Con esta nota a Eduardo Lawler termina la pequeña saga dedicada a los Salieri de Ernesto Cruz, el agrónomo mexicano que estuvo una vez más por la Argentina dando consejos a los productores para incrementar sus rendimientos en maíz. Cruz es dueño de un récord envidiable, con 44 toneladas de maíz producido en un lote agrícola de China, país que lo contrató hace varios años para realizar ensayos e investigaciones a gran escala. Aquí sus recomendaciones despertaron tanto gestos de admiración y sorpresa como algunas reacciones.
Pero lo cierto es que el mexicano no despertó indiferencia. Y Bichos de Campo pudo ser testigo de eso en la localidad bonaerense de Suipacha, donde el experto brindó dos charlas de cuatro horas casa una, en donde concentró la atención de muchos productores. El primer día, en la sede de la Rural local, empezó a desplegar cerca de 2.000 filminas. Pero como se hizo de noche, al día siguiente completó su presentación en un campo cercano, perteneciente a la familia Lawler. Esta vez, rodeado nuevamente de docenas de productores, terminó hablando desde el fondo de una calicata.
Eduardo Lawler, ex presidente de la Rural de Suipacha, es otro de los Salieri de Cruz. Se trata de un grupo de productores argentinos de diversas latitudes (van desde Córdoba a Bahía Blanca) que ya invitó varias veces al récord mundial en maíz. Estos agrónomos aplican algunos de sus consejos en cada uno de los campos que manejan, pensando en ir cerrando la brecha entre el rendimiento promedio de la Argentina, que apenas supera las 7 toneladas por hectárea y las promesas de una productividad tres o cuatro veces mayor.
Mirá la entrevista con Eduardo Lawler:
-¿Hace mucho que los Lawler están en Argentina?- le preguntamos a Eduardo.
-Sí, vinieron por 1890 aproximadamente- respondió, dando por cierta la versión de que su familia comparte las mismas raíces que los Lalor, pero que éstos últimos sufrieron una adaptación de su apellido.
Más allá de la anécdota, los Lawler desde hace décadas que son importantes productores en la zona de Suipacha, donde cultivan maíz, trigo, soja y tienen producción ganadera en donde los campos no son tan aptos. “En busca de rentabilidad, estos campos que originariamente eran tamberos, se fueron volcando a agricultura”, rememora Eduardo.
El productor -que combina diferentes modalidades de trabajo, en campos propios, alquilados o como administradores- define esa zona aledaña a la ruta 5 como “compleja”. Y confirma: “Hay son suelos que hay que saber manejarlo, tienen complicaciones, ante excesos hídricos se complica y ante falta de agua también son muy complicados. Entonces se nos tienen que dar las condiciones muy buenas para poder sacarle un buen provecho”.
Los Lawler, como definición, son partidarios de incorporar toda la tecnología posible a sus planteos, en especial el riego complementario. Eduardo explica que “precisamente la tecnología es una aliada para poder manejar toda esta situación compleja y tratar de mantener una estabilidad y una búsqueda de rendimiento, para poder permanecer y y ser rentables”.
En esa búsqueda es que Eduardo llegó hasta Cruz, el mexicano que dice que hay que regar, sincronizar todos los detalles antes de la siembra de maíz, hacer análisis de suelos, aplicar agricultura inteligente, nutrir las plantas de maíz en vez de solo echarles fertilizantes, etcétera. Lawler compartió varios días con el mexicano y no dejaron de hablar de maíz en todo momento.
“Él es un referente de como producir con altísima tecnología, pero tiene la habilidad y la destreza de saber comunicarlo. Cuando nos habla, se baja al nivel nuestro para que lo podamos entender y poder empezar a seguir un poquito su línea, pero a su vez solucionar la problemática que tenemos”, elogió el suipachense al mexicano.
-Es raro, ¿no? Porque en general cuando uno tiene la llave del éxito (en este caso la llave de lso rindes) se la esconde, y es raro que quieran compartirla.
-Por eso esto es muy lindo. Cruz es muy abierto y, lo dice a cada instante, no puede creer que estemos estancados en la producción con la potencialidad que tienen los suelos argentinos.
-De todos tus intercambios con él, ¿qué es lo que te queda? ¿Qué es lo que hay que cambiar en Argentina para hacer más productivos los campos?
-En primer lugar tenemos desafíos agronómicos y por otro lado desafíos económicos y políticos. Lo económico-político lo estamos esperando, pero los cambios se hacen rogar y no llegan, no llegan. Entonces no nos queda otra que incrementar la producción a bajo costo para poder seguir siendo rentables y perdurar en el tiempo, hasta que se combinen las condiciones.
-¿Y hay cosas que no dependen de lo económico que uno puede cambiar para ser más productivo?
-Totalmente. Eso es un poco lo que dice Cruz: fíjate en tu campo qué hay mucho que corregir. Él dice que la cantidad viene de aplicar mucha calidad. Y sobre todo la calidad en los procesos, el proceso de la planificación, de la programación y de la ejecución de cada tarea. Fumigación, siembra, cosecha. Y dice que hay que observar mucho a la planta, que la planta se expresa y hay que tener la capacidad de interpretarla.
-Vos has sido dirigente, de la sociedad rural de Suipacha. ¿Qué tan limitante son realmente las retenciones, los altos fletes, el costo argentino? ¿Se puede convivir con eso y aún así apostar a mayor productividad?
-Ninguna duda que allanando el camino sería un disparador y la Argentina pegaría un salto exponencial en lo que es productividad, y con ello vendría el desarrollo de los pueblos del interior. Hay mucha tecnología que podría llegar si no hubiera retenciones. Pero a su vez sería mucho más rico el interior porque el gringo lo que hace es invertir y gastar lo que genera en el pueblo. Entonces, todo estos treinta, cuarenta, cincuenta años, lo que no nos permitió fue el desarrollo de la gente. Solamente crecíamos o no crecíamos, si el año era bueno o no era bueno. Pero no tenemos asfalto, no tenemos obra pública… Falta de todo, precisamente porque toda esta producción no la hemos sabido canalizar, ni nosotros ni quien nos representa.
Según Lawler, entonces, el agrónomo mexicano ha causado tanta discusión porque “viene a mostrarte que se puede ser mucho más productivo. Él dice desde lo agronómico poder pelearla para poder seguir subsistiendo. Y cuando desde lo agronómico tengamos las cosas bien pulidas y a su vez tengamos las condiciones apropiadas, Argentina sería imparable”.
Le señalamos el campo que tenía detrás, donde había habido maíz sembrado hasta hace poco tiempo.
-¿Cuánto más te podría dar?
-El doble, podríamos sacar el doble. Nosotros andábamos en camioneta F100 con motor gasolero, que se lo teníamos que poner en aquel momento, porque no venían camionetas gasoleras en el año 80 o 90. Y sacábamos 70 u 80 quintales de maíz. Hoy tenemos unas naves camionetas que tienen capacidad de andar a c180 kilómetros, pero seguimos sacando 70, 80 a lo sumo 90 quintales. Evidentemente algo evolucionó y nosotros estamos muy quedando en el tiempo.