Estos cuentos han sido escritos por el ingeniero agrónomo Eduardo Solari Adot y forman parte de “Marandová y otros relatos”. Eduardo nos autorizó a publicar algunos de estos cuentos y nosotros agredecidos, porque tienen un gran valor literario pero además son otro modo de introducirnos en la vida productiva de la Argentina. En este caso, en el cultivo del tabaco. Leamos:
Una empresa americana encomendó a un amigo mío la búsqueda de un ingeniero agrónomo. Los requisitos son: experiencia en el cultivo de tabaco y residencia en Buenos Aires. Debe acreditar además un decoroso manejo del inglés. De inmediato me percato de que es un traje a mi medida. Mientras De la Rúa se ve obligado a escapar de la Rosada en helicóptero, dejando lugar a la mayor crisis argentina de los últimos tiempos, recibo una oferta en dólares que se acaban de multiplicar por cuatro. Paradojas de la vida.
El tabaco era y es mi cultivo favorito. No solo porque terminó de hacerme agrónomo, sino porque quedó asociado a una época y un lugar maravillosos. Me regaló amigos, entre ellos más de un temible instructor; también algunos enemigos de cuidado, como el voraz Marandová de las solanáceas. Es uno de los regalitos del Nuevo Mundo a los conquistadores europeos, junto al maíz, la papa y el tomate. No ignoro que es una droga en extremo adictiva. De todos modos, estoy convencido de que para algo está en la Naturaleza. Ya volverá su hora. No hay que olvidar que la facilidad para manipular este vegetal hace de él uno de los favoritos de los biotecnólogos. De hecho, la posibilidad de introducir genes humanos en el tabaco lo han convertido en una herramienta con la que se pueden producir diversos fármacos. Me alegro por él, por el tabaco, que para algo ha venido al mundo.
En fin, en plena época de anatemización del vicio infame del cigarrillo, se me contrata para organizar parcelas de tabaco transgénico experimental. Una dupla demoníaca y la más políticamente incorrecta que se pueda imaginar. Resulta lógico que busque alguna justificación para apaciguar mi conciencia.
Como en esas películas en que los héroes envejecidos deben volver para poner las cosas en su lugar, busco integrar mi equipo volviendo al pasado. Viajo a Salta y contacto a Cacho, que supo llevar el cultivo a los Valles Calchaquíes antes de transformarnos, juntos, en tabacaleros independientes. Después encuentro a mis antiguos maestros, los obreros de Calvimonte al mando de Castillo quien, 22 años después de enseñar todo sobre el cultivo a un joven ingeniero, se ha convertido en pastor evangelista.
Tabaco transgénico. Mala yunta. Cacho arrienda lotes en Coronel Mollinedo y en Palma Sola, para cumplir con las exigencias de aislamiento de la Comisión Nacional de Biotecnología y con los reclamos que formulan las grandes tabacaleras. Son tiempos de adrenalina, disfrutando el desafío de las inspecciones oficiales y el protagonismo de estar en la mira y las conversaciones de los referentes de la actividad.
Para auditar el buen uso de sus fondos, los gringos mandan un ingeniero de origen polaco y apellido impronunciable. Nunca olvidaré ese atardecer en Mollinedo. Bill Makszimovicz no logra salir de su asombro en el tabacal, plantado en la tierra potente y esponjosa que hemos arrebatado al monte. Sentados sobre un tocón de quebracho escuchamos el concierto de la fauna acomodándose para pasar la noche. Tiempo de compartir unos mates y hacer planes que nunca se cumplirán. Es una buena despedida. Un honor haberte conocido, tabaco.
Mientras pienso en todas estas cosas apago mi cigarrillo y guardo la colilla para tirarla cuando encuentre dónde. Tengo que dejar de fumar. Está comprobado que hace mal a la salud.
Por Marandová
Tabaco: el cultivo mas apasionante que he conocido. mis inicios como ingeniero agronomo. miles de anecdotas , kilometros, aeropuertos, tardes interminables bajo el sol tropical. gran etapa, gran experiencia.