Los ataques de grupos de perros asilvestrados (o simplemente descuidados por sus dueños) a distintos establecimientos ganaderos se ha vuelto una constante en todo el país, con picos en la Patagonia y particularmente en la isla de Tierra del Fuego. La matanza de un gran número de ganado menor bajo las fauces de los canes descontrolados no solo provoca fuertes pérdidas económicas a los productores sino básicamente un fuerte desasosiego, que a veces es difícil de remontar. Tanto trabajo perdido en una noche es una postal a veces irremontable, que colabora al paulatino despoblamiento de las zonas rurales.
El INTA, nuevamente el INTA, fue el primero en reaccionar a esta problemática hace ya más de una década. Desde su Estación Experimental Bariloche, y mientras otros proponían soluciones cruentas como la matanza de las jaurías que asolan los campos, el instituto puso en marcha una estrategia diferente, que consiste en la preparación de perros adiestrados para cuidar los rebaños del ataque de otros perros.
La cría de estos Perros Protectores de Ganado (PPG) ha sido una obsesión del técnico agropecuario José María Garramuño, quien vive y trabaja en un campo anexo que aquel INTA tiene en la localidad rionegrina de Pilcaniyeu y que contó esa experiencia en el programa Nuestra Tierra, por Radio Perfil.

“Yo trabajo en INTA hace muchos años, 37 años, y estoy a cargo del campo experimental de Pilcaniyeu, que es a 100 kilómetros de la ciudad de Bariloche, en la meseta Río Negro. Entre otras cosas, en ese campo criamos perros protectores”, se presenta José María. En 2013 ese lugar incorporó perros protectores como parte del manejo ganadero aplicado en el establecimiento. Desde 2014, gracias al financiamiento de la Ley Ovina-Río Negro, se constituyó un criadero para insertar esta práctica en el ámbito regional, primero, y nacional después. Esa ley ahora fue derogada por el actual gobierno.
El técnico recordó que cuando ellos iniciaron esa tarea “no se conocía esta actividad”. Mucho antes de ponerse a criar los perros, en los años 90, una bióloga de INTA que se llama Julieta Von Thungen y que ya está jubilada, trajo los primeros perros guardianes, para realizar ensayos. “Vinieron de Estados Unidos, y nosotros a partir de la erupción en 2011 del volcán (el complejo volcánico Puyehue, ubicado en Chile a una distancia de 100 kilómetros de Bariloche), empezamos con un criadero, porque la depredación fue muy importante”.
En aquel momento, por cierto, el abandono de muchas propiedades rurales que se dedicaban a las ovejas fue muy importante. Y provocó que en esos campos proliferaran depredadores como los pumas, los zorros y también las jaurías de perros asilvestrados.
Los técnicos del INTA que iniciaron esta línea de trabajo con PPG no solo importaron los primeros ejemplares desde el Hemisferio Norte sino que realizaron diversas giras de capacitación a Uruguay o Brasil, pero sobre todo a Chile, ya que en la zona de Torres del Paine, en el extremo sur, existe un criador que fue pionero en toda Latinoamérica, que se llama José Antonio Kusanovic. Garramuño lo frecuentó tanto que terminó siendo amigo.
“Desde entonces nos dedicamos en INTA a esto, porque era una herramienta más para dar respuesta a un problema que no es sencillo”, dice el experto.

-¿Cuál es el problema que están enfrentando como INTA con estos perros?
-Nosotros enfrentamos varios problemas. Desde Tierra del Fuego en el sur, pero también en el norte. Con productores privados empezamos a criar perros donde había que controlar una tragedia realmente, los perros asilvestrados en Tierra del Fuego. Son perros que viven en el bosque, que se multiplican y que matan todo. Cuando digo matan todo es que matan ovejas, vacuno, fauna. Todo lo que agarran lo depredan. Es una situación muy crítica, porque se están vaciando los campos, se están quedando sin ovinos
En rigor, el stock ovino en la isla se ha reducido dramáticamente desde cerca de 1,5 millones de cabezas hace veinte años a menos de la mitad en la actualidad. Y los productores, que han venido tratando de repoblar sus estancias con bovinos, consideran que la principal responsabilidad de esa caída es de los perros salvajes. Buena parte de ellos sale de Río Grande, donde familias de trabajadores de las empresas electrónicas -al regresar a sus pagos de origen- deja un gran número de perros abandonados.
Pero el tema de los depredadores se ha extendido a casi toda la geografía nacional. “Nosotros hemos trabajado con esos perros hasta Abra Pampa, para proteger a las llamas y las alpacas”, contó José María.
Luego explicó: “Básicamente estos perros tienen la capacidad de proteger a la especie con que uno los impronte. Nosotros hemos preparado perros para ovinos, caprinos, ciervos y vacunos”.
-¿Cómo se prepara al perro?- preguntamos.
-La impronta del perro, para contártela rápidamente, es que ellos nacen con la especie que van a proteger. Están con la especie, con la madre y sus hermanos cachorros, 45 días. Después se los desteta y se los deja 45 días más con la especie, pero solitos quedan. Ellos ahí toman a la especie que están protegiendo como familia, y a partir de ahí, de por vida, ellos quedan cuidando esa especie.

“Básicamente, para que quede claro, ellos protegen a la especie que se han criado y tienen inconvenientes con cualquier otra especie, ya sea humano o lo que sea. Esta es una herramienta dentro del pool de cosas que hay para hacer, que no son muchas porque básicamente en estas zonas de Patagonia hay zonas muy extensivas. Acá un campo tiene de 5.000 hectáreas para arriba. La mayoría de los campos son así y eso lo hace complejo al tema”, acotó el técnico.
En los campos patagónicos, entonces, “donde las ovejas vayan, este perro va a ir, no tiene un límite de territorio. Eso sí, al territorio lo marcan. El perro recorre permanentemente y marca un territorio donde los depredadores dudan en entrar, y eso hace que que las confrontaciones con los animales sean pocas”.
-¿Y ha sido exitosa después de tantos años esta estrategia? ¿Da resultado?
-Sí, nosotros tenemos resultados positivos. Obviamente, como todas las cosas, depende de como preparamos a los perros. El INTA acompaña al productor, que posiblemente esté a miles de kilómetros de distancia, por teléfono o de cualquier otra manera. Y ha dado resultado teniendo en cuenta otras prácticas que se han hecho. Uno tiene muchos años en esto, y antiguamente se cazaba mucho, se envenenaba… Y todo eso trajo problemas, porque cuando un productor ponía veneno, como no eran venenos específicos para caninos, se mataba todo, era un caos.

Garramuño insistió: “El perro anda, sin duda que anda. Funciona, pero requiere que sea criado y y preparado para eso desde el origen de su vida. Y tenés que mantener distancia, porque no es el perro de la familia, para nada, es el perro de la majada.
-¿De qué raza son estos perros protectores? ¿O o crían distintas razas y son todas útiles para hacer de custodios?
-Hay varias razas puras, no como cruzamiento. Andan bien, pero nosotros tenemos el Maremano,, que es un perro que viene de Italia, y también tenemos el Montaña de los Pirineos. Son perros que tienen un tamaño grande, y que fueron criados para batallar con lobos y osos, que acá no hay.

En el criadero, el INTA Bariloche se dedica a la multiplicación de perros preparados, que pone luego a disposición de una creciente red de criaderos privados, que ha venido creciendo a paso firma, a la par de los problemas en el campo. “Nosotros no hacemos muchos perros por año, sino entre quince y veinte perros”, describió José María desde Pincaniyeu, donde empezó todo.





