La producción porcina cierra el año con una sonrisa. Entre la suba de precios de la carne y del capón, la eliminación de las retenciones, y los bajos precios de los granos, el sector recuperó rentabilidad y salió del pozo en el que había caído en las primera mitad de 2024.
“La actividad pasó por cuatro meses muy duros, con pérdidas importantes que ahora comienzan a revertirse, aunque falta para recuperar el dinero perdido”, resumió Agustín Seijas, director ejecutivo de la Federación Porcina.
Cabe recordar que durante varios meses el precio del capón estuvo en torno a los 1.000 pesos luego de alcanzar los 1.300 pesos, cuando se produjo la devaluación en diciembre del año pasado.
Con la llegada de la primavera se recuperó el consumo estacional. La carne porcina cada vez se gana una lugar más grande en la dieta de los argentinos y a eso se agrega una incipiente mejora en el poder de compra del salario de algunos sectores sociales.
Todo eso colabora para que actualmente el precio del capón llegue a los 1.700 pesos por kilo vivo y la actividad termine el año con números positivos.
Más allá del cambio de escenario coyuntural, los productores de porcinos están pidiendo medidas estructurales que potencien a la actividad.
Saben que si bien por ahora el gobierno no dio señales claras sobre una reducción de las retenciones, el presidente Javier Milei prometió tomar esa medida, que las entidades gremiales las reclamarán con más fuerza el año que viene porque la situación de los agricultores no es nada buena en cuanto a márgenes.
Si eso sucede, la rentabilidad porcina se vería afectada porque aumentarían fuerte los costos de la alimentación que se basan en balanceados con maíz, pellet de soja y núcleos de vitaminas y minerales. Estos últimos insumos, como son importados, tienen un costo menor con el dólar a mil pesos.
“Como productores deben ser todavía más eficientes. Eso permite reducir costos. Quienes no estén alineados con esa tendencia sentirán esos cambios” dijo Seijas.
Por eso desde la Federación Porcina están reclamando medidas fiscales. En tal sentido volvieron a insistir con el diferencial de IVA. Cuando hacen inversiones deben pagar un IVA de 19%, pero cuando venden la carne la tasa de ese impuesto es de 10,5%.
“Esa diferencia no se recupera, no se cobra nunca”, dijo Seijas. El referente de la Federación Porcina indicó que si ese dinero quedara en poder de las empresas por el emparejamiento de la alícuota, el sector podría invertir en crecer al 10% anual.
Luego dijo que el sector requiere “crecer en inversiones, tener más cerdas productivas. Si se contara con ese dinero se podrían poner en producción 15.000 madres por año y una inyección en la economía de 90 millones de dólares al año”, ya que por cada madre esa inversión es de 6.000 dólares.