Andrés Vavrik, un joven productor ganadero que también se desempeña como presidente de la Cámara de Comercio, Industria, Agricultura y Ganadería de General Alvear, en el sur de Mendoza. pregunta sobre el final de esta nota: ¿Queremos saber si entienden lo que intentamos explicar? Nosotros lo entendemos, pero frente a las autoridades la verdad es que Andrés parece gritar al viento.
¿Qué intenta explicar? Que serán ellos, los criadores de bovinos en zonas marginales, los que saldrán más perjudicados del cierre de las exportaciones de carne, que cientos de kilómetros más allá decide el presidente Alberto Fernández, al parecer sin medir este tipo de consecuencias.
Hasta que irrumpió la pandemia, en General Alvear se hacía todos los años la fiesta de la ganadería en zonas áridas. ¿Por qué? Porque eso son, una zona árida. Salvo en los valles irrigados donde crecen los frutales y las vides, Mendoza es casi un desierto donde muy poco se puede producir, pues llueven apenas entre 200 y 300 milímetros al año.
Aquí llega la explicación de Vavrik. Apunta con justeza que la primera gran víctima del cierre de las exportaciones de carne no serán los grandes oligarcas que fustigan los militantes oficialistas sino ellos, los productores que se animan a meter algunas vacas en esos territorios donde el pasto es tan escaso que una vaca requiere de 15 a 17 hectáreas para mantenerse y tener cría.
Mirá la entrevista con Andrés Vavrik:
“En el negocio de la cría la reposición es un factor clave”, nos explicó Andrés. Se refiere que todos los años, luego de las pariciones, los ganaderos reúnen sus vacas para separar las que ya no están en condiciones -por su edad- de seguir la carrera productiva. Usualmente se separa 20 a 30% del rodeo, las vacas viejas, que se manda a los frigoríficos que comenzaron a demandarla fuerte desde que en 2018 China irrumpió en el mercado de la carne, presionando fuerte sobre esta categoría ganadera.
“La mejora en esa ecuación de la reposición nos cambió la historia. China entró al mercado levantando el precio al comprar la vaca de descarte para nosotros”, nos dijo Andrés, al contar que desde allí el valor de esa vaca comenzó a generar estímulos -por vía de precio- para los productores ganaderos de esa sufrida zona y muchas otras regiones áridas del país.
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Antes, en tiempos de bajos precios, a veces ni siquiera era negocio ir a buscar las vacas viejas y se dejaban morir en el campo. “Acá es difícil producir, los caminos son malos y se nos dificulta sacar las vacas. De repente con esta demanda de China encontramos un negocio, un incentivo”, confirmó Andrés.
“Muchos empezamos a mejorar esa vaca de descarte y sentimos que en zonas tan marginales como la nuestra de Mendoza se abrió una alternativa comercial interesante. Ahora, el cierre de las exportaciones nos pega de lleno. Tenemos miedo y por eso seguiremos reclamando, queremos que nos escuchen. Se está transmitiendo un mensaje muy erróneo” respecto de quien pierde con el cierre de las exportaciones.
¿Oligarcas? En absoluto. Mirá el especial que Bichos de Campo realizó sobre la ganadería en zonas áridas en el sur de Mendoza.