Si por casualidad usted se encuentra interesado en invertir en una planta frigorífica, desde Bichos de Campo le recomendamos que, además de ir a su inmobiliaria de confianza, navegue los tradicionales market place de internet. Ya sea el de Marcos Galperin –Mercado Libre- como los también populares Zonaprop o Agrofy, distintas páginas web contienen publicaciones que pueden ser de su interés.
Ahora bien, ¿es esto común? De entrada hay que aclarar que no es sencillo determinar hace cuánto tiempo que este fenómeno ocurre, ya que eso supondría regresar hasta los inicios en que estas plataformas comenzaron a ofrecer la sección de inmuebles, pero sí se puede inferir que no es nuevo ya que varias publicaciones acusan tener más de un año. Lo que también puede afirmarse es que se trata de algo por lo menos curioso, que lejos está de ser un caso aislado.
Corriéndonos de la pregunta por el canal de venta de estas instalaciones, ¿qué es lo que motiva a que cada vez más plantas frigoríficas figuren en venta? Para esclarecer ese escenario, Bichos de Campo consultó a distintos especialistas y entendidos de la cadena cárnica.
“En general los mataderos y frigoríficos de consumo están viendo que el negocio así como está no va más. No tiene rentabilidad y hay muchísima ociosidad en la industria del consumo. Las plantas tienen un punto de equilibrio. Están hechas para faenar una determinada cantidad de animales y, en Argentina, están todas por debajo de esa cantidad”, señaló Ignacio Iriarte, analista especializado en mercado de carnes, a este medio.
¿Y qué determina esa ociosidad? Para Iriarte múltiples factores. “Mayor control y presión fiscal; caída dramática de los subproductos desde hace por lo menos seis años, que es desde donde cobran los frigoríficos de consumo el servicio de faena, y un aumento igual o por arriba de la inflación de los costos salariales y sobre todo de la energía”, detalló.
Esto fue secundado por Eduardo Malis, veterinario con carrera en Senasa, en la ex Junta Nacional de Carnes y en la ex ONCCA, quién afirmó: “En general hay mayor oferta de faena como servicio, que demanda. Eso significa que a las plantas les está costando llegar al mínimo rentable que les permita mantener escala. Hay faena ociosa”.
En ese sentido, para Iriarte, lo que no funciona es el esquema tradicional del servicio de faena a terceros, en que el matarife compra novillos, los traslada a un frigorífico y luego se lleva las medias reses a las cuales distribuye en distintas carnicerías.
“Ya no es rentable como lo supo ser. Todos los márgenes se han achicado enormemente y hay menos volumen porque se consume menos carne. Incluso los subproductos que quedaban en poder del frigorífico solían valer mucho más. Había un excedente que se distribuía entre el dueño del frigorífico y los usuarios. El cuero, por ejemplo, ha perdido el 70% de su valor y era una pieza maestra en los mataderos de consumo”, aseguró el analista.
Por tal motivo, Bichos de Campo decidió hablar con Leonardo Rafael, titular de la Cámara de Matarifes y Abastecedores (CAMyA).
“Al estar la faena concentrada en menos plantas, muchos frigoríficos han quedado en desuso hoy. El trabajo se ha ido achicando. A la mayoría de plantas que van quedando les falta adecuación, inversión y hoy estás en un país que no tiene líneas de crédito”, identificó Rafael.
-¿La falta de ayuda económica para modernizar las plantas sería para vos una explicación a la puesta en venta de estos frigoríficos?– le preguntamos al matarife.
-Totalmente. De hecho hay muchos grupos de matarifes que están apostando a comprar plantas pero ellas tienen que estar preparadas para poder hacer una faena normal. El tema es que el sector está muy atomizado y es difícil entrar a alguna planta si no sos de la parte industrial. La informalidad en el último sector, en lo que es comercio urbano y carnicerías, hace que no pueda avanzar la modernización sobre la actividad y eso no genera nuevos desafíos para invertir en las plantas. Es un poco lo que está pasando ahora con el tema del troceo, que viene atado a eso. Hay tanta dificultad en poder modernizar las carnicerías y las plantas frigoríficas, que llega un momento en que ellas no están preparadas.
A continuación agregó: “Hace muchos años que falta una guía para saber hacia dónde vamos, una proyección a diez o quince años. Pero bueno, estamos en Argentina”.
-¿Quién creés que puede llegar a tener interés en comprar alguna de estas instalaciones?- le preguntamos finalmente a Iriarte.
-No sé quién puede tener interés en comprarlo. Si el frigorífico tiene un poco más de tamaño e inversiones, no está lejos de convertirse -con inversiones adicionales- en un frigorífico exportador. En ese caso hacés una inversión que generalmente está en el orden de entre un millón y tres millones de dólares, pedís la habilitación de Senasa y ellos te habilitan a exportar. En general los estándares de Argentina son relativamente altos, por lo que vos con inversiones no muy importantes empezás a exportar a lo que se conoce como terceros países, que tienen menos exigencias. Así convertís a un frigorífico de consumo sin mucho futuro en una planta exportadora. Pero te diría que todo eso ahora está medio parado. No veo que sea algo fácil de vender.
Hicieron dinero en otra época y no reincidieron en nuevas tecnologías y mantenimiento. Ahora a correr la coneja si ganancias y con el rigor del mercado libre y el estado actualizado con tecnología satelital, internet y la administración digital.