La cadena ovina espera por la renovación de la ley que le dio impulso a la actividad y pide que venga con una actualización de los fondos oficiales disponibles. Esa normativa surgió hace 20 años. En ese entonces determinó que se destinarían 20 millones de pesos a fomentar la producción de ovinos, que en el marco de la convertibilidad equivalían a 20 millones de dólares. Posteriormente el monto se elevó a 80 millones de pesos, pero con las sucesivas devaluaciones equivale hoy a 1 millón de dólares o menso de dólares.
Jorge Masi Elizalde, productor y miembro de Mesa Nacional Ovina, dijo que la proyectada renovación de la ley ya fue incluida en el Presupuesto nacional de 2021 presentado por el Poder Ejecutivo, pero ahora necesitan que los legisladores la voten y que además dispongan del incremento de los montos de ayuda a por lo menos 1.500 millones de pesos.
Escuchá la entrevista a Jorge Masi Elizalde:
El dirigente explicó algunos de los beneficios que produjo la Ley Ovina, que se puede contar como una de las pocas políticas de Estado que sobrevivieron a los diferentes gobiernos y que fueron impulsoras de una actividad productiva. “En la provincia de Buenos Aires, cuando nació la ley había 11.500 unidades productivas y pasamos el año pasado a 25.600”, afirmó.
Masi Elizalde dijo que parte del espacio que en estas décadas dejaron la ganadería o la lechería fue ocupado por la producción ovina y que “cada vez hay más gente queriendo entrar a la actividad”, La normativa en cuestión otorga fondos con tasa cero, dos años de gracias y 5 para cancelar la deuda, para quienes quieran incursionar en la producción de ovinos o ampliar sus majadas.
Ese mecanismo además permitió que productores patagónicos afectados por eventos climáticos, como la explosión de los volcanes años atrás o las nevadas en esta temporada, pudieran recomponer sus majadas. Pero también atrajo a muchos que se interesaron por meterse en la actividad.,
“Mientras otras actividades redujeron su cantidad de establecimientos, el ovino creció y pasamos de 1,5 a 2,1 millones de cabezas registradas. Lo que estamos intentando es que el productor registre sus majadas” dijo Masi Elizalde. Es que se estima que una gran parte de los animales que incorporaron los productores no está correctamente registrado todavía.
Para que eso suceda, el productor considera que es necesario apuntalar además al sector industrial (los frigoríficos) y a la comercialización, lo que colaborará en la formalización primero de la comercialización de carne ovina y luego de los rodeos que la proveen.
“La actualización de fondos es para que la actividad pegue el salto cualitativo necesario. El productor compra las ovejas, las registra pero luego no registra los corderos porque la faena de ovinos está restringida por la falta de frigoríficos”, explicó el productor. Por eso, buena parte de la producción de corderos se comercializa a nivel local.
Masi Elizalde insistió en que el próximo paso debería ser consolidar la industria de faena. Explicó que ahora hay proyectos para agrandar salas de faena y cámaras de frío, pero para eso hace falta de dinero y financiación.
Finalmente, el dirigente de la Mesa Ovina Nacional indicó que la formalización de la cadena permitirá saber cuánta carne ovina se consume. A su criterio es mucho más que la comunicada por los entes oficiales. “Hoy registrado estamos en 1,3 kilos (anuales por habitante) de consumo interno pero estaremos cerca de los 3 kilos per cápita”, afirmó.