con la carne vacuna, el gobierno se sentó a negociar solo con un sector de la cadena, la industria. Lo hizo con el Consorcio de frigoríficos exportadores ABC para cerrar los acuerdos de precios de cortes vacunos, y lo hizo ahora con el Centro de la Industria Lechera (CIL), que nuclea a las grandes del rubro lácteo, con Apymel, que reúne a las pymes; y con la Junta Intercooperativa de Productores de Leche que agrupa a un puñado de elaboradas.
Pero de ese acuerdo quedaron afuera los productores, que son en definitiva los responsables de la oferta inicial de leche y sobre los cuales recaen muchos de los costos de la política oficial, porque todas esas restricciones al ingreso de dinero a la cadena se trasladan finalmente al precio del tambero. En el sector calculan que sin derechos de exportación ni controles de precios al mercado interno, podría haber rentabilidad incluso para el tambo más chico.
Diferentes entidades de productores emitieron un comunicado de prensa en el que s euqjearon a la industria diciendo que “es fácil decir ‘vamos a poner el hombro’… usando espaldas ajenas”.
“El productor de leche argentino se acaba de enterar que se firmó un acuerdo al que como integrante indispensable de la cadena no fue ni siquiera invitado”, explicaron en el comunicado CRA, la Mesa de Productores de Leche de Santa Fe, los de la Cuenca Mar y Sierras y del Abasto.
Al respecto, Eduardo García Maritano, referente por el tema lechería en CRA, dijo: “Este tipo de arreglo se implementan desde hace 20 años y claramente no han solucionado el problema que dicen querer resolver. Creo que hay que poner cabeza para buscar soluciones de fondo y que este tipo de acuerdo se hagan con todos los integrantes de la cadena, y en este no estuvo la producción que tiene cosas para decir”.
García Maritano agregó que el camino no pasa por cercenar el ingreso a la cadena sino por estimular su crecimiento: “Queda demostrado que para que los alimentos estén al alcance de todos, un paso fundamental es que haya mucha producción de ese elemento y que los precios de ese producto sean razonables”, explicó.
Por su parte, Fernando Córdoba, de la Mesa de Productores de Leche de Santa Fe (Meprolsafé), indicó que “no nos oponemos a que más argentinos y sobre todo los de más bajos ingresos accedan a tomar más leche o comer más quesos sino que estamos en contra de la manera de que se llevan a cargo estos acuerdos”.
El productor y dirigente santafesino se quejó porque “dicen que podría pasar lo de la carne, cerrar exportaciones, pero hay otra manera de manejarse. Leche sobra para el mercado interno, el precio en estos últimos meses aumentó pero hay que recordar que el año pasado tuvo un atraso atroz, subió 7/8% en todo 2020 con una inflación de 40%”.