Los hermanos Leandro y Darío Saucedo son productores de zanahorias en la zona de Santa Rosa de Calchines, en la llamada “costa” santafesina, dentro del departamento Garay. Allí existen unas 1.300 hectáreas para la producción hortícola, donde el cultivo estrella es la zanahoria. Tanto que Santa Fe es gracias a esta zona la tercera región productora, detrás de Mendoza y Santiago del Estero.
Los Saucedo, con 45 hectáreas en producción (solo 14 son propias), son considerados productores medianos. Como muchos en la zona, se han tecnificado en épocas de bonanza, y para producir la zanahoria cuentan con máquinas sembradoras y cosechadoras. La calidad de la zanahoria santafesina es reconocida en todo el país. Se debe a las condiciones climáticas y edáficas, pero también a productores que saben producir e invierten bastante para hacerlo.
Los hermanos Saucedo son un buen ejemplo de este tipo de productor, que como en muchas otras actividades hortícolas actualmente está apenas “sobreviviendo” porque desde hace tres años venden su cosecha de zanahoria al mismo precio -entre 7,5 y 8 pesos el kilo- mientras que sus costos de producción se han disparado al ritmo del dólar. Huelga recordar que solo desde el año pasado la divisa estadounidense aumentó más de 100%.
“Vendemos en pesos lo que producimos en dólares”, señalan Los Saucedo. “El salto en dólares ha sido muy agresivo, y por eso lo que pedimos es estabilidad y baja de presión impositiva”, destacaron.
Aquí la entrevista completa con Leandro y Darío Saucedo:
Los costos de producción de una hectárea de zanahoria promedian actualmente los 6.000 dólares la hectárea, para todo el ciclo productivo. La cifra incluye todos los costos, desde la energía para riego, la semilla que se siembra en febrero, y todos los cuidados con insumos a lo largo del año, ya sea con fertilizantes, insecticidas y fungicidas.
“Todo menos el combustible y la electricidad, se paga en dólares, aunque también esos precios en pesos están atados al dólar”, explican los productores santafesinos a Bichos de Campo.
Como dijimos, a la hora de vender, el valor de la zanahoria (que básicamente se destina al mercado doméstico y se exporta muy poco), está estancado en los 8 pesos el kilo en los últimos años, en los que además se estancó el consumo debido a la crisis económica.
En la verdulería, en cambio, las zanahorias se vendían en las últimas semanas a entre 28 y 30 pesos. El desfasaje, según los Saucedo, ocurre del mayorista al particular. “Nunca se sabe de dónde sale tal diferencia”, afirman.
“A nosotros si nos bajaran un poco todo lo que es impositivo, y si el dólar tuviera estable… Pero lo que pasa es que te va variando. Nosotros empezamos a sembrar en febrero con un dólar, y cuando vamos a cosechar ahora se nos armó un desfasaje feroz , y todo el mismo año”, nos cuenta Leandro.
Para sobrevivir, como no pueden trasladar el aumento de sus costos a los precios de venta, este tipo de productores lo que suele hacer es tratar de achicar costos de producción, lo que suele ser equivalente a invertir menos en tecnología. Darío relata a modo de ejemplo que muchos en la zona están dejando de implantar semillas híbridas de zanahorias, mucho más rendidoras, por las tradicionales variedades OP. “Se bajan los costos, pero también se está volviendo al pasado”, razona.
Otro ajuste para hacer a los planteos hortícolas en esta zona productiva de la costa santafesina debería ser el de la rotación de cultivos, para cuidar los suelos, algo que se respeta poco, pero porque no siempre se puede. En este caso, según el relato sencillo de los Saucedo, la principal razón es la falta de mano de obra disponible, ya que otros especies que podrían intercalarse no están mecanizados como la zanahoria.
“Hay poca mano de obra, nosotros cada vez vemos menos. Por eso nosotros estamos comenzando a pensar en hacer otro tipo de producción, como la hidroponia. Pero volvemos a lo mismo: lo vemos con cariño pero no tenemos crédito para encararlo”, cuentan.
Los hermanos Saucedo producen en Santa Rosa de Calchines desde siempre: esa misma tarea la comenzó su abuelo inmigrante. Ellos se emocionan un poco cuando Bichos de Campo les preguntó sobre el final de la nota qué destino esperaban para sus hijos.
“Más que nada un país estable”, resume Leandro.