A Vilma (docente) y a Néstor (comerciante) siempre les gustó la vida de campo pero lo veían como algo lejano, como un sueño, mientras seguían con su familia y sus actividades en Chovet, un pueblo cerca de Venado Tuerto. Pero en 2001 fueron víctimas del corralito (¡como tantos!) y esa circunstancia los empujó a tomar la decisión de una vez por todas: armar la propia chacra para concretar el deseo de vivir en el medio rural.
“Cuando llegamos a este lugar, Colonia El Potrero, en Gualeguaychú, nos encantó”, recuerdan. “La zona estaba muy golpeada por la crisis de ese momento. Pudimos comprar una propiedad y comenzamos a armar nuestro lugar para cuando nos retiráramos de nuestras actividades”.
Así estuvieron varios años yendo y viniendo, hasta que lograron acomodar la chacra de 67 hectáreas adquirida y que se había construido en la década del 50, junto con la Colonia. Hoy, tienen vacas de cría, quinta, gallinas, conejos y patos. Y hasta una lechera que ordeñan a diario y cuya leche utilizan, entre otras cosas, para preparar los platos para cuando reciben turismo, la otra pata económica del emprendimiento.
“Cuando en 2012 nos enteramos de que se podía volver a hacer vinos en toda la Argentina para comercializar, y que Entre Ríos había sido la provincia más importante en producir uvas y vinos hasta 1934, tomamos la decisión de incorporar un viñedo”, dice Néstor.
“Con el asesoramiento del ingeniero Andrés Passadore, plantamos 1,5 ha de parras con 3 variedades bien francesas: Viognier, Sauvignon Blanc y Cabernet Franc. Es que pasear por Entre Ríos es como andar en Francia para hacer vinos y Gualeguaychú tiene el terroir muy similar al de Burdeos”.
Así nació Altos del Gualeguaychú.
“Los inicios fueron todo un desafío, pero paso a paso vamos creciendo: Ya realizamos cuatro vendimias y estamos con la quinta”, se entusiasma Vilma. “Hace 2 años agregamos plantas de Tannat a nuestro viñedo y el año pasado incorporamos un restobar para degustar nuestros vinos, acompañados de bruschettas con escabeches de conejos, verduras y huevos, todo con nuestros propios productos”.
Altos del Gualeguaychú acaba de inaugurar su propia bodega habilitada por el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV) para la elaboración de sus vinos y este año planean llegar a 5.000 botellas, que comercializarán en la zona, en Buenos Aires y en Rosario. “Estamos muy contentos con lo que estamos haciendo ya que recuperamos una actividad importante en la provincia, con un potencial productivo muy bueno”, aseguran.
“Nuestros visitantes se van muy satisfechos después de pasar por nuestro restó y visitar nuestro lugar. Eso alimenta el alma y por supuesto da fuerzas para seguir avanzando”, destaca Néstor.
“Además, tal como pensábamos, nos encanta la vida de campo y tenemos el total apoyo de nuestros hijos, que están mirando con mucha atención lo que estamos haciendo. Quizás en un futuro no muy lejano alguno siga nuestros pasos y vuelva al campo”, añade.
Los Ianni son un ejemplo de trabajo y demuestran que también se puede producir con diversidad. Imperdible!!
MUY BIEN… FELICITACIONES… ¿PORQUÉ NO HACER VINO EN BOTELLAS RETORNABLES? … POR EXCESO DE PRODUCCIÓN EL VINO DEBERÍA SER MÁS BARATO… ¿QUÉ PASA? …
Sería bueno un remate de la nota.Con números aunque sea aproximados de lo q está familia necesitó , para los viñedos, preparación de la tierra ,plantas, riego etc.Mucha gente lo lee y se ilusiona.